No me dejes dormir, por favor

Capítulo 7. Una nueva oportunidad

Ám bajó del coche muy enfadada para saber qué hacía Malia en casa de Harry y por qué él no le atendía las llamadas ni le abría la puerta. 

—Malia, ¿qué haces aquí? —preguntó Ámber con celos brotándole por sus poros.

—¡Hola, Ám! Pasé un momento por casa de Harry para preguntarle algunas cosas sobre la universidad, creo que estudiaré ahí y lo veré más seguido —respondió Malia con ironía. 

—¿Y de dónde se conocen? —preguntó Ám con desconcierto. 

—Nos conocimos el día de la graduación en el auditorio. Después de que rompiste con Harry delante de todos me lo encontré afuera —respondió Malia mientras miraba a Harry con compasión y lo tomaba por el brazo. 

—¡Ah! Entiendo —contestó Ámber bajando la cabeza. 

—Bueno, yo me voy. Creo que ustedes tienen mucho de qué hablar, espero que puedan rescatar su relación, hacen una muy bonita pareja —dijo Malia despidiéndose de ambos chicos con un beso y un abrazo

Cuando Malia estaba yéndose, Ám la detuvo.

—Gracias por la cadena, Malia, es muy hermosa. —Mientras miraba a la chica con desconfianza y celos. 

—Me alegra que te haya gustado, Ám, disfrútala. Nos vemos, chicos —respondió Malia mientras caminaba hacia su coche con una sonrisa maliciosa. 

Ám volteó la mirada a Harry, quien se despedía de Malia haciendo un gesto con la mano y con una sonrisa en sus labios mientras ella le devolvía el mismo gesto desde su coche.

—¡Qué bien que estés ayudando a Malia! —dijo Ámber con ironía mientras se tocaba el cuello y movía la cabeza para apaciguar el dolor. 

—Sí, ella también me ayudó en el auditorio. Me dijo palabras muy lindas. Estaba muy dolido en ese momento, no quería hablarte; pero ella me dijo que te dejara explicarme qué había pasado. 

El rostro de Ám cambió completamente al escuchar las palabras de Harry, no podía creer que Malia hubiese intercedido por ella sin ni siquiera ser amigas. 

—¡¿Malia te dijo eso?! —preguntó la chica con sorpresa. 

—Sí, ahorita antes de irse también me lo dijo —le respondió él. 

—¡Ah! Qué buena chica, y yo ya estaba celosa —susurró Ám.

—¿Qué dices? —preguntó Harry.

—Nada nada. ¿Podemos hablar? —preguntó Ám mientras tomaba la mano de Harry. 

—¿Qué te pasó en el cuello y en el pecho? —le preguntó Harry con asombro.

—De camino tuve un pequeño accidente y un gran susto; pero no vine a hablar de eso. ¿Me regalas unos minutos para conversar sobre lo que pasó en el auditorio? —le dijo Ám tomándole la mano y con tristeza en su voz.

—Ya estás aquí, no te haré perder el viaje —respondió Harry con una sonrisa—, vamos adentro.

—¡Gracias, Harry! —respondió Ám devolviéndole una sonrisa mientras ambos entraban a la casa agarrados de la mano y regalándose mutuamente miradas de amor. 

Una vez dentro de la casa de Harry, ambos estaban sentados en el sofá mirándose fijamente. 

Ám sonreía de nervios, no sabía por dónde comenzar ni qué decir.

—Bueno, Ám, ya estamos aquí —dijo Harry mientras miraba a Ám.

—Sí, bueno, me quería disculpar por lo que pasó ayer en el auditorio, Harry. No quería decirlo, ni siquiera lo pensé. El estrés y los nervios quizás me traicionaron. No lo sé. Perdóname —dijo Ám mientras acariciaba las manos de Harry con un brillo en sus ojos que retenían un par de lágrimas que estaban a punto de caer. 

Harry la miraba fijamente, pero no decía nada. 

—Dime algo, por favor. Grítame, si quieres, pero dime algo —le dijo la chica.

—Me lastimaste, Ám —le dijo Harry. 

Ám bajó la mirada con un gran suspiro. 

—Estaba dispuesto a esperarte, estaba dispuesto a llamarte cada noche sin importar la hora que fuese solo para saber cómo te había ido en tu primer día de clases, estaba dispuesto a todo por ti —añadió Harry. 

—¿Estabas? ¿Es que ya no lo estás? —preguntó la chica con desconcierto. 

Harry volvió a guardar silencio mientras quitaba la mirada del rostro de la chica. 

—Perdón, Harry. Solo puedo asegurarte que esa nunca fue mi intención, no lo planeé, no lo quería así... Me confundí —respondió la chica tratando de contener el llanto. 

—No quiero que llores, Ám, no soporto verte llorar. Yo solo quiero que estés tranquila, que estés bien, que seas feliz, que alcances tus metas. Y si yo no formo parte de tus planes a futuro, lo entenderé. Me duele, pero con el tiempo aprenderé a vivir con ello —le dijo Harry sentado al borde del sofá con los brazos sobre sus piernas y cabizbajo.

Ám guardó silencio por un par de minutos, porque no sabía qué responderle. 

Amaba a Harry, pero no quería lastimarlo más cuando ella partiera a la universidad.

Después de unos minutos con el salón en silencio, Ám tomó la palabra. 

—Eres mi presente y mi futuro, Harry, no me imagino mi vida sin ti. Sé que podremos sobrellevar la distancia, nos veremos en vacaciones, hablaremos todos los días. Por favor, perdóname y volvamos a intentarlo —le dijo Ám con una tierna mirada. 

—No lo sé, Ám. No quiero ser un obstáculo en tu camino —le respondió el chico con tristeza en su mirada.

—Nunca has sido un obstáculo y nunca lo serás, Harry. Lo que pasó ayer fue una estupidez de mi parte, estaba confundida —le dijo Ám.

—Si estabas confundida es por una razón, Ám. ¿Lo has pensado así? Cuando en medio del amor nace la confusión es porque quizás ya no hay tanto amor —le dijo Harry mientras le acariciaba el cabello. 

Ám, rascándose el cuello y el pecho con incomodidad, insistía en que el amor que sentía por Harry no estaba en duda. Solo que iba a vivir un gran cambio y eso la tenía un poco asustada. 

—Yo te quiero, Harry. Vamos a intentarlo de nuevo, siempre que quieras; sino lo entenderé y me iré —dijo la chica como un ultimátum. 

Harry guardó silencio nuevamente mientras contemplaba la belleza de la chica, esos ojos azules que estaban desprendiendo un par de lágrimas y esas mejillas coloradas que reflejaban sus nervios. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.