El autobús se detuvo en el parqueadero y me quedé sentada esperando un rato hasta que las personas bajen y no me estropeen mucho.
—Afra, ya no puedo esperar más, bajémonos ahorita que quiero ir a los baños.
—¿Ahorita? Esperemos hasta que bajen más personas.
—Sí, ahorita —insiste.
Me tomó de la mano y abrió un espacio entre las personas que bajaban del autobús.
—Viste que si se pudo pasar entre las personas —dice mirándome a los ojos y tirando una ligera sonrisa —. Ahora vamos a preguntar el paradero de los baños.
Mientras caminaba con Sara tratando de encontrar los baños en la helada noche, pensé, yo no tengo que estar con ella acompañándola, yo tendría que estar con él, pero obviamente no la iba a dejar sola y creo que él no iba a ir a ninguna parte.
Salió Sara del baño e inmediatamente fuimos a la fiesta, entramos y lo primero que hice fue alzar la mirada para encontrarlo y no logré visibilizarlo muy bien, así que fuimos a la mesa que teníamos apartada para nosotras y nos sentamos, miré hacia la otra mesa que quedaba frente de la nuestra y allí estaba. Se veía algo serio por su terno negro y su corbata, pero su cara decía otra cosa; lo miré de nuevo y observé que estaba algo incómodo y trató de aflojarse un poco la corbata abriéndose el primer botón de su camisa que dejaba al descubierto un poco su pecho.
La cumpleañera tenía uno que otro número preparado y él estaba incluido en cada uno de ellos, ya que era uno de los mejores amigos de ella, empezaron a hacer varias actividades y luego cada uno fue a sentarse en su mesa. Llegó el momento de comer y sirvieron platos muy deliciosos a cada una de las personas que se encontraban allí y conforme iban entregando iban comiendo.
—¡Carajo!
Alcé la mirada y observé que se había regado la comida en su pantalón, no era mucho, pero se enojó un poco por ello.
—Creo que iré a limpiarme a los baños.
Era mi momento de ir atrás de él, para charlar un rato, pero sentí que no era el momento y decidí esperarme un poco más.
Regresó como si nada hubiese pasado a seguir comiendo.
Apagaron las luces y se comenzó a escuchar en el lugar canciones muy bailables lo cual no era mi zona y decidí quedarme sentada, para ese entonces Sara ya había salido a bailar con alguien y yo me quedé en la oscuridad del lugar con él, no estábamos muy lejos, pero entre la poca iluminación que teníamos era suficiente para vernos el uno al otro. Al alzar mis ojos hacia él, vi que tenía sus ojos en mí y me dificultaba mirarlo fijamente así que intenté mirar a otro lado moviendo mi cuello un poco, su mirada resultó ser algo intimidante, hasta tal punto de entrar en mí provocándome una ola de calor que salía de mi cuerpo lentamente que logró que mis mejillas se sonrojaran.
Se comenzó a escuchar la canción How Long Will I Love You por todo el lugar, mientras que las personas iban a sus respectivos asientos a descansar, quedando solamente pocas personas bailando y fue allí donde lo vi levantarse de su silla dirigiéndose a mí con paso muy firme y confiado, me puse algo nerviosa y bajé rápidamente la mirada.
—¿Bailamos? —Me extiende la mano esperando una respuesta.
Lo tomo de la mano y lo seguí.
Sintió que era un buen lugar y se detuvo, quedamos frente con frente.
—¿Puedo tomarte así? —Dijo poniendo su mano en mi cintura y la otra tomándome de la mano.
—Puedes. —susurre.
Estuvimos así por un par de minutos cuando solamente me tomó de la mano y me dio una vuelta lenta, luego sentí sus manos por mi cintura tocándome la espalda descubierta por el escote y yo las tenía en su cuello, cada vez apegándonos aún más y bailando al compás de la canción.
—Eres hermosa —me susurro al oído—. ¿Dónde estabas? ¿Eh?
Me retiré un poco de su cuello para poder mirarlo fijamente a sus ojos, rozando mi nariz con la suya.
—Esperándote —le sonríe.
Subió sus manos heladas desde mi cintura hasta mi cabeza, rozándome la espada y apegándonos aún más el uno al otro, yo las tenía entrecruzadas en su cuello.
—Siento que cuando te conozca por completo me vas a encantar aún más, pero luego me va a doler demasiado dejarte —dijo mirándome detenidamente a los ojos.
—Si va a doler, entonces no me dejes ir y si lo haces, solo no me olvides, porque yo no lo haré.
Me tomó de mi cabeza bajándome un poco y quedando sus labios a la altura de mis ojos y sentí como sus labios me daban un pequeño beso en mi frente. Lo sentí eterno y quería que esa noche fuese más larga que las demás.
En ese momento en el que retiró sus labios de mi frente quedamos en completa oscuridad, seguramente se habría quemado un cable de luz o algo parecido. Las personas a nuestro alrededor comenzaron a pensar en voz alta y a preguntarse, ¿qué habrá pasado? A nosotros no nos importó quedarnos en completa oscuridad, hasta podríamos haber seguido bailando sin ninguna música moviendo nuestros cuerpos lentamente, pero con el movimiento de las personas era casi imposible.