Las alarmas cesaron al amanecer
La tierra se sacudió
Del campo floreció una camelia
Y una higuera murió
El viento débil sacudió mis hojas, degustando mis sonetos
Faltando solo una página, la pluma carecía de tinta
Viré a la realidad
Donde las luces en la sala se volvieron intermitentes
El clima se tornó glacial en un instante
Personas dispersas, corriendo de aquí para allá
Intuí lo que venía
Ahogué un grito colérico
No quise llorar
Irrumpí el espacio en el que estabas
Tú aroma a gardenia prevalecía
La cama yace vacía
Solo a la silueta de tu fantasma alcancé a despedirla