No llores por mi

SUELTA MI MANO

 

Una terrible enfermedad acabó con la vida de Ciara Lácreles de 23 años. Mucho antes de que la muerte la buscara, tenía planes de casarse con su novio Brian Cortés de 25 años. Llevaban 3 años de noviazgo y tenían planes de casarse el día de san Valentín en la Playa del Escambrón en el estado de San Juan, Puerto Rico. No habrá entierro ni funerales emotivos y costosos porque ambas familias eran de escasos recursos. El cuerpo será cremado y sus cenizas serán dispersadas en la playa donde celebrarían su boda. La cremación será libre de costo porque el crematorio le pertenece a la Sra. Kenia Santiago quien es tía materna de Ciara. Antes de iniciar la incineración, Brian le pidió a la familia unos minutos a solas con quien dentro de un mes hubiese sido su esposa. El cadáver de Ciara yacía encima de una plataforma de cristal en forma de ataúd. El incinerador estaba localizado en la parte de abajo. Usualmente, las cremaciones no se hacen en plataformas de cristal, pero "Crematorio Santiago", utilizaba su sistema patentizado de cremaciones cual se activaba por voz y era veloz. Según Kenia, este sistema le ahorraba cientos de dólares en materia prima. Ella le avisó que en tres minutos comenzaría el proceso de incineración. Brian, ahogado en llanto, acariciaba el rostro de Ciara susurrando que necesitaba escuchar su voz.

"Yo también la extraño." Dijo Kenia colocando su mano sobre el hombro de Brian. "Era mi sobrina más pequeña."

Brian continuaba llorando, agarrando la mano de quien en vida fuese su prometida. Rogaba y rogaba escuchar su "dulce voz" por última vez. Kenia suspiró, abrió una gaveta localizada detrás de ella, sacó un mazo de cartas y lo guardó en su bolsillo. Se acercó a Brian arrodillándose al lado de él, colocó su mano en su hombro y le dijo que ella podía ayudarle. Brian se puso de pie y dio unos pasos hacia atrás advirtiéndole que no jugara con su dolor. Kenia le preguntó a Brian si él la creía capaz de joder con algo tan serio como la memoria de su sobrina. Él le advirtió que el conocía sobre las "prácticas oscuras" que ella hacía en el sótano del crematorio. Kenia, como si fuera una abogada, se volvió a defender alegando que no eran "practicas oscuras" si no "realidades muy poderosas". Brian le advirtió que Ciara le había contado sobre sus brujerías.

"¡Bruja! ¡Bruja! ¡Aléjate de ella!"

"Bruja, no soy. Yo soy una MÉDIUM."

"¿médium? ¡BRUJA!" – volvió a exclamar Brian mientras procedía a remover el cadáver de Ciara de la plataforma. Kenia lo detuvo y le explicó que ella no era una bruja si no una persona dotada con las facultades mentales que le permiten comunicarse con los espíritus del más allá.

"Una bruja y un Medium son dos cosas separadas. Una y dos. Dos cosas separadas. Uno y dos." - Alegó Kenia. "Vamos a ser lo más claro posible y suspender los sobrenombres, ¿ok?"

"¿Me estás hablando en serio?" preguntó Brian mientras intentaba que Kenia lo soltara.

"¡Te estoy hablando en serio!" –exclamó. Le dijo que podía conectarlo con ella sin embargo también le advirtió sobre las consecuencias de llamar a los espíritus. la única forma de lograr que Ciara se manifieste ante él es sacrificando uno de sus cinco sentidos. Brian no le creyó, le volvió a decir que era una bruja e intentó llevarse a su prometida. Kenia lo volvió a detener y trató de explicarle que ella, a diferencia de una médium regular, es una médium de clase ULTRA. Los médiums de clase ultra no se utilizan ellos mismos como canal de transmisión, si no que utilizan a los ángeles de la muerte como vehículo para que el espíritu pueda manifestarse. Estos "Ángeles de la muerte" exigen que el peticionario sacrifique uno de sus cinco sentidos a cambio de transportar el espíritu. Kenia le aseguró que ella sabía lo que hacía porque lleva practicando el arte del 'médium" desde hace 20 años. Si el decide creer ella iniciará la ceremonia, si no ella iniciará el proceso de cremación. Brian respiró profundo y le dijo que está dispuesto a creer. De sus cinco sentidos sacrificaría su visión. Para el, no valía la pena ver la vida sin su amor. la Sra. Kenia sacó una carta de su mazo que tenía una ilustración de dos ángeles agarrados de la mano. Levantó la carta hacia el cielo y declaró el hechizo:

"Que sus voces se escuchen a través de la eternidad. ¡AHORA!"

La habitación tembló, las luces se volvieron intermitentes, y desde la carta salió una poderosa luz blanca. El temblor cedió, el silencio cundió, y la carta dejó de brillar. Entonces el silencio fue roto por una dulce voz que susurraba el nombre de Brian.




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