No me olvides

Capítulo 17

Desperté en una cama sin poder moverme. Derek estaba a mi lado con lágrimas en los ojos.

  • Bela… ¡Oh por el mundo! ¡Bela!- gritó antes de correr a abrazarme.- Pensaba que habías muerto.- sollozó.- Bela… no vuelvas a hacer eso nunca más, ¿entiendes?

Quise asentir, pero el cuerpo me dolía, quise hablar, pero no encontraba las palabras. En su lugar, una lágrima rodó por mi mejilla.

Derek escondió su cara en mi cuello y sollozó. Lo oí llorar un rato. Luego se levantó y sonrió con los ojos rojos.

  • Estás viva… Estás viva…- sollozó más fuerte y besó mi frente.

Supuestamente tendría que estar muerta.- pensé.

  • ¿Qué ha pasado?- susurré cuando encontré las palabras.
  • Nadie podía pasar y tú estabas tirada en el suelo, quemada y… yo pasé, no sé cómo. La gente gritó asustada y corrí a por ti y te saqué del fuego, luego lo apagué y… una señora te curó, no sé cómo y no tienes las heridas, solo tienes cicatrices, Bela, no sé cómo sigues viva.- suspiró y me miró triste.

Me erguí cuando encontré las fuerzas y miré mi cuerpo. Estaba… horroroso. Supongo que eso ayudaría a que la gente me temiese. Parecía un monstruo. Mis piernas tenían trozos de piel más oscura, cicatrices que tenía en las manos y en los pies.

  • Bela, has tenido suerte de que cuando he llegado las llamas no han subido de tus piernas, si no… Bela, ¿por qué has hecho eso?
  • La gente se odia Derek, yo no soy la excepción.

Derek negó y se sentó a mi lado.

  • No quiero que mueras.- sollozó.- he tenido miedo Bela, demasiado miedo.
  • Pero sigo viva.- murmure intentando desintoxicar la tensión.

Edrea me miró en la distancia lleno de lágrimas.

  • ¿Por qué Bela? ¿Por qué otra vez recurres al fuego?- murmuró.

Porque es lo único que calla mi mente, quise responderle.

No sé, le respondí.

Me incorporé y Derek me ayudó a mantenerme en pie.

  • Mañana partiremos.- informé.
  • No. Estás mal, tienes que guardar reposo.
  • No pasa nada Derek, estaré bien.- musité mirándolo fijamente.
  • ¿Cómo estás tan segura?- presionó.
  • ¡Porque no es la primera vez que lo hago!- bramé enfadada.

Me alejé hacia el baño y miré mi reflejo. Mis manos, sus cicatrices que conseguí tapar con magia. Mis piernas, quemadas, llenas de cicatrices, mi cuerpo entero era un mapa de cicatrices. Un mapa doloroso.

Derek entró sin llamar con lágrimas en sus ojos.

  • ¿¡Cómo que no es la primera vez!? ¿Acaso ha habido otra vez?

No respondí y no hizo falta. Derek tomó mis manos y negó mientras frotaba en ellas su dedo pulgar.

  • No es una mancha, es mi piel, son mis cicatrices.- musité seria.
  • Nunca las había visto.- dijo con voz aguda.
  • Las tapo. Las odio. Me odio.- susurré el final.

Oí su sollozo y negó repetidas veces mientras miraba mis pies y mis piernas.

  • Sé que estoy horrenda, no hace falta que lo disimules.- espeté mirándolo fijamente.

Y Derek hizo lo que menos me esperaba, me abrazó. Me abrazó y lloró. Lloró tanto como aquel día en mitad de la noche. Pensé que se diluiría.

  • No estás horrenda.- sollozó.
  • ¿Entonces por qué lloras?
  • Porque no me puedo creer que te digas esas cosas tan feas, porque no quiero que mueras Bels. Te quiero mucho.- me miró con los ojos rojos y volvió a abrazarme.- no quiero estar sin ti, maldita sea, pensaba que ibas a morir y yo… yo no quería aceptarlo. No quiero que mueras Bela. Te necesito.

Las lágrimas inundaron mis ojos y negué intentando espantarlas.

  • ¿Qué hago cuando yo misma me necesito y solo encuentro una muralla llena de pinchos que están dispuestos a matarme? – susurré con voz temblorosa.- ¿Qué hago cuando la culpa me asfixia tanto que siento que estoy nadando en un mar invisible?- lo miré y él tomó mi rostro entre sus manos.- ¿Qué hago cuando me canso de mí? ¿Cuándo mi mente se convierte en mi peor enemiga? ¿Cuándo los recuerdos me amenazan? ¿Cuándo los monstruos se liberan del baúl de diamante? ¿Qué hago Derek? – pregunté suplicante.- Porque solo encuentro respuesta en el fuego. Ahí se calla todo. Ahí estoy en silencio y tranquila.

Derek sollozó y negó antes de pegar su frente a la mía.

  • Háblalo conmigo, por favor, puede que no sea de ayuda, pero háblalo conmigo. No pelees sola Bels, me tienes a mí. Te voy a escuchar siempre, solo no recuras al daño, por favor Bels. No vuelvas a hacerlo.

Asentí y Derek me abrazó. No me soltó. Estuvo a mi lado. Siempre tocándome, nunca dejaba de haberlo y me sentía… mal y… respaldada, como si supiese que tenía un punto de apoyo.




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