Los siguientes días salimos y pudimos retomar lo que años atrás habiamos dejado. Esta vez no perdí tiempo; te amé con todo mi corazón y me encargué de que tú lo supieras, te di todo de mí y tú también me correspondiste.
-Te ame, te amo y te amaré- me repetías constantemente; yo respondía a ello con un beso.
Me sentía feliz a tu lado, pude recuperar la chispa que había pedido tiempo atrás, fuimos felices.
Una vez más te volviste mi inspiración; el simple hecho de despertar a tu lado me daban fuerzas, no quería perderte otra vez. Un 28 tal cual como tú lo hiciste en aquella ocasión, llegué y te propuse casarnos; tus ojos se llenaron de lagrimas y me dijiste:
-Sí, te amo tanto.
Nuestra boda fue la menos esperada ante los ojos de aquellos que conocian nuestra historia; me regalaste lo que más amo en este mundo, mis dos hijos: Jack y Cielo.
Podría contar más y más de lo que fue nuestra vida familiar, pero no lo vería relevante, al final de cuentas no sé quien leerá esto; solo diré que fuimos felices, tuvimos problemas como cualquier pareja pero fuimos felices.
Ahora que ya no estás a mi lado quiero decirte que te amo y te amaré más que a nada, más que a nadie; que lamento los malos momentos; que te extraño y que te agradezco por cada momento a mi lado. Ahora esperaré a que el tiempo cobre los años que me quedan y así poder estar nuevamente contigo.
Un día como hoy volví a recordarte, en plena lluvia sin nadie a mi alrededor, sentado en nuestro lugar favorito. ¿Acaso lo recordarás?.