¡no me digas que me amas!

CAPITULO 2

UN AÑO Y DOS MESES ANTES.

 

 

 

 

Seguía corriendo por aquella inmensa calle llena de gente que al verme pensarían que estaria loca, pero no había tenido tiempo…las plantas de mis pies me dolían a horrores, ´pero necesitaba seguir corriendo, esquivaba velozmente a cada persona que se interponía en mi camino, por suerte algunos al verme, se hacían a un lado.

Ya casi exhausta con mi corazón a cien que latía sin cesar, pero eso no era de importancia mi prioridad era llegar temprano.

-Cuidado muchacha-me decía la Señora de la tienda.

Yo solo le llegaba  a sonreír por mi torpeza de casi chocar con sus nuevos productos que habían llegado esquivándolo a tiempo….hoy justo mi alarma sonó demasiado tarde, para cuando me di cuenta era 15 para la diez de  la mañana, nunca en mi vida había llegado demasiado tarde y no pienso fallar mi marca, por haberme quedado dormida.

A lo lejos diviso el lugar que tanto he anhelado llegar, justo cuando me detengo a la puerta, escucho la campana dando inicio a la misa…iniciando la misa del domingo, yo por otro lado estaba exhausta tanto que sentía que moriría mis delgadas piernas flaqueaban, ponía mi mano en mi cintura, tratando de respirar el mayor aire posible y mis lamentables pulmones que no daban más.

Que esto me sirva de escarmiento de no llegar tarde, prometiéndome no quedarme despierta hasta tan tarde viendo Iron chef…un programa que me encantaba.

Mientras seguía al frente de la puerta, tratando de controlar los latidos de mi corazón, los creyentes comenzaban a llegar, estando aún agitada.

-Se nota que has echo la carrera de tu vida-me dijo la hermana Jhaqui, muy querida para mí.

-No se lo imagina-le dije tratando de estabilizarme, aun me sentía desmallar.

Mientras muchos ingresaban y me miraban yo solo sonreía, pues aun no me encontraba en condiciones de hablar, así que decido sentarme en una de las bancas que adornaban la entrada de la hermosa iglesia que fue construida con las ofrendas y diezmos de cada creyente.

Pose mi vista en el hermoso jardín, lleno de flores con un inmenso árbol de sauce, fuerte e imponente, jamás podré olvidar aquella vista, mostraba firmeza lo que tanto me faltaba.

Estaba segura que jamás olvidaría ese sentimiento tan familiar, familia, iglesia y Dios.

-Mía no corras descalza ponte la sandalia-me gritaba Mamá desde la cocina.

-No quiero, me gusta estar descalza.

-Te vas a resfriar si te entra aire por la planta de los pies-Madre pensé.

-Eso no pasara soy super fuerte    

Decía ya sentada en el mueble mientras encendía la televisión, escuchando las noticias, una llamo mi atención…” niña de 13 años desapareció de su casa el sábado, familiares piden ayuda de personas en difundir la imagen por redes sociales, sus familiares afirman que sea secuestro o trata de blancas…”.

-Mami han secuestrado a una niña-grite a Mamá, saliendo apresurada de la cocina a mi encuentro.

-Por Dios Santo-la veo poner sus manos en su corazón-esos desalmados sin corazón, ya verás hija, que su castigo será aún más peor que lo que le pasara a aquella niña-decía Mamá, mientras se sentaba en el sofá para escuchar la noticias y pues en efecto, la niña desaparecida era hermosa, cabello rubio, ojos oscuros y una tez bronceada.

-¿Crees que la encuentren Mami?-la veo negar.

-No viva, si la llegan a encontrar será muerta-asiento volviendo a mirar la televisión, mirando, en eso sale su madre llorando mientras sostenía la foto de su hija….”Por favor…si alguien la ve…háganme saber sobre su paradero, aun es una pequeña….todavía…ella es mi niña no se la lleven, es mi hija…no tienen el derecho de arrebatármela…es mía solo mía….”, realmente triste perder a su ser querido, bueno lo peor de todo es el solo imaginar en el lugar que debe encontrarse en este momento realmente me niego a solo pensarlo.

Prácticamente la vida de mi madre y la mía, era una vida tranquila y agradable, no debíamos a nadie como tampoco necesitábamos de alguien, nuestra rutina fue la misma siempre, sábados y domingo íbamos a misa y los días de  semana Mamá se quedaba en casa cocinando y atendiendo la pequeña tienda que teníamos, yo trabajaba y estudiaba, realmente amo mi vida.

Desde que Papá falleció, nos vimos obligadas a subsistir nosotras mismas, dejando de lado algunos caprichos o lujos que nos dábamos…como las comidas caras esos que te venden en restaurante de lujo de cinco estrellas.

Mamá se puso muy triste por la partida de Papá, bueno quien no lo haría, yo me entristecí mucho pero tenía que ser fuerte…..Mamá había perdido a su compañero de vida, así que yo perdí a mi padre, pero aun tenia a mi madre.

Así que los días pasaban como cualquier día normal, entre risas y abrazos me despedí de mis compañeras de trabajo, ya era tarde, se me hacía difícil seguir quedándome muy tarde, caminaba de manera tranquila por las calles hasta que me detenía para comprar  unos ricos picarones, un postre echo de harina, zapallo, camote, un poquito de anís, huevo, sal al gusto y poco de levadura todos amasados por mucho tiempo, para después freírlo, saliendo unos ricos picarones acompañado de miel…hummmm una delicia para mi paladar, iba disgustando por el camino mirando a las personas caminar, observando delante mío una niña de unos diez años, cabello rubio, tez blanca, realmente hermosa, en eso observo como un carro negro con lunas polarizadas se estacionan al costado quedando cerca de la niña, en ese momento no había nada sospechoso, pero después mi cuerpo se puso en alerta cuando dos hombres de negro encapuchados bajaron del auto tomando a la niña que estaba al frente mío.

-MAMÁ…MAMÁ-la escuche gritar, mi cuerpo se quedó en shok, pero reaccione, mire a la madre corriendo a llantos, forcejeando con aquellos hombres, me arme de valor, me acerque de manera apresurada……tome a la niña del otro brazo ayudando a su madre. Mientras pedía ayuda.




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