No me doblegaré #1 Saga Pasiones Ocultas

Capítulo 14: Moviendo ficha

Más de uno se iba a acordar de esa noche y no sería por lo grandiosa que era la fiesta de celebración. Ni siquiera por la exuberante cantidad de aperitivos y bebida que se podían ver en una larguísima mesa, puesta expresamente para los invitados que querían comer y beber. Tampoco, se acordarían porque algunas damas vestían exageradamente para poder complacer a la vista masculina y conseguir un buen marido. 

Se trataba algo más fuerte, menos banal y superficial.

Algunos presentes de la velada se acordarían por otros motivos. Nunca se hubieran imaginado que esa noche para ellos la vida iba a dar un giro de ciento ochenta grados, cambiándola por completo.

Como era el caso de Cassandra que vio al demonio personificado en los ojos de ese hombre, pero su mente podía llamarlo así pero su corazón era otra cosa, que ajena a su raciocinio, vibraba en mil latidos. Un zumbido empezó a sonar en sus oídos. Para su mala suerte, vio con claridad que la había visto. Su hermana Diane le dijo algo al oído sin que él apartara la vista de ella. 

¡Maldición!, en sus mejillas desapareció todo color.

- ¿Te encuentras bien? - la voz de su prometido irrumpió en su mente, volviéndola a la realidad y a él.

- Sí - mintió y se rio de manera frívola -. Claro que estoy bien - enlazó los brazos en su cuello, provocando un sonrojo en las mejillas del joven -. No te preocupes.

Era un gesto descarado por parte de ella. Ninguna dama debería acercarse tanto a un hombre aunque este fuera su futuro esposo. Él apartó con delicadeza los brazos de la joven. Esta hizo una mueca al percatarse que más de uno censuraba lo que había hecho.

- Lo siento. Estoy un poco nerviosa y acalorada. Hace bastante calor, ¿no crees? - algún día tendría que confesarse por mentir y ocultar la verdad.

- ¿Quieres algo de beber? - se ofreció amablemente. No quería dejarla pero tenía que ser atento con ella.

- Sí, por favor - dijo sin pensarlo dos veces. Aunque más tarde se lamentaría de esa decisión. 

- Volveré - le dio un beso casto en su mano enguantada.

 Ella sonrió a medias y buscó un camino que le alejara de dicho demonio. Sin embargo, el destino no se lo puso fácil, o mejor dicho, se lo puso delante de sus narices.

- Nos volvemos a ver - su voz como tal recordaba, grave y ronca, le puso el vello como escarpia -, Amanda o debería rectificar, mi estimable prima. 

Dio un paso atrás. No podía ser. Matthew finalmente era Matthew Lombart, su horrible, odioso e insoportable primo. 

 Él se acercó como si nada. Como si no le importara que estaban siendo observados, ni siquiera le frenaba el hecho que dicho prometido de la joven regresaría en unos instantes.

- Nuestra prima Diane, desconociendo nuestro encuentro en Sussex, me había dicho con ingenuidad que eras tú, Cassandra Werrington - emitió una risa baja pero desapareció rápidamente y la miró duramente -¡Quién me iba a decir que era la misma joven que...!

- Cállate, no pretenderás que te escuche la mitad de gente que hay aquí - le interrumpió. Miró a su alrededor para asegurarse que no hubiera nadie con la antena puesta -. No sabía que eráis Matthew Lombart - pronunció su nombre con desprecio.

Él dio un paso más enfurecido.

- Ay, prima. No pienses que fue gratificante saber de tu verdadera identidad... - le echó una mirada sobre su cuerpo, evaluándola, que la puso más nerviosa que las palabras que dijo. Su mirada gritaba peligro -, pero creo que sería interesante comprobar si alguien de esta sala sabe que te hiciste pasar - rodeó el cuerpo de la joven, como un gato hambriento haría con un vulnerable ratón. Lento y pausado le susurró al oído - por una prostituta.

Cassie se giró para darle una bofetada sin pensar en las consecuencias pero él había anticipado su gesto, que la agarró de la mano frenándola en su cometido. Bajó la mano a su costado y la mantuvo agarrada. Entre ellos se libró una batalla de voluntades. Ambos no apartaron la mirada creando una tensión entre ellos.

- ¿Te está molestando, querida? - la joven dio un respingo y se soltó de su primo. Se volvió hacia su prometido.

En cambio, su primo miró a Peter como un intruso pero se comportó como un caballero y le tendió con educación su mano.

- No, no sé si te acordarás de él, es Matthew...

- Sí, Matthew Lombart - continúo Peter ignorando su mano, sin llegar a estrecharla -  No sabía que había sido invitado.

El aludido esbozó una media sonrisa notando la altivez en la voz del otro hombre, este queriendo marcar el territorio se acercó a Cassie.

- Soy parte de la familia, es normal que fuera invitado - le replicó con un zasca -. Si tienes algún inconveniente, comunicáselo a mi tía. Fue quien me dio mi invitación. Si me disculpa, mi prima me había aceptado esta pieza de baile.

Sin esperar la respuesta del otro, volvió a agarrar la mano de la joven que se quedó con la boca abierta y la llevó, casi a rastras, hacia la pista de baile.




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