Derek y yo llevábamos un día caminando, no habíamos vuelto a sacar el tema de mi confesión de mi vida.
Me tranquilizaba y a la vez me ponía de los nervios que no dijese nada
¿Acaso se sentía incómodo por lo que dije?
Derek tomó mi mano y sentí. Era raro. No fue solo la calidez de su mano, fue también algo raro. Como si un rayo hubiese caído y su fuerza estuviese recorriéndome. Derek también lo notó. Me miró con una sonrisa antes de atraerme más a él.
Se alejó y me tomó por los hombros.
Sonreí y lo miré.
Negó con una sonrisa y de la mano seguimos caminando.
Me gustaba pasar rato con Derek, me hacía olvidar. Olvidar mi mente. Olvidar sus muertes. Olvidar el dolor que me provocaba pensar en ÉL.
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Editado: 20.09.2024