—Aaaw, que buena noche tuve —bostezé abriendo los ojos mientras escuchaba mi alarma de las 3 p.m.
No quisiera ir al trabajo, pero no puedo quejarme tampoco, además seria como ser un malagradecido con Linus cuando él lo único que ha hecho es preocuparse por mí, no le puedo fallar, no a él.
Me voltee y vi como Vanessa seguía durmiendo, su cara alumbrada por la luna la hacía ver angelical, como una ninfa en la noche, su belleza me deslumbraba, pero que rayos me anda pasando, desde cuando las hormonas se me habían alterado por una chica y dudo mucho que todo sea por la situación con el monstruo ese. De todas maneras, no podía seguir quedándome tieso mientras la veía dormir, sería raro, y no soportaría que se despertará y lo primero que viera fuera como la observaba dormir. Me levanté del colchón y procedí a bañarme con el agua más fría que las mentiras de mi ex.
—¡Que fría estaba! —exclamé saliendo del baño, cuando en eso vi como una sombra pasaba del cuarto a la sala—. Tranquilo Thiago, no pienses en algo malo, tal vez solo hayas visto mal —Me dije intentando controlar mis nervios.
Me asomé lentamente, por si al caso llevaba un sartén que había agarrado de la cocina. Fui acercándome más y más, mis nervios hacían que mi cuerpo temblara como un tempano de hielo. Empezé a ver toda la sala, viendo que no había nada me acerque al centro, pero nada, o eso pensaba.
—Fiuuu —Sentí como un soplido hacia acto de presencia en mi cuello.
En ese momento sentí como mi cuerpo se tensó, un escalofrió lo recorrió y por un instante mi mente se nubló, me volteé lentamente, esperando lo peor.
—¿Vanessa? —pregunté viéndola adormitada.
—¡Thiago! —Me sonrió y se abalanzó sobre mí, sacándome de lugar.
—¿Qué haces? ¿Por qué actúas así de repente? —pregunté confundido por la actitud tan amorosa de ella.
—Porque te amo, y sé que tu sientes lo mismo que yo —dijo dejándose un hombro descubierto.
—Pe… ro, ¿qué haces? Tu no harías esto Vanessa —La zarandee a ver si reaccionaba, pero solo lo empeoraba.
—Thiago, yo te quiero solo para ti, ¿qué acaso tu no me quieres? —Empezó a llorar, sintiéndome culpable por ello.
—No llores, simplemente que no entiendo tu actitud tan distinta a la de ayer —comenté haciendo que parara de llorar.
—Entonces, ¿me dejarías que te dé un beso? —preguntó sonrojándose y poniéndose encima de mí.
—¿Solo uno? —pregunté inseguro.
—Solo uno y pequeño —respondió tímida.
—De… acuerdo —dije cerrando mis ojos.
No sabía que pasaba, aún seguía dudando del cambio tan drástico de Vanessa, tal vez fuera porque seguía adormitada, solo tal vez, así que supuse que no era otra persona, simplemente era ella en otra faceta.
—Espera Vanessa, ¿me podrías decir antes como esta tu hermano? Ya que no pudimos hablar ayer acerca de el —pregunté aun con los ojos cerrados.
—¿No crees que es algo inoportuno eso, cuando vamos a darnos nuestro primer beso? —preguntó algo molesta a juzgar por su tono.
—¿Te puedo pedir una cosa antes? —pregunté abriendo los ojos viendo sus ojos azules.
—¿Qué quieres? A este paso se me quitaran las ganas —respondió haciendo un puchero.
—¿Podríamos levantarnos? Es que desde hace rato estoy conteniendo el aire y no creo aguantar más —dije rascándome la cabeza.
—¡Lo siento tanto! —dijo levantándose apenada.
Ya parados ambos, solo faltaba el gran momento, no podía creerlo, mi primer beso seria con Vanessa, la chica que apenas conocía hace unas dos semanas, me iba a dar un beso.
—Vanessa, cierra los ojos, lo correcto es que yo sea quien tome el mando aquí —dije acariciando su mejilla.
—Que dominante y posesivo, así me gusta —confesó cerrando los ojos, levantando su mirada hacia mí.
—Que hermosa eres Vanessa —Agarré su mentón, levantándolo hacia mi—. Lástima que no seas la original —La aleje de mí, mirando como me veía confundido—. Ahora Vanessa —dije agachándome.
Atrás de mi Vanessa echo sal que tenía en la mano, demostrando la verdadera forma de aquel ser, ser que decidí llamar Voltruit. Aquel ente había entrado de alguna manera y había tomado la apariencia de Vanessa, jugando con mis sentimientos y con la realidad misma.
—¡NOOOOO! ¡QUE HICISTE! ¡QUEMA, ARDE! ¡DUELE MUCHO! ¡PAGARAN CARO POR LO QUE ME HICIERON!¡AAAAH! —Soltó varios gritos de dolor mientras se movía frenéticamente por toda la sala.
Para proteger a Vanessa la envolví en mis brazos, ambos nos sentamos en el suelo y esperé a que todo esto terminara, aquel ente se había vuelto loco como el demonio de Tasmania, corría, gritaba, se desgarraba en cada lamento de dolor que aturdía los oídos, hasta que escapó por la ventana de la sala.
—¿Ya se fue? —preguntó Vanessa temblando entre mis brazos.
—Ya, ya se fue, todo paso, gracias por tu ayuda —dije tranquilizándola, intentando levantarme del suelo cuando Vanessa me jaló de la manga.
—Por favor, quedémonos así un rato —dijo aun temblando.
—Está bien, me quedare contigo —dije acariciándole la cabeza mientras la abrazaba.
—Thiago, ¿cómo te diste cuenta que no era yo esa cosa? —preguntó Vanessa acurrucada.
—Desde el principio dudé con la actitud, aunque todavía pensaba que podías ser tu estando adormitada, sin embargo, luego estando en el suelo pude verte con tu cara de preocupación, así que en ese momento sentí nervios y miedo al pensar que aquel monstruo estaba encima mío, y peor fue cuando me pidió aquel beso, pero en ese momento pensé en engañarlo y hacerle creer que estaba a su merced cuando él era el que estaba a la mía. Aunque sin tu ayuda no sé qué hubiese hecho, posiblemente ni estuviera vivo ahorita —dije soltando unas risas.
—Thiago, permíteme ir a tu trabajo, solo para investigar si no suceden más eventos, obviamente pediría permiso y te ayudaría en lo que pudiera —dijo Vanessa mirándome a los ojos.
—Tranquila, mi jefe no tendrá problemas así que puedes venir conmigo —respondí.
Editado: 06.09.2025