No Me Comprarás

II. Asociación.

—La CEO de Bio Enterprise —Chad ya no estaba tan enfadado, comprendió que había tenido un arranque de rabia, lo cual no era común en él— no me ha llamado ni una sola vez desde que nos conocimos.

 

—¿No es esa la persona a la que mandó a investigar hace unos días? Morell Smith es su nombre —el hombre buscó algunos papeles en la carpeta que siempre tenía en las manos.

 

—¡Ya sé cual es su nombre! —Chad no tuvo más remedio que parar en el estacionamiento de una floristería— Nos conocimos en esa cena de negocios, pero desde entonces no me ha llamado.

 

—Creo que entiendo lo que ocurre —parecía algo confundido por la situación en la que se encontraba.

 

—¿Tú qué demonios sabes William? —parecía un tanto ofendido por aquellas palabras, pero no podía negar que quería saber qué era lo que pensaba su amigo y asistente.

 

—Chad, esta chica no encaja con el perfil de tus parejas anteriores —trató de calmar a su amigo antes de que se apareciera disparando en la empresa de Morell— por esa razón si quieres tenerla debes hacer las cosas de manera diferente.

 

—¿Por qué debería cambiar por una mujer? —le parecía insólita la posibilidad, pero su cerebro había comenzado a pensar en las cosas que podría cambiar para atraer más a Morell.

 

—Yo solo decía; te conozco, y puedo ver que estás a punto de convertirte en un loco por el simple hecho de que no te ha llamado —miró la floristería y dió una gran sonrisa.

 

—¿Por qué sonries como idiota? —miró a la floristería tratando de encontrar lo interesante que William le veía— es solo una floristería.

 

—Si quieres ir a la empresa de tu chica, debes llevarle flores hermosas para que se sienta especial —le dijo a Chad y esperaba algún tipo de respuesta negativa ya que él no era de esos hombres delicados y románticos.

 

—Bien, las compraremos —Chad se desabrochó el cinturón de seguridad y bajó del auto.

 

—Eso no me lo esperaba —pensó al verlo entrar a la floristería.

 

 Chad, era un hombre con una estatura de un metro noventa y seis, su cuerpo parecía estar tallado en mármol blanco, sus músculos eran bastante atractivos, no iba cuatro horas al gimnasio en vano, sus ojos marrones intensos eran hermosos, su boca rosada era bastante provocativa, tenía manos grandes y fuertes, le gustaba el lujo y las cosas caras, pero no encajaba en el perfil del típico hombre que verías cargando un ramo de flores, era impensable que ahora estuviese comprando uno para una mujer que apenas conocía, esa mujer bien podría ser un ángel o ser el mismo demonio.

 

—Señorita, hay un hombre que dice que necesita verla de inmediato —informó Irina al entrar a la oficina, estaba un poco nerviosa, lo cual no era nada bueno.

 

—Tranquila, déjalo pasar —Morell no parecía nada contenta de que alguien estuviese intimidando a sus empleados.

 

—Buenas tardes, señorita Smith —saludó Chad al entrar a la oficina, lo cual la sorprendió— le he traído un pequeño presente —William entró cargando alrededor de ocho ó nueve ramos de flores— no sé que tipo de flores te gustan así qué compré todas las que ví en la tienda.

 

—Agradezco el gesto tan...... considerado —Morell estaba sorprendida, pero Chad no conseguía adivinar si para bien o para mal— ¿Puede decirme que le trae por aquí?.

 

—Tengo dos días esperando su llamada —Chad no quería sonar demasiado carente, pero no pudo conseguirlo, lo cual generó que Morell se riera por lo bajo.

 

—Lo siento, lo olvidé por completo, tome asiento por favor —Chad se sentó frente a ella con una expresión expectante— viene por lo del contrato de asociación ¿verdad? —el hombre asintió en respuesta— perfecto, vamos a la sala de reuniones tan pronto como mi secretaria traiga la propuesta —Irina llegó con los documentos minutos después— entonces vamos a la sala de conferencias.

 

—Con todo gusto —se levantó dispuesto a seguirla.

 

—Irina, encárgate de las flores por favor —pidió ella amablemente y la chica asintió.

 

—Y tú, quédate a ayudarla —William estaba con los ojos como platos ante la actitud de su amigo.

 

 Morell presentó el proyecto en el que estaba trabajando su empresa y con el cual planeaba salvar su empresa ya que este sería un proyecto a largo plazo, Chad no quitaba la mirada de las caderas de la mujer que caminaba de un lado a otro mostrándole una gran cantidad de documentación; no le estaba prestando atención en lo más mínimo y ella lo sabía.

 

—Entonces ¿qué le parece el proyecto? —preguntó al terminar su presentación.

 

—Lo quiero todo —aquella respuesta fue extraña incluso para él mismo.

 

—¿Disculpe? —Chad apoyó su rostro en su mano derecha mientras la miraba descaradamente.

 

—Lo que quiero decir es que invertiré en todo lo que tengas en tu mente, seré tu soporte principal, todo lo que quieras hacer yo lo pagaré —la sonrisa de él hizo que ella se sonrojara levemente.

 

—Debería tener cuidado con lo que dice, señor Davies —respondió con una sonrisa que lo dejó algo confundido.

 

—No se preocupe, tengo mucha gente que me respalda —se levantó y la arrinconó contra la mesa.

 

—Aún así, señor Davies, no es recomendable ser impulsivo en el campo de los negocios, es demasiado dinero el que invertirá en este proyecto —se sentó en la mesa para tomar algo de distancia, pero aquel gesto sólo estimuló la cercanía de Chad.

 

—Señorita Smith, si bien es cierto que nunca he gastado esta cantidad de dinero en una mujer —la jaló para que quedase frente a él— si es por usted, tengo la seguridad de que valdrá la pena.

 

—Me alegra tener su confianza —sonrió provocativamente mientras lo miraba muy descaradamente— y por eso le prometo que haré que este proyecto prospere según lo pensado.



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En el texto hay: peligro, independencia, mafia atraccion

Editado: 18.07.2021

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