Que no nos parezca imposible esas ganas de tocarnos. ¡Y no! No me refiero al cuerpo, sino al alma, la mente, el espíritu.
Que no nos parezca imposible esas ganas de besarnos. ¡Y no! No me refiero a los labios, sino a las heridas, a los dolores, a las cicatrices.
Que no nos parezca imposible mirarnos. ¡Y no! Tampoco me estoy refiriendo a lo evidente, ni a los ojos, sino a la historia que cada uno tiene y que cada uno quiere dar a conocer.
Que no nos parezca imposible, porque yo sé que lo podemos lograr.
Espero...