No me olvides

Capítulo 41

Desperté y un guardia abrió mi puerta.

  • Señora, el…- miró a Derek y luego siguió hablando.- el general dice que salga.

Al salir, Derek tenía una toalla y jabón en las manos.

  • Aquí hay un lago. Vaya a darse un baño.- informó antes de que un guardia me colocase las cadenas en los pies.

Asentí y cogí las cosas que me daba.

  • Un guardia irá con usted.

Reí.

  • De acuerdo, general.- me alejé y oí a un guardia caminar detrás de mí.

Llegué a una roca y dejé las cosas. Un gato negro apareció.

  • Hola bonito.- sonreí.- ¿Te han mandado para acompañarme?

El gato se dejó acariciar por mí y luego asintió.

  • Pues bienvenido a este barco compañero.
  • Señora, dese prisa.- musitó el guardia.

El gato anduvo hacia el guardia y le maulló enfadado.

  • No se atreva a tocarlo siquiera.- amenacé.

Me desnudé y me metí en el lago. El guardia me miraba fijamente. Pero no me importó. Cuando terminé de bañarme, me volví a colocar la misma ropa y trencé mi cabello para hacer un moño trenzado y caminé hacia el guardia con las cadenas arrastrándome.

  • Ya estoy, tome.- le di la toalla y el jabón y me agaché.

El gato saltó a mis brazos y se quedó así, quieto, acurrucado. Cuando volví, Derek me miró y asintió. Yo me metí en el carruaje.

  • ¿Cómo te llamaré modicum? – (pequeño)

Pensé en nombres. Luego miré al gato fijamente. Tenía los ojos azules. Tan azules como el mismo cielo. Su pelaje era negro, tan negro como el ónix. Era precioso.

  • ¿Vienes a protegerme?- inquirí y el gato en modo de asentimiento lamió mi mano.

Miré sus ojos. El gato inclinó su cabeza hacia un lado y me miró con sus grandes ojos observadores.

  • Kenji. Te llamarás Kenji.- musité mientras lo acariciaba.

El gato se acurrucó a mi lado y tomé por bueno ese nombre.

El carruaje se puso en marcha después de que un guardia cerrase la puerta.

Cuando paró, llegamos a otra aldea. La última de todas. A pie habíamos tardado semanas en ir. Pero con caballos se tardaba menos, bastante menos.

  • Señora.- me abrió la puerta el guardia y yo bajé. Me encadenó las manos y Derek y yo anduvimos en silencio. Kenji no se separaba de mi lado.

Al llegar, la gente se inclinó. Fui a ver a la señora que me dejó hospedarme en su hogar y su hijo vino a abrazarme.

  • Hola Raphael.- saludé con una suave sonrisa.
  • ¿Te acuerdas de mí?- inquirió.
  • Claro que sí pequeño, te enseñé a hacer atrapa sueños.

El niño formó un o con su boca y abrió los ojos.

  • Te acuerdas de mí.- espetó con una gran sonrisa antes de volver a abrazarme.
  • ¿Tienes el atrapa sueños todavía verdad?
  • Sí, está en la ventana de mi habitación.
  • Bueno, pues quiero que cada noche, cuando lo mires, te acuerdes de mí.

Hice aparecer una No me olvides de todos los colores y se la di.

  • Para ti. En el momento que entre en tu casa no se marchitará, será para siempre.- sonreí triste.
  • Bela…
  • ¿Me llevas con tus padres Raphael?

El niño, de mi mano, me llevó a su casa. Cuando llegué, los padres se inclinaron.

  • Pronta será mi marcha, mi alma será encenizada.- informé.- Gracias por dejarme hospedar en vuestro hogar y gracias por dejarme en vuestra verbena participar.
  • Señora…- empezó el padre.- siempre le estaremos agradecidos por todo lo que hizo. Gracias a usted puedo volver a moverme.
  • No las de señor, haré cualquier cosa por mi pueblo.- sonreí y me incliné como muestra de gratitud.- Os recordaré siempre. Guardo en mi alma el recuerdo de vosotros, de todos.

Después miré a Kenji.

  • Raphael.- llamé al niño que corriendo vino a mi lado.

El niño tenía lágrimas en los ojos.

  • Tengo una tarea muy importante para ti.
  • La cumpliré Bela, lo prometo.- asentí.
  • Kenji, necesita el calor de una familia. Yo no podré dárselo. ¿Me prometes que cuidarás a mi compañero?
  • Sí.- respondió antes de abrazar a Kenji.

Yo acaricié su pelaje por última vez. No podría llevarlo conmigo, porque quedaría desamparado, aquí estaría mejor.

  • Adiós Kenji.- me despedí, luego besé la frente de Raphael y señalé su muñeca.- Mírala.

El niño, al ver su muñeca me miró confundido.

  • Es una marca. Significa que serás protegido por la divinidad. Por mí, por ellos. Por todos los guardianes.- informé.

El niño sonrió y me abrazó. Ileana tenía otra, en su espalda. Estos niños serían protegidos por todos los grandes. No les pasarían nada. Eran buenas personas.

  • Me tengo que ir Raphael. Adiós pequeño.
  • Adiós Bela. ¿Me recordarás?
  • Siempre, ¿tú me recordarás?
  • Siempre.- respondió antes de con su pequeña mano despedirse.

Le devolví el gesto y me marché. La aldea se inclinó y yo salí de ella con un nudo en el estómago.

Nunca me gustó despedirme de los infantes. Porque siempre, me dejaban marca en el alma y era dolorosa cuando tenías que despedirte de ellos.

  • Bela, tendríamos que hablar.- dijo Derek mirándome melancólico.
  • ¿De cómo me traicionaste? No, gracias.
  • Bela es…
  • Estaré en el carruaje. Avisadme cuando lleguemos a Drunther.

Me alejé y me acerqué a un general.

  • ¿Me quita las cadenas?- el hombre las quitó y me metí en el carruaje.

Cerré los ojos y me concentré en aquel silencio sepulcral.




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