Habíamos visto un lago después de días caminando sin parar. Teníamos los pies metidos en el lago y estábamos tumbados boca arriba mirando al cielo mientras reíamos después de jugar a perseguirnos entre el bosque.
Sonreí.
Derek se puso de pie y comenzó a saltar mientras corría.
Yo solo podía reír. Reír sin parar, Me sentía en el lugar adecuado.
Me levanté y seguimos corriendo sin parar.
Me alzó por la cintura y me comenzó a besar antes de, conmigo en brazos, meterse en el lago.
Dicho esto, me soltó sin previo aviso y me zambullí en el agua.
El imbécil me había llevado a una zona honda.
Al subir a la superficie se reía sin parar.
Me aparté y oí su “ohhhh” de sorpresa. Oí el agua moverse a su paso.
Yo nadaba a su contra. Hasta que sentí sus manos en mi cintura.
Yo sonreí y de un giro me enganché a sus espaldas como un mono.
Dijo antes de doblar las piernas y que los dos cayésemos directos en el agua.
Me tenía agarrada de los pies, por lo que me fue imposible escapar. Al subir a la superficie golpeé su espalda.
Pellizqué su hombro y oí su risa.
Derek me giró y yo quedé frente a él. Me tenía agarrada del trasero. El vestido estaba mojado y se pegaba a mí como una segunda piel. El escote se marcaba más y yo solo podía pensar en que Derek, tenía mis pechos a la altura de su boca.
Golpeé su pecho y Derek comenzó a reír.
Me bajó un poco y comenzó a besarme. Cogió mis piernas y las enredó en su cintura. Pasé mis manos por su cuello y nos quedamos así. Besándonos en el agua.
Sus manos, comenzaron a subir por mi cintura hasta llegar a mis pechos y estrujarlos con lujuria. Una vez, dos veces.
Me sacó del lago y siguió besándome, ahora, el cuello.
Algo raro se instaló en mí y tuve que alejarlo.
Derek me miró un poco descolocado. Pero acabó asintiendo.
Porque yo no podía entregarme a Derek. Porque si yo me entregaba a Derek completamente, no me lo perdonaría. Porque sería una traición para ÉL.
Porque yo me había entregado una vez. Y no solo hablo del corazón y del alma. Hablo del cuerpo. Me había entregado de todas las formas posibles a Él. Porque lo amaba.
Pero a Derek, simplemente lo quería. Lo quería con intensidad. Pero no era para nada amar. Y yo no podía entregar lo único que me faltaba por darle.
Porque sentía, que no era lo correcto. Porque a Derek solo le conté algo de mi vida. Pero a ÉL, le conté cada detalle y me entregué sin pensarlo.
Ahora no podía hacerlo. Sentía que no era lo correcto. Porque no.
Y debía de aceptarlo. Tanto Derek como yo.
Debíamos de aceptar que no era el momento de entregarnos al completo. Puede que mañana tampoco lo fuese, ni pasado mañana, ni nunca. Porque yo sabía que nunca estaría preparada para volverme a entregar al completo. Y eso era algo que debían de aceptar.
***
Regresé al lago ya cambiada de vestido y Derek estaba mirando fijo algún punto extraño del paisaje.
Me senté a su lado con las piernas metidas en el agua y el vestido arremangado hasta mis muslos.
Acaricié su mejilla y la acuné en mi mano.
Y en ese momento, noté un pinchazo en el pecho. Uno de esos que me decían que una grieta se había formado.
Una gran grieta.
Porque en un abrir y cerrar de ojos, lo notaba a miles de kilómetros lejos de mí, aunque estuviese a mi lado, no lo notaba cerca.
Y no sabía qué hacer para traerlo de vuelta.
No me miró. Sostuve con mis dos manos su rostro y busqué su mirada.
Derek me miró y vi una tristeza profunda. Luego sonrió y se levantó.
Algo se acababa de abrir y mi corazonada me decía que sería imposible de cerrar.
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Editado: 20.09.2024