No me olvides

Capítulo 18

Derek y yo estábamos caminando por la aldea tomados de la mano. La gente me miraba melancólica. Sabían lo que había pasado. Ese día, me había puesto unos guantes y un vestido largo, lo suficientemente largo para que tapase mis cicatrices.

Derek estaba a mi lado con las maletas, Heiko me esperaba a las afueras.

Jada se había reunido con éxito con su familia. Todo había salido bien.

Antes de desaparecer de la aldea, en el camino, dejé a mi paso un caminito de flores No me olvides, con todos los colores que había. La No me olvides especial. Cada pétalo era una mezcla de todos los colores.

La aldea sollozó y yo partí lejos. Aún en el bosque, no quité mis guantes.

  • Bels, ¿por qué no te quitas los guantes?- inquirió Derek.
  • No me gustan mis cicatrices.
  • A mí sí.- quitó los guantes y besó mi mano.- así que por favor, vamos a seguir el camino así, me gusta rozar tu piel, no la tela del guante.

Sonreí y seguimos caminando. Cuando cayó la noche, nos quedamos dormidos en el lomo de Heiko abrazados.

Derek no había dejado de abrazarme desde lo del fuego. Aprovechaba cada momento para hacerlo. Igual que para tomar mi mano.

  • ¿Porqué me abrazas?- le había preguntado esa misma noche.
  • Me hace ver que sigues viva y que solo fue un mal momento. Me hace pensar que… no sé, es como un punto de apoyo. Me ayuda a tranquilizarme, el saber que estás bien.- había respondido mientras sonreía.

***

Desperté y Derek me abrazaba mientras miraba mi rostro de cerca. Sus ojos verdes me sonrieron.

  • Buenos días Bels.- susurró antes de besar mi mejilla.
  • Buenos días.- murmuré con una sonrisa.
  • Adoro tus ojos.- confesó.
  • Gracias, yo también los tuyos.

Rió y me ayudó a levantarme.

  • Hay un lago cerca.- informó y asentí.- ¿Quieres contarme por qué te quemaste la primera vez?
  • La culpa y el odio interno, son dos cosas demasiado malas y juntas, crean una bomba de relojería.
  • ¿Por qué?
  • Yo he matado a gente Derek. Gente inocente. La culpa, el remordimiento, las noches sin poder dormir, el odio… todas esas cosas me han llevado al fuego. Aunque en verdad era cortarme la cabeza. Pero me decanté por el fuego. Estuve una hora en total. Treinta minutos los pies y treinta minutos las manos.
  • ¿No te apartaste?
  • No. No me permití hacerlo. La mente me dijo que era lo mínimo que merecía.
  • ¿Por qué no te ves como lo hago yo Bels?
  • Porque me aterra saber cómo me ve la gente. Todo el mundo me teme. He hecho cosas malas. La gente me odia, me teme.
  • Yo no te odio, yo te quiero.
  • Eso dicen todos hasta que me conocen de verdad.- reí y negué.- Las personas somos un puzle Derek. Todas mis piezas están rotas, desfiguradas, mal colocadas y son propias del terror y del miedo. A la gente eso no le gusta. Nadie quiere a su lado a alguien roto Derek. A alguien muerto.
  • No estás muerta, ni rota.
  • ¿Entonces cómo estoy?
  • Falta de cariño. Y para tu suerte estoy aquí y voy a llenarte de cariño.
  • ¿Más que el que mi novio muerto me dio?
  • Más que el que tu novio muerto te dio Bels. Te voy a amar como nadie lo ha hecho.
  • ¿Cómo estás tan seguro?
  • Tengo una corazonada Distinguida dama.- dijo altanero.
  • Confiaré en usted, común general.

Me abrazó y sonreí. Seguimos caminando hasta que llegamos al lago. Derek se alejó y me dejó darme un baño. Cuando estuve lista, me senté en el borde del césped y levanté mi vestido hasta mis muslos. Dejando libre mis cicatrices. Me las quedé mirando con asco. Temblé cuando fui a tocarlas y aparté la mano corriendo. Esto sería más complicado de lo que pensé.

  • Bela, está bien, todo a tu tiempo.- susurró Edrea.- ahora va a costar, pero ya mismo te acostumbrarás, créeme.
  • Parezco un monstruo.- murmuré.
  • Eh, escúchame. No eres un monstruo. Belinda, no me hagas enfadarme. Eres una gran persona.
  • Debería de haber muerto.- musité con la voz ahogada.- yo debería de morir Edrea.
  • No digas eso Bela.- me miró suplicante.
  • No merezco nada, no te merezco, no merezco la vida, no merezco nada…- sollocé- debería de haber muerto yo. Aquel día, ayer, antes de ayer. Yo debería de haber muerto. No toda esa gente, yo. Porque habéis muerto por mi culpa.- sollocé.- por mi maldita culpa, porque no valgo, porque nunca estaré a la altura, Edrea. Me odio y odio no haber muerto.
  • Eh, Bela.- sollocé e intenté otra vez acercar mi mano temblorosa a mi cuerpo. Pero no pude. Me daba asco yo misma.
  • Estoy espantosa.- lo miré con tristeza.

Me llevé las manos a la cara e intenté respirar. No pude.

Edrea desapareció.

Nunca me había odiado tanto estar en mi propia piel. Nunca me había asfixiado tanto tener que mirarme, tener que portar mi cerebro y mi corazón. Nunca me había… destruido tanto, tener que vivir.

Volví a intentar tocarme, pero fue en vano. Mi mano tembló más que antes, así que la alejé y me pellizqué el brazo. Miré hacia el cielo y negué.

Derek se sentó a mi lado y pasó uno de sus brazos por mi hombro.

  • Tranquila Bels, se que lo conseguirás.- susurró en mi oído.
  • No, no estoy segura de lograrlo Derek, esta vez no.- lo miré con mis ojos vidriosos y negué.- Me odio Derek. Ese es el problema, esa es la base del problema. Me odio Derek. Me odio tanto que pienso que debería de estar muerta. Porque siento que no me merezco nada y que esto.- señalé mis piernas.- es solo lo mínimo que merezco. Me doy asco Derek.- sollocé.

Derek me abrazó y tomó mis manos temblorosas entre las suyas.

  • Escúchame Bels, te lo diré las veces que haga falta. Vas a lograrlo, poco a poco. Yo no veo motivos para que tú te odies. Pero no pasa nada. Todo el mundo se odia alguna vez. Y estoy seguro de que vas a vencer ese odio. Mereces vivir Bela, mereces todo lo bueno del mundo.




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