No me dejes dormir, por favor

Capítulo 22. La tranquilidad duró poco

Ám emprendió el camino de regreso a casa. 

No habían pasado ni cinco minutos cuando Harry ya la estaba llamando por videollamada.

Conversaron más sobre su relación durante todo el camino. Ambos estaban sonrientes y muy felices por el hermoso día que habían pasado después de varios días de malos ratos.

Maggie la esperaba con impaciencia en el salón de la casa, camina sin sosiego de un lado a otro. 

Miraba el teléfono y no tenía noticias de Ám, la llamaba, pero caía directo al buzón de voz. 

—Ay, Ám. ¿Por qué no llegas? —se preguntaba angustiada mientras caminaba en círculos.

En cuestión de minutos, Ám ya estaba en casa, el camino había sido ligero y no hubo ningún inconveniente sobre la carretera. 

Ám estaba feliz y tranquila, por fin estaba volviendo a ser la chica de antes. O eso creía.

Maggie suspiró de tranquilidad cuando vio el coche de Ám llegar a casa. Le volvió el alma al cuerpo, como dicen por ahí, al ver a la chica por la ventana luciendo feliz y en calma.

—Has vuelto a ser tú, mi pequeña —decía en voz alta, feliz y agradeciendo por su hija. 

Ám entró a casa, le contó a Maggie sobre la beca y también lo bien que la había pasado con Harry. El día, que estaba a punto de terminar, iba muy bien, sin ningún problema. 

Maggie y Ám estaban contentas, se respiraban nuevos aires en casa. Parecía que todo iba a volver a la normalidad después de todo. 

Ám no quiso cenar, le pidió a Maggie que le guardase la cena y ella bajabaría más tarde a buscarla. Subió a su habitación, se puso la ropa de dormir y se acostó a ver sus redes sociales.

De pronto, recibió un mensaje de Loren.

[Mensaje de WhatsApp]

Loren

Ám, amiga. ¿Cómo te fue hoy? ¿Cómo te sentiste? Cuéntamelo todo. 

 

Ámber

Hola, Loren. Todo bien en la carretera, no hubo ningún problema. Por fin la pude transitar como antes, con tranquilidad.

Loren

¡Qué bueno, Ám! Me contenta mucho. Mañana nos vemos un rato para conversar, ¿sí?

Ámber

Por supuesto, estaré sola en casa todo el día porque mamá saldrá al otro pueblo.  Me voy en dos semanas, así que ven.

Loren

¡Claro que iré! Duerme bien, besos, te quiero.

Ámber

También te quiero, Loren, gracias por todo.

[Fin de la conversación por WhatsApp]

Ám puso el teléfono en la mesa de noche, y aunque no planeaba dormir todavía, se fue quedando dormida lentamente. 

En ese momento, las luces de la habitación empezaron a parpadear y una fuerte brisa sumergió a Ám en un sueño profundo. 

La tranquilidad había terminado. Una nueva pesadilla había invadido la mente de Ám.

Pero esta vez era distinta.

Esta vez todo estaba más claro, Ám pudo ver el rostro de quien estaba lastimando sin contemplación y con tanta maldad en sus ojos. 

La chica no lo podía creer. 

Gritaba de impotencia al no poder evitarlo y, peor aún, por estar presenciando esa escena terrorífica y desgarradora viéndose a sí misma cometer un acto atroz disfrutando el momento.




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