No me llames Gorda

Capítulo 1

Un minuto, cinco minutos, quince minutos, ¿las sesiones con Millan tenían que ser tan eternas? Créanme, no es nada bonito estar escuchando a una hermosa y delgada rubia sobre cómo tienes que cuidar tu gordo y grasoso trasero. Claro, cómo ella ha sido creada por los mismos dioses del olimpo es muy fácil.

Sus caderas son anchas, su culo es redondo y sus pechos son pequeños, pero por ser tan flaca se le ven hermosos y no es que yo sea lesbiana, es que en serio es un jodido ángel.

Desde los cinco años mi madre me ha tenido en control con nutricionistas, pero ninguno ha hecho lo que Millan ha logrado en dos años: ayudarme a bajar cuatro kilos.

La sala es grande y el sillón también, todo para que me sienta cómoda; hay una ventana grande y un montón de esqueletos por todos lados. Además, hay un mueble que tiene comiditas de plástico, como de esas que usábamos para jugar a la casita cuando éramos pequeñas.

Millan tiene por lo menos unos 43 años pero su rostro es como el de una chica de 26. ¡Joder! Y yo que tengo 17 tengo la cara de un culo arrugado permanentemente. Nicholas dice que parezco de 30 porque siempre tengo el ceño fruncido, pero creo que eso es de nacimiento.

—Nada de chicharrones, Tara. ¿Entendido? —Lo único malo de Millan es que su voz es horrible, es tan chillante que te daban ganas de morir.

—¿Qué? Pero si ya casi vienen las fiestas navideñas, ¿sabes lo que eso significa? —pregunté un poco exaltada, cruzándome de brazos, molesta porque me había prohibido comer carne de puerco para estas fechas.

Millan parece ignorarme mientras teclea en su laptop.

—Señorita Fox. —Me arrimé al escritorio y traté de ganar su frío corazón—. Usted sabe que los mortales nos encantan comer, tomar rompope, beber cerveza, comer pollo asado, o sea, comer como personas reales —recalqué frustrada.

—¿A qué te refieres con personas mortales? —Dejó su computadora de lado y me miró seria.

¿En serio no se daba cuenta que es una diosa? Te odio Millan Fox.

—El año pasado habrías logrado bajar otro kilo más, pero por estas fiestas de "mortales" me desobedeciste y no logramos nuestro objetivo. —Se quitó sus lentes y negó—. La sesión ha terminado —finalizó mirando el reloj que hay en la pared a sus espaldas.

Le encantaba hacerme esto. Cada vez que me prohibía comer algo o me decía que lo redujera, me lo mencionaba al finalizar la charla.

Detesto a los adultos. Son tan… tan adultos, te dicen una cosa, hacen todo lo posible para que tú la captes, aunque ellos no tengan la razón.

Lo único que hice fue hacer una mueca, tomar mi bolso y marcharme del consultorio, no sin antes tirar la puerta antes de salir. Escuché el grito furioso de Millan y eso me hizo reír.

Me despedí de Candy y Jessica que eran las recepcionistas del consultorio, ambas parecían ser señoras tiernas.

—Tara. Tu novio está esperándote afuera —me dijo Candy moviendo sus cejas muy coquetas.

Miré por la gran ventana que hay en la entrada y sí, allí estaba el chico más tierno y amable que alguien podría tener. Sonreí para mis adentros y mire con complicidad a Candy.

Salí de la recepción y corrí hasta cubrirle los ojos al chico de piel blanca como el papel.

—Hola, mi amor ¿Estás listo para que te saque unos cuantos pedos en la cama? —pregunté en el tono más sexy que podía fingir. Nicholas no pudo aguantar la carcajada y se giró despacio.

—¿Quién coño se tira pedos mientras tiene sexo? —preguntó divertido.

Me puse recta y me coloqué al lado.El pelinegro levantó la mirada para verme a los ojos.

—¿Por qué carajos te gusta ponerte al lado mío? ¿No ves que me haces lucir pequeño? No quiero nunca imaginarte con tacones.

—Yo no tengo la culpa que tú seas un hombre miniatura. —Levanté mis hombros e hice una seña con mis dedos, diciéndole lo chiquito que era a mi lado.

—No comiences, Ty. ¿Ahora qué? ¿Vamos a comer unos chicharrones con bastantes frijoles y tortillas? —Cerró sus ojos verdes como si estuviera teniendo un orgasmo.

No les voy a negar que en la escuela, a mis ocho años, estuve locamente enamorada de Nicholas. Él era un niño demasiado guapo, era inteligente, líder, creativo y sobre todo me cuidaba de los idiotas de los Clark.

Pero todo cambió cuando me di cuenta de que tuvo su primer beso con Eva, mi mejor amiga. Desde la fecha él la ama con todo su corazón y a Eva le vale tres hectáreas de verga porque anda como perrita en celo detrás de William Kennedy.

—No puedo. La señorita Fox me quitó las comidas grasosas, todo aquello que contenga carne de cerdo o de res.

—¡Pero qué le pasa! Pues que le den, porque ya he reservado una mesa en la chicharronera contigo y Eva.

El día estaba bastante fresco para ser seis de diciembre. El sol estaba fuerte pero el viento no era demasiado violento como para levantar vestidos.

Nicholas y yo tomamos el autobús. Odiaba ir de pie. ¿A ustedes les gusta ir de pie? Estoy segura de que no. O sea, ¿a quién en su sano juicio le gusta viajar con mucha gente que huele a culo, a caca y sudor? Y yo no lo odiaba solo por eso, sino también por el hecho de que soy TAN gorda que, si el chofer me deja subir, él debe considerar que no podrá subir a dos personas más porque mis tetas valen por dos chicas flaquitas.

—Señora. —La voz de una niña me sacó de mis pensamientos que naufragaban por los edificios de la gran ciudad.

¿Quién demonios llama a una chica de 17 años señora? Únicamente lo hacen si la chica tiene cara de señora.

—Hola. —Le sonreí hipócrita a la pequeña.

—No quiero que su bebé se canse, si quiere siéntese aquí. Mi mamá dice que las señoras gordas pesan más cuando tienen un bebé en la panza.

¿Dónde está la madre de esta mocosa? Para decirle que también hay que enseñarla que deje de ser tan entrometida. ¡Ja! Y saber que el futuro son estos niños inútiles de mierda.

Ignoré a la niña y me fui caminando hasta la última parte donde estaba Nicholas hablando con Sophie, a la primer chica que desvirgó. Los dos se morían de risa y hablaban sobre la gran fiesta que iba hacer William Kennedy en noche buena y que todos estaban invitados.



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En el texto hay: autoestima, amor lgbt, amista odio y amor

Editado: 29.05.2025

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