Capítulo 24
Desperté y curé a Derek con mi magia. Me había acostumbrado a dormir con sus ronquidos. Derek se despertó poco después y se estirazó como un gato. Me miró sonriente y volvió a abrazarme.
- ¿Cómo te sientes?
- Mejor.- hice como que comprobaba su temperatura.
- La fiebre ha desaparecido.- informé.
- Ya no me duele la garganta ni me siento cansado. Estoy bastante mejor.
- Me alegro. – sonreí y me levanté.- Iré a preparar el desayuno.
- Yo iré a darme una ducha.- asentí y me quedé con Heiko y Edrea.
- No me puedo creer que no hubiese beso.- se quejó.
- No digas tonterías Edrea.- reí.
- Bueno, cuando aceptes tus sentimientos me haré el sorprendido, bueno nos haremos, porque los muertos están al día.
- Eres una maruja.- bufé y negué.
- Oh, el pueblo me enseñó a serlo.
- Nunca vas a cambiar.- reí y lo miré.
- Me siento muy orgulloso de ti Belinda.
- Gracias.- sonreí.- yo también me siento orgullosa de mí.
Edrea desapareció y Derek se sentó a mi lado para desayunar. Cuando terminamos, nos pusimos en marcha.
A media tarde paramos otra vez cerca del lago, intentábamos no alejarnos mucho de él.
Derek estaba sentado a mi lado en la hierba. Yo miraba al frente.
Y pensaba mucho en la palabra amor. En la palabra amar. En el sueño que había tenido desde que era niña.
- ¿En qué piensas Bels?- susurró Derek.
- En una cosa a la que me aferré cuando era niña.- simplifiqué.
- ¿Quieres contármelo?- asentí y lo miré.
- Cuando era niña, siempre me había aferrado a la idea de que llegaría alguien que me amaría tal y como era. Que alguien me elegiría por mí ser. Que un día, se levantaría y diría, la elijo a ella. Como la primera, no como segunda u tercera. Primera. A alguien que me amase tanto que no huyese de mis demonios. A alguien que con solo mirarme se le inflase el pecho, a alguien que dijese, quiero que sea con ella con quien comparta mis días. Desde niña había soñado con alguien así. Con alguien que me amara, con el amor que yo tenía para dar, no por mis capacidades. Y cuando ÉL llegó, me aferré a ÉL, pero se marchó, como todos. Pero de forma permanente. Rompiéndome más.- confesé mirándolo con melancolía.
Hoy era uno de esos días. Hoy era uno de esos días reflexivos que me hacían pensar en mis sueños de niña. En lo que me aferraba, en mi pasado. En ÉL.
Derek asintió y acarició mi rostro.
- Si te sirve de consuelo. Yo te elijo como la primera. No he huido ni huiré de tus demonios. Te elijo por tu ser, por cómo eres, por el amor que eres capaz de dar y tienes para dar. Porque cuando te miro, no solo se me infla el pecho, mi corazón va rapidísimo. – para hacer verdad lo que había dicho llevó mi mano a su corazón. Y su corazón golpeó mi mano.- te amo mucho Bels.
Sus ojos me miraron intensos, yo no podía parar de mirar los suyos. Necesitaba procesar todo lo que me había dicho.
Pero Derek no me entendió. No entendió que yo necesitaba procesar la información.
En lugar de dejarme procesar todo, mientras lo miraba, se levantó y se marchó.
No regresó esa noche a mi lado. Heiko no lo encontró. Me asusté, estaba preocupada.
- ¡Se te acaba de declarar Bela!- gritó Edrea apareciendo con una botella de vino.- ¿¡Y has dejado que se vaya!?
- Tengo que procesar todo y…
- ¡Cogitare de te!- bramó antes de dar un sorbo.
(Piensa en ti)
- A todo el mundo le va a dar igual quien será tu pareja. Solo te tiene que importar a ti Bela. A la basura quien se oponga. Piensa en ti Bela, ¿qué es lo que quieres?
- A él, lo quiero a él.
- Pues ve y se lo dices. Belinda, no me hagas emborracharte.- amenazó.
Sonreí y me levanté dispuesta a ir por él. Pero frené en seco.
- Es de noche y no veo nada Edrea, puedo perderme.
- Mañana, con el primer rayo de sol, te despertaré.- avisó antes de desaparecer.
Y yo me quedé dormida. Soñé con Derek, soñé con la declaración que me había hecho. Noté que algo volaba en mi interior.