No me olvides

Un nuevo comienzo

Tal vez, si no te hubiera conocido aquel día, nos hubiéramos evitado de las varias ocasiones bochornosas que pasamos varios días atrás.

    Todo comenzó un mes antes de ingresar a clases, me encontraba en mi cuarto encerrada en mis cuatro paredes, recuerdo que para ese entonces tenían un color azulado oscuro; y de pronto escucho el timbre de mi casa, mi madre salió y para la sorpresa de ella era la vecina y su hija, yo diría que se demoró una media hora hablando con ellas, observé por mi ventana que se despidieron entregándole algo, cuando mi madre volvió a entrar a casa, vino directamente hacia mi cuarto.

     —Hola, Afra.

     —Buenas tardes mamá, ¿qué paso?

     —La vecina que vive al frente de nosotros, nos vino a entregar una invitación a una pequeña fiesta que le van a hacer a su hija por su cumpleaños.

     —Y, ¿qué día es? —pregunté sin ganas de ir.

     —La invitación dice 18 de julio, este sábado que viene.

     —Lo pensaré.

     Mi madre sale de mi cuarto dejándome la invitación en el pequeño mueble que tenía junto a mi cama.

 

La verdad no tenía ganas de ir y mis planes era pasar ese mismo fin de semana sola, o tal vez solo quería irme a correr un rato al parque y sentir un poco de paz entre la naturaleza. Pero tenía tiempo de pensar y además me quedaban dos días para decidir.

    A la mañana siguiente me desperté y no tenía claro aún de sí ir o no, estuve pensando todo el día, hasta que en la noche mientras terminaba de comer de la nada me llama mi mejor amiga Sara.

     —Hola, ¿cómo estás?

     —Hola Sara, todo bien, solo que me invitaron a una fiesta, pero mis ganas de ir han desaparecido.

     —Te escucho un poco decaída, te haría muy bien ir —me trata de animar.

     —No sé… No tengo ganas de salir, además no tengo con quien ir.

     —Si quieres puedo acompañarte, ya verás que te va a hacer bien salir un rato y si no es así, podrás ponerme cualquier reto —bromea.

     —Está bien Sara iré, solo porque tú lo dices, pero me tienes que acompañar mañana al centro comercial para comprarme algo para ir aquel día.

     —No hay problema yo te acompaño, te espero mañana  en mi casa en la tarde como a las 15:00 pm, ¿te parece?

     —Me parece bien, entonces te veo allí —colgué el teléfono.

 

A la mañana siguiente ya no me sentía tan mal, algo había mejorado, pero no sabía que era, tal vez las palabras de mi amiga Sara o simplemente presentía que algo ocurriría en aquella fiesta. Así que me levanté, salí a correr y al llegar a casa tomé un baño caliente, entré a la ducha y sentí el agua caer sobre mi coronilla y como se deslizaba cada gota cálida por mi cuello hasta llegar a mis pies. Al terminar de ducharme me cambié ya para estar lista para salir con Sara, me puse unos jeans negros y un buzo cuello de tortuga y me puse a leer.

    Fue tan rápido el tiempo en el que estuve leyendo uno de mis libros favoritos que no me percaté de la hora y es que cuando leo me traslado a otro mundo diferente a este y por ello no se me pasó por la cabeza que tenía que irme a casa de mi amiga, así que tomé una chaqueta del closet y bajé a comer tan rápido el almuerzo que mi madre había dejado para mí, ya que iba algo tarde. Salí de mi casa hacia la casa de ella con algo de prisa para no hacerla esperar mucho, llegue a su casa y toqué el timbre, salió y tomamos el autobús que nos llevaría para el centro comercial y mientras estábamos en el autobús comenzó a platicar.

     —¿Ahora si me vas a decir que es lo que te pasa?

     —Está bien, me atrapaste. Hace pocos días, mis ánimos están por debajo de mí y están tomando todo mi ser.

     —¿A qué te refieres?

     —No recuerdo cuando comenzó, pero, conocí a alguien por Internet y me ha llegado a gustar, si ya lo sé, me vas a decir que me ilusiono muy rápido, y te doy la razón, pero es que tiene un modo de tratarme tan bello o solamente me refugio en él en busca de un poco de amor.

     —Pero eso no es motivo como para decirme que estás decaída y verte así, no me gusta para nada.

     —Espera, que aún no te he contado todo —bajé la cabeza—. Lo que pasa es que ya andábamos un poco mal y como hace tres meses nos dejamos de hablar y eso me trae un poco mal, creo que lo extraño, digamos que ya me acostumbré a él.

     —Así que eso traías desde hace varios días. Mira te voy a decir algo que también me dijeron hace unos días porque pasé por algo parecido a lo que me acabas de contar, eres muy joven como para estar así por él y por lo que me has dicho temo decirte con tristeza que creo que ya se interesó con alguien más y es el hombre más estúpido por hacerte eso y no darse cuenta de la bella persona que eres Afra.

     —Gracias Sara, necesitaba escuchar algo así, de un cierto modo me trataste de levantar el ánimo y te agradezco mucho.

     —Ahora dime, ¿cómo es eso que te acostumbraste a él? No entiendo como puedes decirme eso, si solamente me has dicho que llevan poco por conocerse y que solo era a ciegas, porque aún no se han visto y solo habían hablado por Internet.




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