Katherine Brown:
Otra vez, otra vez oficina del directo, de nuevo escuchar sus sermones, de nuevo estar encerrados en ese lugar escuchando regaños de su parte, de nuevo estamos castigados. Otra vez tengo que limpiar la jodida cafetería junto Hill la próxima semana. Aparte de que hoy la limpiamos. Ay eso nos pasa por pensar que somos unos niñatos.
El profesor me advirtió que si volvía a comportarme de esta forma les informaría a mis padres, que me lo dejaba pasar porque era buena estudiante. Y a Joshua casi lo dejan sin juego mañana y sin equipo todo su instituto. Afortunadamente el director nos dio una oportunidad pero la próxima. Sin equipo y sin excusas para no llamar a nuestros padres.
Terminamos tarde estoy exhausta de limpiar y secar tanta espuma. Más que también teníamos que limpiar la cafetería. En vez de eso la ensuciamos más. Pero al final quedo reluciente. Triste que el próximo viernes este sucia de nuevo y tengamos que volver a limpiarla porque estamos castigados. Otra vez Sí que emoción.
– Ahh – Se quejó mientras se estiraba – ¿Qué hora es?, mi teléfono murió – Pregunto tratando de encender su teléfono.
– Las 9 – Abrí los ojos como platos al ver la hora. Vaya sí que duramos limpiando – Ahora solo quiero descansar– Dijimos al unísono para después vernos. Yo rodee los ojos y el bufo.
Hacia frio y aún seguía bastante mojada a pesar de que nos dieron toallas en la dirección. Yo iba a cambiarme pero como siempre le deje mi llave de mi casillero a Isabela. La última vez perdí mi llave y fue un lio para que me dieran otra. Para que eso no ocurriera de nuevo se la dejo a Isa. En el casillero de los vestidores tenía mi ropa de educación física. A diferencia de los casilleros de los pasillos esos se abren con llave en vez de contraseña. Ahora me tocara ir así a casa
– ¿Te quedaras así? – Pregunto mirándome él ya se había cambiado. Una sudadera negra del equipo y unos jeans azules. Por supuesto el si tiene llave. Yo solo asentí mientras me congelaba. Negó con la cabeza y me hizo una seña que lo siguiera.
Entramos a los vestidores de los chicos y rebuscó en su casillero algo. Somos los únicos en el instituto, algunos profesores quedan pero están en sus salones. Cuando encontró lo que buscaba se acercó a mí y me entrego una sudadera azul del equipo y unos pantalones deportivos grises.
– Ten te refriaras – Le mire extrañada – Y también te pareces un pollo remojado – Sonrió burlón. Y allí está el Hill que conozco. Le hice una seña de que saliera y me miro burlón – No mirare –Masculló para salir de los vestidores.
Me cambie rápidamente. La sudadera me quedaba gigante, los pantalones no tanto pero la sudadera sí. Cuando Salí esperaba que Joshua ya se hubiera marchado, pero no fue así. Me sorprendió verlo esperándome afuera de los vestidores.
– No te queda mal mi ropa – Hablo Hill.
– Gracias – Musite empezando a caminar – Y gracias por prestarme tu ropa – Le sonreí y el hizo lo mismo.
Salimos del instituto, él se dirigió a su motocicleta y yo a la parada de autobús. Espero que pase uno rápido quiero ir a casa a dormir.
– Oye koalita – Se estaciono frente a mí – Te quedaras allí a terminar de congelarte – Lo mire y luego reí para terminar asintiendo – Ven te llevare – Hizo un ademan para que subiera.
¿Le diría que sí?, no quiero congelarme. Pero tampoco quiero que se la pase todo el año diciendo que le debo una.
– Ya sube, hace frio – Parpadee repetidas veces pensando en que hacer. Cuando me di cuenta se bajó de la moto – Eres terca – Admitió negando con la cabeza – Te congelaras, ya ven conmigo – Insistió. Tenía razón había bastante frio.
– ¿Por qué te importa? –Pregunte arqueando la ceja y me miro y rodeo los ojos.
– Pues no quiero que te refríes – Sonreí inconscientemente y el hizo lo mismo. Movió la cabeza– Si te resfrías me pasaras el refriado a mí. Recuerda que…aún estamos castigados – Se excusó mientras se encogía de hombros. Yo negué con la cabeza, musite Esta bien. Y subí a la moto. No quiero ni congelarme, ni resfriarme.
El también imito mi acción mientras mascullaba un Gracias, Y se colocaba su casco. Encendió y cuando iba a arrancar me fui para atrás y casi me caigo como una tonta.
– Nunca antes haz subido a una moto ¿cierto? – Pregunto girando su cabeza para mirarme. Yo por mi parte negué. Él se bajó y del asiento saco otro casco, me lo dio y yo me lo puse rápidamente. El tomo mis manos y yo las aparte por reflejo – Ya cálmate koalita – Hablo suave volviendo a tomar mis manos. El rodeo su cintura con mis manos haciendo que me sujetará – Sujétate no quiero terminar mi día llevando a un koalita al hospital, porque se cayó de mi moto.
Termino acelerando y apreté mis manos alrededor de su cintura. No me daba miedo pero admito que tenía un poco de vértigo. Inconscientemente termine rodeándolo con mis brazos. Le dije mi dirección y había bastante tráfico. Por eso no pasaba el autobús
– Estaremos estancados un rato aquí – Hable soltándome pero el tomo mis manos y las puso donde estaban.
– No lo creo – Ríe – ¿Te da miedo la alta velocidad? – Pregunto girándose un poco para verme yo negué con la cabeza no muy segura– ¿Confías en mí? – Negué rápidamente muy segura. ¿Qué piensa hacer este loco? – ¿Confías en mí? – Pregunto de nuevo en un tono más suave y delicado, lo mire y parpadee continuamente.
–No lo sé – Hable con un hilo de voz. Él sonrió de lado y de espadas me acerco más a él.
– Yo no dejare que te ocurra algo – Sonrió e inconscientemente le devolví la sonrisa– Sujétate fuerte – Hablo arrancando. Yo de nuevo lo rodee con mis brazos pero esta vez queriendo. Tengo miedo– Debes confiar en mí – Hablo casi en un susurro y acelero.
Pasábamos por un lado de los autos a mucha velocidad. La adrenalina estaba al millón y por primera vez en mucho tiempo me sentí viva. Era increíble reía alto al sentir el viento en mi cara y ondear en mi cabello a pesar del casco. El camino a mi residencia fue rápido iba a una velocidad increíblemente rápido pero fue asombroso.