Mi corazón se rompió en dos cuando lo vi de nuevo en el mismo parque donde me había prometido que jamas se olvidaría de mí.
pasó a mi lado, como un susurro, como la última brisa de verano que jamás regresará. yo tenía la esperanza de que me viera, de que reconociera mi rostro y me dijera que me había recordado y que todo este tiempo estuvo pensando en mí y en lo mucho que deseaba estar conmigo, pero no fue así. Mi ojos se llenaron de lágrimas cuando sentí su aroma por un momento tan efímero pero casi palpable. solo pude voltear el rostro para ver como se alejaba.
Era él, sin duda era él. no puedo culparlo, nunca me atrevería. No debí alejarme, también fue culpa mía y ambos rompimos nuestra promesa. yo me alejé y él me olvidó.
Lo recuerdo como si hubiese sido ayer, la primera vez que lo vi. La campana para salir al receso había sonado por fin, estaba agotada, los exámenes del primer periodo sacaban todo de mí. Para este tiempo todavía se aceptaban nuevos estudiantes en el instituto, por lo que no era raro ver caras nuevas por esos días. no era alguien que le prestara atención al asunto.
siempre trabajé duro, no era de una familia rica, no podía simplemente parar a descansar de todo ese ajetreo, algún día lo haría, pero no en ese momento, estaba a un año de graduarme y entrar a mi más querido sueño, la universidad. quería ser actriz, siempre me he apasionado por el arte.
En el instituto donde estudiaba había un salón de artes donde todos los miércoles un profesor nos enseñaba a los interesados lo básico sobre el arte y la actuación, por supuesto también implicaba un compromiso de actuar en obras para recaudar fondos para cualquier cosa que se necesitara. Yo amaba el salón de artes, pero otros no mucho, porque a cualquiera que rompiera las reglas lo enviaban directamente ahí a ensayar y actuar en un acto para cumplir su castigo, y como la mayoría odia ser el centro de atención y las miradas de la gente era una verdadera tortura.
El miércoles había llegado por fin, fui la primera en entrar al salón de artes. era la ayudante del profesor así que tenía que recoger firmas de los que llegaran para confirmar su asistencia y compromiso con la obra próxima, la cual yo había tenido el placer de escoger.
Había escuchado de uno de los nuevos ingresados al instituto era problemático, de esos a los que suelen llamar "matones" ¡y yo detesto a los abusadores, no los soporto! pero el caso es que se peleó con uno de otro curso y como había pedido disculpas no lo expulsaron si no que lo enviaron al salón de arte a protagonizar mi obra, el director tenía un lema: ¡el arte puede ablandar a los niños! pero, a) no éramos niños, y b) es falso.
No lo conocía, no sabía quién era ni cómo se veía, pero lo reconocí en cuanto lo vi. Mi amiga Jessica era experta en chismes y me había dado cada detalle de la pelea, me dijo que el chico nuevo había vuelto trizas a ese otro y que solo pudo darle un golpe en la nariz.
unos minutos después de que yo había organizado todo, aún era muy temprano para que alguien llegara, aún así él entró. traía la nariz rota y la expresión seria, aunque movía sus labios de lado a lado, como mordiéndose internamente.
estaba organizando la utilería sobre el escenario, así que baje para tomar el papel de asistencia sobre el escritorio del maestro, el solo me observaba.
me acerqué a él con la planilla y le dije.
-- Buenos días. por favor dame tu nombre, tu número de teléfono y tu firma aquí. -- apunté con el bolígrafo.--
El me miró sin decirme nada, yo me puse nerviosa y bajé la mirada. Sus ojos eran bonitos, y el también, pero daba miedo, parecía como si quisiera lanzarse hacia tí y arrancarte la cabeza. No me gustaba lidiar con ese tipo de personas, aunque las odiara.
-- Así que tu eres la ratita entrenada de Salgado.-- ese era el apellido de mi profesor de artes.-- He oído de ti, que decepción al verte en persona. --
Levanté la mirada lentamente. quería decirle algo al respecto pero alguna vez leí que los matones como el odian que los ignoren y los traten con educación cuando agreden.
-- Soy Cassandra, puedes decirme Cass, todos me llaman así. Ayudo al profe salgado a pasar las notas y asistencia, gano puntos en el instituto por eso. -- le sonreí. -- ¿me regalas tu nombre y número de teléfono?--
El levantó una ceja y me miró directamente. se acercó tanto a mi que pude sentir su respiración, así que me alejé de él y miré la planilla en mi mano mientras golpeaba con delicadeza el bolígrafo contra ella a la espera de que me dijera su nombre para poder anotarlo.
-- Alexander Leal.-- me dijo, luego pasó a darme su número y después le di la planilla para que pudiera firmar. --
-- Siéntate ahí. faltan quince minutos para que los demás vengan, iremos directo al ensayo así que buscaré tu guión para que puedas relacionarte con él.--
Mientras buscaba entre los cajones del escrito, lo pillé observándome atentamente. me sentí incomoda, ningún muchacho me había mirado así antes. No era especialmente bonita, no tenia el cabello perfecto, y no era tan popular como las demás, así que la única razón para que alguien como él me mirara era solo para burlarse de mí.
-- ¿Tienes algo que decirme?-- Le pregunté mientras buscaba el guión. -- es que no dejas de mirarme. --
-- No...--me dijo. -- Es solo que te vez como el tipo de persona que no olvidaría.--
No sabia a que se refería, no quería preguntar tampoco, no tenía ganas de lidiar con eso en ese instante, pero se me pasó por la cabeza de que estar en la memoria de un chico problemático no era para nada algo bueno.
Cuando encontré su guión, lo llevé hasta el y cuando vió el nombre de la obra en él, hizo un fufido a modo de burla, me avergonzé un poco porque yo la había escogido, pero me armé de valor para preguntarle.
-- ¿hay algún problema? --
-- ¿No me dejes caer? -- El nombre de la obra. --
-- ¿que pasa? --
-- ¿En serio hacen obras como esta en este teatrucho?.--
-- No tienes que ser ofensivo si no te gusta.-- dije cuidadosamente. -- además, estas aquí para que no te expulsen, y si no quieres que eso pase tendrás que comprometerte con la obra porque ya hasta firmaste.--
-- Sí, sí. es comprensible. Una chillosa y estúpida obra para una chillosa y estúpida niñata. No estaré en ella.--