No me olvides

Capítulo 23

Derek estaba tumbado a mi lado con una gran sonrisa. Acariciaba mi mano y me miraba con sus ojos verdosos. Había leído mi cuaderno después de insistir. Dejé que lo hojeara. No supe que había leído hasta hoy.

  • ¿De verdad piensas eso del amor?- susurró con una sonrisa.
  • ¿El qué? Pienso demasiadas cosas.- contesté acariciando sus nudillos.
  • Que puedes amar cualquier cosa y que hacer el amor no solo es tener intimidad.- murmuró.
  • Sí, ¿tú no?
  • Nunca lo había visto así. Me gusta ese concepto del amor.- respondió antes de acariciar mi mejilla.

Una boba sonrisa apareció en mi rostro. Nos quedamos así, mirándonos, como cada día. Por la mañana andábamos y después de almorzar y andar otro poquito más, nos tumbábamos en la hierba y nos quedábamos así, mirándonos.

  • Oye Bels.- susurró mirándome a los ojos.

Su aliento golpeo con suavidad mi rostro. Estábamos a centímetros, nuestras narices se rozaban. Mi pulso iba a mil. Mi corazón iba frenético.

  • Dime.- murmuré mirando sus ojos.
  • Si alguien llegase hoy y te dijese que te ama, que te quiere, ¿qué le responderías?- inquirió mientras que con una mano acariciaba mi mejilla.
  • Depende de quién sea esa persona.- respondí con una sonrisa.
  • ¿Si es tu novio muerto?
  • Le diría que lo amo, pero que tiene que seguir la vida. No puedo agarrarme a una cuerda, que en principio no está atada a nada. Tengo que soltar. A Él lo solté hace tiempo Derek. Lo amaré, y acepto su muerte.- murmuré mirándolo a los ojos.

Derek asintió y nuestras narices se rozaron.

  • Tienes pecas.- susurré.- parecen estrellitas sobre tu rostro.
  • Tus ojos son más naranjas de cerca.- comentó mirando mis ojos.

Sonreí y su mirada bajó a mis labios. La mía lo hizo a los suyos. Acaricié su rostro. Llevaba tiempo queriendo hacerlo. Tenía la piel rasposa por la barba de pocos días. Acaricié su pelo, su nuca. Un escalofrío le recorrió.

  • Bela…- susurró apartando mis manos para juntarlas con las suyas entre nosotros.- tus uñas hacen cosquillas.- musitó antes de mirarme.

Sus pupilas se habían dilatado tanto que no quedaba casi nada de sus verdosos ojos.

  • Sabes que te quiero, ¿verdad?- inquirió.
  • Yo también te quiero Derek.- respondí con una sonrisa.

Sus ojos brillaron de una manera exótica y yo sonreí cuando vi su sonrisa, sus comillas.

Edrea tenía una botella de vino.

  • ¡Lo has conseguido Belinda!- bramó antes de abrirla.- ¡Los muertos se van a morir cuando se enteren!

Reí y miré a Derek.

Sentía la mirada de Edrea sobre nosotros, pero no me importó.

Derek me miraba con una sonrisa brillante. Sus ojos estaban deslumbrantes y sentía mi pulso explotar.

Su mano estaba apoyada sobre mi cintura. La mía sobre su brazo. Sentía que estaba en una nube. Una nube de la que no quería bajar nunca.

Pero todo se vio interrumpido por su estornudo.

  • Perdón. Creo que me voy a resfriar.- musitó antes de sentarse.

En ese momento me puse alerta. Derek podía resfriarse y necesitar un fármaco. Lo veía con menos inmunidad que yo.

  • A ver, voy a hacerte unas preguntas y me dices como te sientes.- asintió y antes que nada coloqué mi mano en su frente. Tenía fiebre.- ¿Te notas con frío o calor?
  • Frío, siento mucho frío.- dijo y ahí me cuadró el porqué se había puesto una chaqueta y un jersey debajo, estando en verano.- De acuerdo, ¿cómo te sientes?
  • Me cuesta tragar y me siento cansado, sin ganas de hacer nada.
  • La conclusión del test es que estás resfriado.- informé antes de ponerme en pie.

Derek suspiró y yo me levanté. Cogí una toalla de la maleta y me dirigí al lago, que seguía estando frío. La mojé y la estrujé y me dirigí hacia él. Se la coloqué en la frente y sonreí.

  • Tienes que hacerme caso.- asintió.- voy a buscar una planta, mientras, quédate aquí con esto en la cabeza. Pero antes, tienes que quitarte la chaqueta y el jersey. Para que la fiebre baje tienes que tener ropa ligera. Ponte una camisa.
  • Pero me va a dar frío.- se quejó.
  • Heiko te cobijará.

Derek me hizo caso y cuando se puso la camisa con su chaqueta, se colocó la toalla en la frente y se acurrucó en Heiko.

  • ¿Me vas a dejar solo?
  • No, Heiko está aquí. Te hará compañía.- sonreí, cuando vi sus ojos temer acaricié su rostro.- tranquilo. Volveré rápido.

Comencé a andar por el bosque buscando la menta piperita.

Tenía que buscar miel, jengibre y limón. Cosa que haría aparecer, ya que no habíamos traído.

Cuando encontré la planta. Me senté sobre el cadáver de un árbol e hice el fármaco de miel, jengibre y limón. Cuando arranqué un tallo de menta piperita, cogí una hoja y las demás las guardé en el bolsillo de mi vestido.

Anduve de vuelta y miré a Derek tumbado. Me agaché y acaricié su rostro.

  • Ya estoy aquí.- avisé.- tienes que tomarte dos cosas.

Derek abrió los ojos y me miró, después intentó sonreír.

  • Primero esto, te ayudará a bajar la inflamación de garganta.- sonreí y con cuidado le di el fármaco.

Derek hizo una mueca al probarlo.

  • Está malo.
  • Pero te curará. – sonreí y dejé el vasito a un lado.- ahora tienes que comerte esta hoja.
  • ¿Enserio?- asentí.
  • Te va a ayudar a bajar la fiebre. Así que no seas quejica y come.

A malas ganas se comió la hoja. Después quité la toalla de su frente y volví a mojarla para colocarla de nuevo.

Estábamos a un metro del lago, cosa que me ayudaba a la hora de cambiar la toalla de su rostro.

  • Iré a darme un baño, descansa.

Me levanté y cogí mis cosas. Me coloqué detrás de una piedra gigante y me bañé. Me quedé un rato en silencio, pensando. Mirando mis cicatrices. Me gustaba verlas. Me amaba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.