Capítulo 8. ¿Quién eres?

Entre tanta felicidad, Ám ya había olvidado el accidente de horas antes, aunque aún tenía la molestia en el cuello. 

La noche estaba tan silenciosa como de costumbre. Ám iba escuchando música, cantando y bailando. Una vez más, confiada de que el camino estaba solitario. 

Maggie, que ya estaba preocupada por Ám, la llamó por teléfono para saber dónde estaba. 

La chica le contestó la llamada a su mamá y le dijo que ya iba de regreso a casa, que no se preocupara, y colgó.

En ese momento también le entró un mensaje de Harry en el que le decía «Gracias por hacerme tan feliz, Ám». 

Ámber estaba contenta, reía y suspiraba al leer el mensaje. Después de todo no quería hacer esperar al chico, así que comenzó a responderle el mensaje. 

En todo momento miraba de reojo el camino, que seguía despejado y muy solitario. 

Cuando Ám envió el mensaje y volteó la mirada a la carretera, aún con una sonrisa en su rostro, la misma mujer de hace unas horas estaba en medio del camino. Nuevamente con un vestido blanco y su cabellera cubriéndole el rostro.

Ám frenó con fuerza y el coche quedó justo en frente de la mujer.

—¿Quién eres? —le preguntó Ám con el miedo que brotaba por sus ojos, la respiración agitada y el corazón latiendo con mucha intensidad. 

El rostro de la mujer seguía cubierto con su gran melena negra; pero de pronto levantó la mano y señaló hacia un lado del camino. 

Ám, con mucho miedo y temblando, miró hacia donde estaba señalando la mujer.

Pero de repente...