Capítulo 5
Llevábamos dos días caminando. Derek no había vuelto a hablar nada desde que despertó al día siguiente de haberle curado la pierna.
No me molestaba su silencio, de hecho era tranquilizador no tener gente hablando sin parar.
Pero extrañaba hablar con Edrea. Por eso esa noche mientras Derek dormía me senté en un lugar alejado y Edrea apareció.
- En un mes más o menos estaréis en Kooprents. – fue su saludo.
- Tenemos que darnos prisa.
- Bela, no creo que sea una buena opción esto.
- Lo sé, lo llevas diciendo toda una semana.
- Es que no me fío de Derek, es solo un instinto. No quiero que te pase nada Bela. Pero si te hace sonreír…
- No me hace sonreír.- me quejé.
- Bueno, si tú lo dices... Has hablado más en una semana con él que conmigo en dos años.
- Eso son tonterías.- me crucé de brazos.
- Sabes que tienes que dormir, ¿verdad?
- No me fío.
- Hago yo la guardia. Si veo algo te despierto.
- Vale.- murmuré antes de acurrucarme en el árbol.
- Bela, sabes que te quiero muchísimo y que eres la mejor amiga que todo el mundo necesita ¿verdad?
- Lo sé parlanchín.- musité con una sonrisilla.- también te quiero.
Con un ojo abierto pude ver como daba un saltito y besaba mi frente.
- Descansa curandera.
- Buenas noches.
***
Al despertar me encontré a Derek con mi cuadernillo en las manos.
- ¡Qué hace!- grité acercándome para arrebatárselo de ellas.
- Estaba buscando algo de comer y… bueno me encontré el cuaderno y…
- ¿¡No le han enseñado que hay cosas confidenciales en esta vida!?- bramé eufórica.
- No sabía que escribía.
- Ni debería de saberlo. Es un maldito común general inepto, irrespetuoso entremetido.
- Perdóneme, pero estoy en desacuerdo de una cosa que he leído, usted no está muerta. Usted siente.
Y eso fue lo único que necesité para coger mis cosas y montarme en Heiko y cabalgar rapidísimo entre el bosque para alejarme sin él.
Porque no iba a permitir que supiese más cosas mías. Porque me recordaba demasiado a ÉL.