No me doblegaré #1 Saga Pasiones Ocultas

Capítulo 27: A la mañana siguiente

 Te veo con mala cara - el aludido gruñó y Edward siguió pinchando - ¿No has pasado buena noche después del brebaje que te mandé a tu habitación? Eso anima al más célibe de todos los hombres.

- No - gruñó de nuevo. Tomó el café bien cargado en el desayuno. Muy pocos desayunaban en el gran comedor del señor Howard -. Gracias a tu asquerosa bebida lo pasé fatal. Encima, mi prima...

-¿Tu prima qué hacía allí? - inclinó curioso ante el nuevo giro que había acontecido -. ¿No me dirás que te acostaste con ella?

Le tiró la servilleta a la cara.

- ¡Cómo se te ocurre pedazo de animal! No pienso en ella de esa manera - bueno sí lo pensaba pero no tenía pensado decírselo -. Creo que se había equivocado, o se había metido porque no quería que la pillaran merodeando. Cuando vio que estaba "enfermo" , quiso ayudarme hasta que le conté todo. No fui amable con ella.

No se sentía orgulloso y más cuando Cassie lo miró con esos ojos llenos de tristeza y decepción. Mejor así, pensó removiendo la cucharilla del café.

- Vaya - soltó un silbido -. Espero que mi amiga no se lo tomara tan mal al encontrarte en esa situación.

- Eso habría que mirarlo porque...

- ¿Qué pasó? 

Matthew escondió su rostro y pasó las manos por los cabellos, alborotándolos a su paso.

- Mi prima cerró la puerta y ella no pudo entrar.

Edward negó con la cabeza sin creerse lo que le estaba contando. 

- No tendría que haberte enviado la bebida. Esperaba que la cosa funcionara - Matthew no estaba seguro -.Tendrás que disculparte. Mi amiga es una mujer valiosa y no merece esos desprecios de tu parte.

- Lo sé, en cuanto la vea, le ofreceré una disculpa - pero en su mente le vino la imagen de Cassie. 

Le había hecho daño y le dolía. Aunque había decidido mantenerla apartada de él, no quería verla sufrir por sus comentarios y gestos. Con razón, ella lo odiaba. Eso le dolía también, pero tenía que seguir así hasta que él dejara de pensar en ella. 

Como lo hacía en ese instante.

- Bien, amigo. Aquí viene lady Cortirmer, es tu oportunidad de ofrecerle tus disculpas.

- Buenos días, caballeros - le dio un beso en la mejilla a Edward mientras que a él le dirigía una mirada fría -. Os habéis levantado muy temprano.

- Somos muy madrugadores. Bueno, voy a hablar con el cochero para ver si está listo nuestro carruaje - le hizo una seña a Matthew para que hablara -. Luego nos vemos.

- Lady Cortirmer, quería ofrecerle una disculpa por mi comportamiento de anoche - la mujer de cabellos negros levantó la cara y lo miró sin expresar ningún sentimiento en sus ojos -. No quise ser grosero.

- Sin duda lo fue, pero no se tiene que disculpar, sé cuando pillar el rechazo.

- No - por un impulso le cogió  la mano -. Me encontraba indispuesto y no pude levantarme - se ruborizó porque era un asunto vergonzoso para él -. Quiero que comprenda que si sigue en pie su propuesta, no ofreceré resistencia ni sufrirá más mis rechazos.

- ¿Cómo podré confiar en su palabra de la cual me negaste anoche? Si, de verdad le intereso - se relamió los labios y echó una mirada por encima de su hombro - Dame un beso.

Matthew tosió. Había dos personas en el comedor. Pero estaban distraídos que no se fijarían si le daba un beso a la dama.

Los ojos de la mujer brillaban con desafío. Matthew se inclinó con la intención de darle un beso en la mejilla como buen caballero pero ella se le adelantó y le dio un beso en los labios.

Para sorpresa suya, no le disgustó. Los labios voluptuosos de la dama eran suaves y sabían a crema. Sin embargo, no sintió esa tensión y deseo recorrerle por las venas. Rabioso porque el beso no tenía ese efecto como le ocurría con Cassie, profundizó más el beso. Tuvieron que apartarte unos segundos después para que no les pillaran. 

- ¡Qué lástima que estuvieras indispuesto, lo hubiésemos pasado tan bien! - ronroneó y le acarició la mejilla rasposa del hombre.

Pero él no le prestó atención porque en la puerta estaba su ángel con otra muchacha. Apartó la mirada de ella y sintió una opresión en el pecho. 

Lo había visto.

-Querido, ¿te encuentras bien? - preguntó preocupada.

- Estupendamente - levantó la mirada hacia ella pero ya se había ido.

- Cuando quieras, repetimos - le guiñó y él fingió divertirse aunque por dentro se sentía con el estómago revuelto. No podía apartarse de su mente los ojos incrédulos y asustados con los cuales la joven lo habían mirado. Parecía como si hubiese visto algo horrible.

Intentó retomar el desayuno tomando la tostada pero el primer mordisco le supo a serrín. 

 

Lady Cortirmer ni corta ni perezosa tomó el brazo del Matthew cuando fueron  en dirección a los carruajes. El destino tan caprichoso como era, se encontró de nuevo con Cassandra que estaba a espaldas de él.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.