No me digas adiós

Capítulo 26

Domingo 9 de septiembre

A Alejandra no le agrada la sonrisilla de satisfacción que bailotea en la comisura de los labios del joven que ha dicho que Karolina se fue con Alfredo. Lo más probable es que sea cierto, no obstante, tiene la impresión de que lo dijo por malicia.

―¿Estás seguro de que se fue con Rivera?

―Como que hoy es domingo.

―Ellos son tus amigos ¿verdad? ―Lo dice por la camisola del equipo, que el chico todavía lleva puesta.

―Algo así.

―No tendrías que habérselo dicho. ―Ningún amigo hiere a otro por maldad.

―¿Por qué no? Yo estaba allí, lo escuché exaltarse un poco, anda tomado, quién sabe lo que hubiera pasado. Ahora ya se fue, tendrías que agradecérmelo.

―No iba a pasar nada. Es un amigo. ―No es cierto, apenas si sabe su nombre gracias a Karolina, pero no le gusta la actitud del muchacho que tiene enfrente.

―Como digas ―el chico se encoge de hombros―. Bueno, los dejo para que sigan intercambiando bacterias. Búsquense un hotel ¿no?

Se da la vuelta y se aleja ufano, de vuelta a la línea del campo para seguir viendo el partido. Kevin hace ademán de macho, Alejandra no se molesta en detenerlo, sabe que es puro teatro.

Lo que la deja con dudas es la actitud de ese joven. Percibió veneno en sus palabras. Sobre todo, tiene la sensación de que lo conoce de alguna parte.

 

Por su parte, Rafael no puede evitar sentirse satisfecho. Seguro le ha amargado la tarde a más de uno. No es del todo cierto lo que dijo, pero casi. Además, qué importa, quién puede reclamarle por agregarle algún detalle a los hechos. La cara de Saldívar lo vale.

―¡Uhhh!

La expresión recorre la fila que monta guardia junto al campo, pues un jugador se ha llevado un buen encontronazo. En esos momentos está tirado en el césped, encogido, quejándose.

«¡Ojalá te estés retorciendo así, Saldívar!», piensa y desea. El maldito quiso llevarse toda la gloria del encuentro, sin embargo falló. Rafael estaba detrás, si en lugar de disparar hubiera pasado el balón con el tacón, él habría quedado con la portería franca. Habría anotado y habrían ganado.

Ahora él sería el héroe y el equipo se habría metido a semis. ¡Maldito flacucho! ¿Por qué no se la pasó? Para lucirse, claro. No obstante falló. La vergüenza del fracaso debería ser suficiente castigo. Pero no es suficiente para él.

Para Rafael el fútbol es importante. Aquél no era un juego más. Además, se dio cuenta que Matías está interesado en Karolina Velarde…

De momento se conforma con lo que hizo.

*******

La joven siente la garganta y la boca seca. Apenas puede emitir pequeños gruñidos en señal de que está escuchando. Menos mal que el joven al otro lado de la línea está decididamente borracho y no se percata que el único que habla es él. Y si lo hace, no le importa.

Eso hace que las ganas de llorar se incrementen. Pero no lo hace. No tiene ningún derecho. De modo que continúa escuchando, respondiendo con monosílabos de vez en cuando.

Lo que le cuenta es triste y desgarrador, no sólo para el joven, sino también para ella. Él parece que ha perdido a su novia y a otra chica que le gusta, no le dice quién es (excepto su nombre: Karolina), pero Andrea se hace una idea. «La guapa del otro día ―se dice―. A la que le habló cuando le tomé una foto».

Si el joven ha perdido a sus dos chicas, ella pierde la esperanza con cada frase que suelta. No sólo le cuenta que tenía novia, sino que también le gusta otra. ¿En qué lugar queda ella?

Por momentos siente una rabia tan intensa que quiere gritarle que es un idiota, que cómo se atreve a contarle eso a ella, ¿es que no se da cuenta que le hace daño? Al final no dice nada, de su boca siguen saliendo pequeños gruñidos y monosílabos.

Después de todo, ella tiene parte de la culpa. Fue ella quien le envió mensajes preguntando si estaba bien, fue ella la que le dijo que le llamara cuando el joven respondió por la tarde. Si ella ofreció el hombro, ahora debe resistir como roble.

«Pero yo hablaba del partido ―piensa―. Pensé que estaría triste por lo del partido. No imaginaba todo lo que le pasó este día. Su exnovia que lo va a ver porque quiere que se den una nueva oportunidad, y yo ni me entero, la chica que le gusta de la mano con su presunto novio, el partido y lo que ello implica…»




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