No me olvides

Capítulo 12

Desperté más temprano que Ileana y que Derek y preparé todo. Cuando Derek despertó monté a Ileana en Heiko con cuidado de que no se cayese y marchamos en busca de su aldea.

  • Oye Bels.- me llamó Derek.

¿Bels? ¿Me acababa de poner un apodo?

  • Dime.- respondí mientras andábamos y yo comprobaba que el camino era liso.
  • ¿Nos quedaremos en la aldea de Ileana?
  • Creo que podemos pasar unos días allí.- respondí.

Porque quería hacer las cosas que prometí antes de marcharme. Porque no sabía si volvería a aquella aldea.

  • Bels, ¿sabes que eres mi única amiga verdad?
  • No lo sabía. Pero gracias. Tú también eres mi único amigo.- contesté omitiendo la palabra vivo.
  • Es curioso que una persona como tú no tenga amigos.- musitó mirándome con su ceño fruncido.
  • ¿Por qué?
  • A ver, eres muy buena persona, los niños te adoran, la gente parece que te idolatrase y para colmo eres preciosa. Bels, cualquiera querría ser amigo tuyo.
  • Mis ojos son un paréntesis que hace que la gente no se me acerque. – confesé encogiéndome de hombros.

Suspiré y Derek tomó mi mano.

  • Pues yo me acerqué. Porque de hecho, eso fue lo que me gustó de ti. Tus ojos. Me recuerdan a las hojas del otoño. Dije, Oh por el mundo, una distinguida dama preciosa. Porque de tus ojos viene la palabra distinguida, ¿sabes? Por tus ojos, por lo exóticos que me parecen y hermosos.- confesó con una sonrisa.

Sonreí con el corazón y negué mientras seguíamos caminando.

  • Yo no digo que no me parezca raro que no tengas más amigos, porque nada más conocer a alguien, quieres sacarle hasta el tipo de cabello que tiene.- confesé y solté una risilla.- pero es curioso que no tengas amigos. Eres un general, por lo común tienes que estar rodeado de gente.
  • ¿Y qué si te digo que la gente me da… grima? ¿Qué no me gusta la gente porque es muy despectiva y superficial? ¿Qué desde que te conocí nunca antes había podido ser yo mismo? Padre espera demasiado de mí y nunca le fallaré. Pero nadie sabe quien soy en verdad. Nadie más que tú.
  • Qué me agrada que conmigo seas tú.
  • Te dije mi opinión más sincera sobre las brujas. Padre se entera eso y me quemaría en el coliseo de la ciudad.
  • ¿Por qué en el coliseo y no en la hoguera común?
  • ¿Por mi importancia en la ley?- inquirió con una sonrisa torcida.
  • Tiene sentido, un general mata brujas diciendo que en verdad no las odia… genera estruendo.
  • Demasiado. Por eso, tengo que hacerle entender a mi padre que las brujas no son malas. Así, que cuando vuelva me romperé algo y acudiré a una para que me cure delante de él y dejemos a su pueblo tranquilo.
  • Buena táctica.- afirmé dejándome caer en su hombro.- A veces me pregunto si estaremos lo suficientemente vivos mañana para hacer todo lo que hemos prometido hoy. La respuesta es no. Cada día nos deterioramos un poco. Aunque no queramos. Es… la vida.
  • Bels, eres demasiado filosófica.
  • ¿Qué le hago?- me encogí de hombros.- me gusta hacer girar a mi cabeza.

Pasaron los minutos e Ileana despertó, Heiko paró y yo ayudé a la niña a acomodarse sobre el lomo del caballo mientras Derek preparaba su desayuno.

  • Buenos días Ileana.- sonreí y le di su servilleta con bayas y un poco de agua.
  • Gracias y buenos días Bela.- dijo con una sonrisa antes de inclinarse y dejar un beso en mi mejilla.
  • Buenos días Derek, buenos días Ileana.- susurró Derek con voz aguda al principio y después grave.

Negué con una sonrisa y fuimos caminando mientras Ileana desayunaba sobre Heiko. Con una mano sostenía a la niña y con la otra tomaba la mano de Derek.

Ileana miró nuestras manos y sonrió.

  • ¿Sois pareja?- preguntó con una sonrisa.
  • No.- respondí lo más calmada que pude.- solo somos amigos.

No pareció creerse nada pero asintió y siguió desayunando.

  • Me duelen los pies.- se quejó Derek al cabo de las tres horas.
  • ¿Hacemos relevo?- inquirió Ileana.

Derek no se lo pensó y bajó a la niña para subirse él en Heiko.

  • Bela, tienes que sujetarlo que se cae.- avisó la niña preocupada.
  • Eso Bels, tienes que agarrarme o me caigo y me daño.-dijo dramáticamente.

Coloqué mi mano en su cintura y con mi otra mano Ileana y yo íbamos andando por el bosque.

Pronto, vi que no veíamos hacia dónde íbamos así que frené.

  • Ileana, vamos a subir un árbol para ver si puedes ver tu aldea desde aquí.

La niña asintió y tomó mi mano. Le ayudé a trepar y al sentarnos sobre una rama, ella se aferró a mí y yo la sostuve.

  • ¿Ves tú aldea?- inquirí.
  • Es esa, la que está en el norte.- señaló un lugar lleno de cabañas.

Al bajar del árbol, seguí sosteniendo a Derek con una mano mientras a Ileana le daba la otra.

Después de una caminata, paramos para almorzar.

  • Ahora le toca a Bela.- dijo la pequeña señalándome.

Asentí y después de recoger todo, monté en Heiko y sonreí. Comencé a cabalgar cuando la niña aterrada gritó.

  • ¡No! Bela se puede caer. No, Derek, ¿puedes sostenerla?- inquirió mirándolo.
  • Claro.- respondió este tomando su mano para después posar su otra mano en mi cintura.

Su mano era gigantesca comparada con la mía. La calidez de su mano traspasó mi fino vestido. Y mi piel se erizó como si el viento estuviese abrazando mi espalda.

Después de un rato. Ileana estaba cansada, pero se negaba a cambiarme el sitio.

  • Bela ha andado más que nadie, ella necesita descansar ahora.- dijo cruzándose de brazos.
  • Ileana, ¿sabes que nos podemos montar las dos a la vez?

A la niña se le iluminaron sus ojitos miel y alzó sus brazos hacia Derek para que este la montase.

Se sentó delante de mí y sonrió.

  • ¿Quieres cabalgar de verdad?- inquirí.
  • Sí.- dijo emocionada.
  • Derek, ¿subes?




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