¡no me digas que me amas!

CAPITULO 3

 

 

 

Ya dentro del auto, me acurruque……poniendo mi cabeza sobre mis rodillas y viendo mientras sostenía fuertemente mis piernas.

-Muchacha ingenua, no sabes el lugar que te espera-le escuche decir, mientras sentía un fuerte golpe en mi nuca perdiendo la conciencia al instante.

-No por favor-poco a poco recobraba la conciencia sintiendo un dolor horrible en la nuca, cada vez se hacía más claro las voces a mi alrededor-no quiero…no….NO…NO-me removía de mi lugar, palpando el frio piso de cemento, sentándome en mi lugar lentamente, hasta que un fuerte ruido me despierta completamente.

-CUANDO ESTAS CONMIGO, TE PORTAS TRANQUILITA-una voz fuerte y grave escuchaba, busque con mi mirada aquellas voces y hubiera preferido seguir durmiendo.

Aquella imagen jamás lo olvidare, por más que intente olvidarlo…a la joven que escuchaba estaba mirando a la pared, siendo sostenida por detrás de  un hombre obeso de unos cuarenta años, canoso….mientras la forzaba a tener relaciones con ella, entonces entendí del por qué la voz de ella, no solo eso me llamo la atención al lado mío había más jóvenes de trece años a dieciocho, todas estaban calladas, algunas  lloraban silenciosamente, otras evitaban mirar a aquella joven, mire alrededor si había alguien para pedir ayuda pero no…..solo éramos las chicas y aquel cerdo, aquel cuarto donde nos encontraba no tenía ventanas, estaba sucio, solo tenía una puerta, las paredes todas sucia, e incluso podría decir que aquel olor que había alrededor era orina.

En eso aquella puerta se abre, viendo a dos hombres uno de unos 20 años y el otro de unos 35 años, no hicieron nada para detener aquel hombre que hacia lo que quería con aquella muchacha que rogaba que parara.

-Ya basta Leni-le decía el hombre de 35 años al anciano que se llamaba Leni -el jefe nos acaba de llamar.

-Espera solo un poco más. -decía mientras este le daba aún más fuerte…realmente repulsivo -listo - la tiro al piso así, mientras este se acomodaba limpiándose.

-Hay que separarlas las bonitas y vírgenes las enviaremos al jefe y las usadas se irán a la casa roja

En eso ingresa otro hombre de capa blanca, trayendo con él unas maletas en la mano.

-¿Para que soy bueno?-decía el recién ingresado…tenía aspecto de doctor.

-Examínalas, ya sabes cómo-le dijo mientras ellos nos miraban.

El viejo se pone delante de nosotras, mirándonos…con una sonrisa cínica.

-Muy bien ya escucharon, levántense y desnúdense-nos miraba mientras este se pasaba la lengua por sus labios, mientras reía-¿o prefieren que lo haga yo?….-al escuchar la orden, algunas chicas comenzaban a desnudarse…pero yo dudaba, no, no quería…no hacía nada para hacerlo, la sola idea de que alguien me mire me daba asco.

-¿A quien esperan?-decía el más joven de todos-les recomiendo que lo hagan ustedes-decía mientras reía.

Al ver a la mayoría de las chicas desnudas…preferí desnudarme, no porque quería, es mejor hacerlo yo misma, a que alguien me ayude, comencé a desvestirme, creo que ese día perdí mi dignidad, bajo la mirada de los hombres me comencé a desvestir, mi sudadera, mi polo de Mike, mis pantalones,  hasta mi ropa interior, quedando completamente desnuda, solo unas lágrimas se deslizaban por mi rostro las limpie, pero no llore, no lo haría.

Ya todas desnudas hacíamos fila, esperando nuestro turno para la revisión, me puse firme…aunque las lágrimas caían no emitía ningún sollozo, era un llanto silencioso.

-Para la casa roja-dijo a la primera y la segunda-para el jefe-a la tercera-para la casa roja-cuarta, quinta y sexta, hasta que llego a mí era la séptima, sentí como comenzó a revisarme, comencé a temblar, pero no dije nada ni me queje, solo sentía repulsión por su toque mientras cubría mis pecho con mis manos-para el jefe-dijo pasando de largo, siguiendo con las otras chicas, pero todas las que seguían fueron enviadas a la casa roja, no sé si alegrarme o entristecerme, pero no sabía que me deparaba el destino.

-La tercera y la séptima-dijo el que parecía el líder-solo dos, el jefe se molestara-nos miró a nosotras-comiencen-nos dijo solo a nosotras, las miraba a las resto-ustedes sigan a Lucas-en eso apareció el tal Lucas era el joven de 20 años.

-síganme muchachas nos divertiremos, a lo grande-le dijo mientras llevaba a cada una a otra habitación quedando solo nosotras dos, para eso ya me había cambiado.

-Realmente el jefe se molestará-dijo el anciano de todos-solo la enviaremos a ellas dos, después de todo no están mal tienen su encanto-decía mientras nos miraba.

En eso el teléfono del líder suena

 

-Hello, boss, I already have them as I wanted (Hola, jefe... ya las tengo Como las queria)-Creo que hablaban en ingles, no lo comprendia -yes…yes…..yes-Deja de hablar, mientras ambos salian dejandonos solas en aquel lugar horrible.

Ninguna de las dos hablaba, pues teníamos mucho que analizar, no cualquiera es secuestrado y no sabíamos lo que nos esperaba, aquella joven era lo opuesto a mí, cabello rubio con unos hermosos ojos celestes, yo solo era de cabello negro y ojos negros, habíamos pasado como media hora en silencio hasta que ella me hablo.

-Hola…-me dijo mirándome, su acento no era como el mío, así que sospeche que era extranjera…creo que era estadounidense.

-Hola…-le respondí, mientras que las dos nos mirábamos, preguntándonos quien de las dos dará el primer paso.

-Yo soy Meylin, pero mis amigos me dicen Mey-me dijo sonriendo, o eso parecía.

-Yo me llamo Mía y mis amigos me dicen solo Mia-le dije de  igual manera sonriéndole, dijo si voy a vivir en un infierno al menos sonreiré si se presenta alguna oportunidad de sonreír.

-mis….mis….Papas deben estar buscándome-la escucho decir creo que trataba de reprimir su llanto-Me dijeron que saliera a la calle sola, pero lo hice por eso me encuentro aquí -se reía amargadamente-sabes solo tengo catorce, pero parezco de dieciocho, por lo que soy muy desarrollada….yo realmente quiero irme, no quiero que me hagan lo que le hicieron a esa muchacha….la violaron delante de todas nosotras….-comienza a llorar, la miro como se limpia con la mangas de su chompa-yo solo espero que no se cansen de buscarme-la escucho decir para después romper en llanto




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