No me olvides

Capítulo 9

Desperté de madrugada y me cambié de ropa. Me puse un vestido rojo violeta, de gasa largo y abertura en el muslo, con mangas de capa que eran igual de largas que el vestido. Era uno de los vestidos que me regaló. Me hice mi moño trenzado y dejé la corona sobre mi lado de la cama antes de despertar a Derek que dormía muy cómodamente.

Después de media hora, conseguimos salir de la aldea. Ya que los niños se me acercaban con obsequios hechos por ellos, que claramente no iba a rechazar.

Nos pusimos en marcha. Era una mala idea ir con ese vestido por el bosque. Pero hoy era un día marcado en mi calendario.

Vi a Heiko y sonreí, vino trotando hacia mí y le di su zanahoria.

  • ¿Cuáles son los planes de hoy?- inquirió mientras me daba la mano para andar.
  • Pues… andar hasta que la noche caiga.- respondí.
  • ¿Y para eso te has arreglado?

Me encogí de hombros y seguimos nuestro camino hasta que oí un rugido.

  • Vamos a subir a un árbol.- musité antes de agarrar la cola de mi vestido.
  • ¿Qué? ¿Por qué?
  • Hay un depredador.- me giré y miré a Heiko.- vete, quédate en la aldea más próxima que encuentres.

Este obedeció y yo me apresuré en trepar el árbol. Al llegar Derek venía detrás y se sentó en una rama a mi lado.

Un zorro apareció y se puso a olfatear el espacio.

  • ¿Cómo sabías…?
  • Cállate.- susurré.- tiene un oído muy agudo.

Cuando se marchó me quedé en el árbol un poco más, mirando hacia el frente. Suspiré y bajé el árbol poco a poco. Cuando llegué al suelo el gruñido del zorro me alertó. Derek seguía bajando cuando grité:

  • ¡Quédate quieto Derek!

El zorro corrió hacia mí y sus dientes me rozaron la piel, provocando una fina herida.

Me enfadé.

Me erguí sobre mí y fulminé al zorro antes de con un palo atusarle.

  • Maledico tibi nomine omnium quae exstinxeris, innocens manus tuae. Omne animal quod te viderit , te faciet statim mori.

(Te maldigo en nombre de todos los seres a los que has aniquilado siendo estos inocentes de tus garras. Cualquier animal que te vea hará que tú fallezcas de inmediato.)

Musité señalándolo con un dedo. Luego pisé el suelo con furia y el animal salió despavorido.

Al girarme Derek me miraba preocupado. Tomó mi mano y miró la sangre que brotaba de mi brazo.

  • Por el mundo, Bela, te podía haber matado.- soltó mi mano y buscó algo con lo que vendarme la mano. Heiko apareció segundos después con las cosas.- Heiko ven.

Abrió una maleta y sacó un trapo que vendó en mi brazo con cuidado y delicadeza.

  • No vuelvas a ponerte en peligro de esa manera.- me regañó y sonreí.- No me mires así Bela, esto es muy serio, te podría haber pasado algo y…
  • ¿Estabas preocupado por mí?- pregunté con esperanza.
  • Claro, me preocupas demasiado Bela. No quiero que te pase nada malo.

Y sonreí. El pecho se me infló de tal manera que si pudiese volar lo haría sin pensarlo.

  • No me mires así Bela.
  • ¿Cómo te miro?- pregunté confusa.
  • De esa manera que hace que todo se ponga de al revés.
  • ¿Te pongo nerviosa?- inquirí con una sonrisa.

Derek sonrió y tomó mi mano para seguir andando.

En mitad de nuestra caminata Derek se agachó para coger algo del suelo y cuando se levantó tenía en la mano un ramito de primula acaulis.

  • Para ti.- musitó dándome el ramo.
  • Muchas gracias.- sonreí y olí las florecillas.
  • ¿Te las puedo colocar en el pelo?- inquirió.

Y no sé porqué pero asentí. A los dos minutos estaba sentada en el suelo con Derek detrás colocándome las flores en mi moño trenzado.

  • Lista.- espetó cuando terminó.

Cogí un espejo de la maleta y miré lo bien que había quedado.

  • Me gusta, muchas gracias.- sonreí y tomé su mano para seguir andando.

Con el paso del rato, la noche cayó y nos quedamos bajo unos árboles. Heiko se tumbó y nosotros nos acurrucamos en su cuerpo.

  • ¿Me vas a responder a la pregunta de que cuando es tu cumpleaños o tengo que seguir esperando?- inquirió Derek.

La verdad que ayer me sorprendió que no insistiese al ver que no respondía.

  • Es hoy.- contesté mirándolo con una sonrisa.
  • ¿¡Qué!?- gritó mirándome con los ojos como platos.
  • Que hoy es mi cumpleaños.- repetí mirando hacia el frente.
  • ¿Y por qué no querías decírmelo?
  • Porque todo el mundo actúa diferente conmigo ese día.

Asintió y se dejó caer a mi lado.

  • Por eso los niños te regalaban cosas.- asentí.- pero ahora que lo pienso, nadie te ha cantado feliz cumpleaños.
  • Oh, no, no vas a…

Posó su mano en mis labios y sonrió.

  • Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseo yo, cumpleaños feliz.- cantó con su ronca voz.- no hay velas que soplar, pero si un abrazo mío que vas a recibir.

Derek me abrazó y dejó un beso en mi mejilla.

  • Feliz cumpleaños distinguida dama.- susurró acariciando mi rostro.
  • Gracias, general.- sonreí y me lo quedé mirando hasta que de un salto se levantó y tomó mi mano.
  • Vamos, no tenemos toda la noche. Todavía falta un poco para que tu cumpleaños termine.
  • Oye Derek, no creo que sea una buena idea...
  • Blasfemias, vamos.

Me cargó y me llevó hacia un lago y Heiko vino detrás de nosotros.

Me quitó las botas y me dejó con delicadeza sobre la hierba. Él hizo lo mismo y tomó mi mano.

  • ¿Vamos Bela?- inquirió entrando en el lago que cubría solo hasta sus rodillas.
  • Me voy a empapar Derek.- respondí acercándome a él.- pero sí, vamos.

Al entrar en el lago el frío me abrazo y pronto una mano de Derek estaba en mi cintura y la otra tomaba la mía. Derek me hizo girar sobre mis talones hasta quedar juntos otra vez.

  • No es un regalo perfecto o inmenso, pero espero que te guste.
  • ¿Bailar un vals dentro de un lago? Nunca me había sucedido.- respondí con una sonrisa.
  • Adoro verte sonreír Bela.




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