No Me Comprarás

XXII. Poco Tiempo.

 La última foto se difuminó hasta desaparecer, entonces las letras comenzaban a aparecer, primero regadas por todos lados y luego se iban ordenando poco a poco, aquello estaba matándola, no toleraba la lentitud con la que se formulaban las palabras, luego de unos minutos la velocidad aumentó y pudo leer lo que estaba escrito.

 

La vida está llena de proyectos de corto, medio y largo plazo....

 

—¡Afff! Es una propuesta de negocios — pensó aliviada al leer aquello.

 

 Hay promesas que son imposibles de romper y actos que pueden cambiar la vida de los involucrados..... El día de hoy negociaremos el destino de dos vidas.....

 

—¡No puede ser! ¿trata de blancas? —pensó mientras su rostro se mantenía inexpresivo— ¿qué clase de empresa cree este idiota que tengo? —hasta ella tenía sus límites y negociar vidas humanas no era algo que ella fuese capaz de hacer.

 

Dos vidas que están hechas para fundirse con la otra....

 

—¿Qué demonios es todo esto? —Morell ya no sabía que pensar, pero la presencia en la habitación la intrigaba a tal punto de no permitirle dejar la sala de reuniones.

 

Hace ya tres años que estas dos vidas se han cruzado de todas las maneras posibles....... 

 

Hace tres años que duermen y despiertan uno al lado del otro, se miran, se tocan, se desean........ se aman......

 

 Ya para este punto Morell sospechaba de que arma venían los disparos, pero no conseguía entender en qué dirección iban.

 

Luego de mucha indecisión y una muy meticulosa preparación la propuesta de negociación está redactada y a la espera de una respuesta favorable.......

 

Morell Smith, mi pequeña reina, mi sol, mi luna, mi fuerza y mi debilidad, mi veneno y mi antídoto, mi adicción y mi paraíso, el centro y fin de mi universo...... Este hombre te ofrece todo lo que tiene, sin embargo, no te conmueven los ceros en las cuentas bancarias...... por eso, en mi desesperación te ofrezco mi alma entera, al ser la única cosa de valor que tengo.....

 

Este hombre solo pide a cambio que compartas una pequeña parte de tu vida, no debe ser mucho tiempo..... quizás unos setenta años a tu lado sean suficientes para demostrarte lo mucho que te ama.

 

 Morell estaba sin palabras, su corazón latía fuertemente y su respiración estaba acelerada, de pronto la silueta de un hombre gigante atravesó la sala mientras las palabras formularon la pregunta "¿quieres casarte conmigo?". Chad caminó despacio hacia ella (estaba oscuro y no quería arruinar el ambiente estampándose contra el suelo), ella estaba a punto de llorar y no pudo contener sus lágrimas al verlo arrodillarse frente a ella y de su bolsillo sacar la pequeña caja para luego abrirla dejando brillar sobre la poca luz que el proyector les ofrecía un anillo de diamantes, ella no dijo nada y solo se quedó mirando al hombre quien se aclaró la garganta un par de veces antes de ser capaz de articular palabra alguna.

 

 —Morell, esto puede ser apresurado...... pero....... ¿me harías el honor de compartir tu vida conmigo?...... si te sobra algo de tiempo y no tienes nada que hacer......

 

—Acepto —interrumpió Morell ya que por lo visto Chad estaba muy nervioso como para formular más palabras coherentes.

 

—Gracias —la voz del hombre estaba cargada de alivio y felicidad.

 

 Chad con las manos temblorosas le puso el anillo a Morell en el dedo, posteriormente la pareja se abrazó y sus labios se encontraron en un beso dulce como la miel; luego de encender la luz él secó las lágrimas que aún salían de los ojos de ella al contemplar el anillo en su dedo.

 

—Chad, todo esto fue tan lindo.....

 

—Ya no llores, por favor....... ahora estoy en el deber de hacerte feliz por los siguientes setenta años ó más —Chad la abrazó, pero ella parecía no poder creerlo ya que no paraba de mirar su anillo de compromiso.

 

—¿Cómo se te ocurrió hacer todo esto? —le parecía increíble que él pudiese planear algo como eso dentro de una empresa sin que la dueña lo sospechara.

 

—Tenía muchas opciones, restaurantes, el hotel donde nos conocimos, mi casa, tu casa...... pero luego recordé que aquí fue nuestro primer beso y quise que nuestro compromiso iniciara en el mismo lugar en el que me enamoré de tí; el mismo lugar donde tus besos me hechizaron, exactamente el lugar en el que perdí la cabeza por tí —los ojos de Morell se llenaron de lágrimas nuevamente y lo besó.

 

 Se fueron a la oficina de Morell donde se quedaron sólo hablando por un largo tiempo hasta que Irina anunció que ella tristemente debía asistir a una nueva reunión (esta vez sí era una de verdad), él se fue y William lo estaba esperando en la recepción caminando de un lado a otro.

 

—¿Y bien? —preguntó William al verlo acercarse.

 

—¡Lo logré! —acto seguido los amigos se abrazaron e intercambiaron palmadas en la espalda.

 

—¡Felicidades, hermano! —dijo William con una sonrisa bastante extensa en el rostro.

 

—Gracias, hermano —respondió mientras se dirigían a la salida, los escoltas también lo felicitaron al saber la noticia.

 

—¿A dónde vamos? —preguntó el chofer mientras salían del sitio donde estaban estacionados.

 

—Vamos al sector trece —dijo William volviendo a la realidad completamente— tenemos que resolver algunas cosas allá.

 

—No quiero encargarme de nada y no quiero ir al sector trece, quiero beber vino y brindar por mi nuevo compromiso —Chad no parecía muy dispuesto a negociar aquello.

 

—Tenemos algunos problemas con un traficante de armas, necesitamos que el jefe se haga cargo, estoy seguro de que tan pronto te vean se arreglará todo —explicó William con elocuencia muy natural.

 

—Espero que no nos demoremos demasiado, porque de verdad no quiero estar ahí —dijo mientras se arreglaba la corbata aún muy serio.



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En el texto hay: peligro, independencia, mafia atraccion

Editado: 18.07.2021

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