No me olvides

Capítulo 37

Llevaba días viendo una especie de entes extraños. No les solía tomar importancia, puesto en el bosque era común poder verlos. Muchos habitaban allí. Pero estos eran diferentes. Estos tenían un brillo incomparable con los demás. Cosa que me llamaba la atención. Así que esa tarde, no dudé en alejarme de Derek para buscarlos.

  • Estaré en un árbol escribiendo.- informé.
  • Yo estaré en el lago.- musitó antes de zambullirse en él.

Habíamos tapado la grieta como si nunca hubiese estado.

Me subí a un árbol que, de manera que yo pusiese observar a Derek y estar lejos.

Lo veía, estaba nadando en el lago. Me quedé mirando hacia la flora esperando verlos. No hubo movimiento.

Esperé un poco más hasta que dos figuras fantasmales se sentaron frente a mí.

  • ¿Por qué me estáis persiguiendo?- susurré.
  • Esperábamos contactar con usted de alguna manera señora Yotz.- espetó una voz antigua y apagada.
  • Soy Bela.- informé.
  • Sabemos muy bien quién es usted, curandera.- habló el otro ente. Este tenía una voz más joven, pero igual de apagada.
  • ¿Quién os envía?
  • La divinidad.- contestaron formando una melodiosa voz poderosa, como la de una diosa.
  • ¿Qué ha pasado?- me puse alerta y ellos debieron de notarlo.

En mi mente solo se reproducía una cosa. Mi pueblo se había extinto.

Me indicaron que me relajasen y el ente de la voz joven habló:

  • Venimos a advertirla. De dos cosas que se van a precipitar sobre usted.
  • Para llegar a Kooprents, tiene que cruzar un río que da al mar. Por tanto, tiene que escuchar el oleaje y eso será una indicación de que está cerca de Kooprents.- informó el ente de voz antigua.

Sentí un susurro en mi oreja y unas palabras reveladas.

  • Es hora de que su destino, el que las cartas predijeron, se haga realidad, curandera.- espetaron.
  • ¿Puedo hacer dos preguntas?- inquirí antes de que desapareciesen.
  • Ya ha hecho una.- musitó el ente de voz antigua.

Sonreí, por eso había dicho dos.

  • ¿Cómo está mi pueblo? Me refiero a que si siguen muriendo o si ya no queda nada.- expliqué.

Se miraron entre sí durante unos momentos, como si estuviesen hablando con alguien más, con alguien que yo no era capaz de observar. Como si estuviesen hablando con alguna divinidad.

Esperé hasta que oí el asentimiento del ente de voz antigua.

  • Su pueblo, está cómo lo dejó. No ha vuelto a fallecer ningún brujo por las barreras que ha utilizado. Pero se están debilitando curandera, dese prisa.- formuló el ente de voz joven.
  • Por cierto, le mandan recuerdos. No la divinidad. Es alguien importante. - informó el ente de voz antigua.

Sonreí, Edrea. Era él, estaba segura. Todas mis corazonadas indicaban a él.

  • Díganle a Edrea que me envíe una mariposa, también le envío recuerdos.- sonreí.
  • Intentaremos comunicárselo.- musitó el ente de voz antigua antes de mostrar una sutil y casi invisible sonrisa.

Cosa que me hizo afirmar el hecho de que se lo iban a decir.

  • Gracias por la información.- dije.
  • Hasta pronto curandera.- espetaron al unísono en una voz melodiosa antes de desaparecer.

Bajé del árbol y caminé hasta el lago. Derek me miraba con una sonrisa mientras nadaba hacia mí.

  • Ya he escrito.- informé sentándome a su lado.

Derek se sentó a mi lado con una sonrisa y yo pensé en lo que me dijeron los entes.

  • “Para llegar a Kooprents, tiene que cruzar un río que da al mar. Por tanto, tiene que escuchar el oleaje y eso será una indicación de que está cerca de Kooprents.”

Yo no oía el oleaje. Llevaba tiempo sin poder oírlo. Así que con toda la sutileza que pude reunir, le pregunté a Derek.

  • Oye Derek una pregunta. ¿Para llegar a Kooprents no tenemos que cruzar un río que da al mar?- inquirí atenta a su reacción.

Se tensó. Se tensó de pies a cabeza. Lo podría apreciar incluso a la distancia. Se tensó y tragó grueso antes de mirarme temeroso.

  • No creo.
  • Yo creo que sí. Es más, es así, un joven de la aldea me lo confirmó. Yo no escucho el oleaje desde que desperté sobre Heiko. ¿Qué ha pasado?
  • Puede que me perdiese entre el bosque aquel día.- susurró temeroso.
  • ¿¡Qué!?- bramé levantándome.

Estaba enfadada. Todos estos días, habíamos estado retrocediendo en vez de avanzar.

  • ¡Yo solo intentaba ayudar Bela! ¡No sabía que camino era y cogí el primero que vi!
  • ¿¡Qué camino si no hay caminos Derek!?
  • ¡Me perdí en el bosque lo admito! ¡Solo quería ayudar a llegar antes!
  • ¡Me lo fueses dicho! ¡Me fueras despertado!- bramé.

Estaba fuera de mí. No me podía creer que nos habíamos perdido.

  • ¡No quería despertarte porque esa noche no habías dormido! ¡Lo sé! ¡Sé el ritmo de tu corazón cuando duermes y no duermes!
  • ¡No me vengas con tonterías Derek!- grité enfadada.- ¿¡Te das cuenta de lo que acabas de crear!? ¡De tu maldito silencio! ¡Hemos estado retrocediendo todas estas semanas! ¡No hemos avanzado Derek!
  • ¿¡Y por qué tienes tantas ganas de llegar a Kooprents!? ¡Ni que fuese de vida o muerte!- gritó con ironía.

El pedestal se cayó. Y con él, Derek. Lo miré enfadada. Retrocedí un paso y luego otro. Derek caminaba hacia mí.

  • ¡No me sigas porque no te necesito!
  • ¡Bien no te seguiré, me iré a mi casa, con mi familia, porque yo si tengo una!

Yo que lo miraba fijamente, pude ver la amargura de esas palabras reflejada en sus ojos.

No lo pensé dos veces cuando levanté la mano y golpeé su rostro.

  • Imbécil.- escupí alejándome de él.

Mis ojos se aguaron sin poder evitarlo. Y anduve seria, erguida, imponente. Caminé lo más rápido que pude.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.