Dos jóvenes de nombres Fabiana y Ashlynn. mejores amigas de toda la vida, que habían siempre estado muy interesadas por lo oculto, por el terror, lo sobrenatural y lo prohibido, haciéndolas unas expertas en ese campo, especialmente los rituales y juegos como la ouija o el libro rojo; una tarde nublada de septiembre ambas estaban reunidas en la casa de la mayor, Fabiana, quien se encontraba sumergida en una página web que le mostraba un juego nuevo para probar, mientras su mejor amiga leía un libro muy antiguo y polvoriento sobre magia negra.
– Ashlynn, ¿Has escuchado sobre el juego de no mires atrás? –preguntó la pelinegra mirando a su amiga
– No, creo que no –contestó sin dejar de leer– ¿De qué trata?
– Requiero unos cerrillos, una hoja de papel, un lapicero, una vela, un reloj o celular, lo importante es que pueda ver la hora y un lugar completamente solo, el juego consiste en escribir en la hoja un mensaje que diga los invito a mi reunión espíritus de todos lados, desde las 3:30 a las 3:38 o algo así, la hora puede variar, debes estar completamente solo, conocer muy bien el lugar teniendo presente cuantas habitaciones tiene, rompe la hoja en pedazos y allí es donde vas a escribir el mensaje, deja un trozo en cada habitación, prende la vela a la hora que indicaste que comienza la reunión y espera a que tus invitados lleguen, no se sabe muy bien lo que pueda suceder, cada caso es diferente, solo hay una regla que nunca puedes romper que es nunca mirar para atrás, el juego se termina a la hora que tu indiques -respondió con emoción- quiero probarlo, pero no quiero hacerlo sola.
– Las reglas dicen que solo puede participar una persona –suspiró dejando el libro a un lado–. Tienes que dejar el miedo e intentarlo, recuerda que a veces se pierde más si no intentas, cualquier cosa me quedare cerca del lugar para socorrerte si algo sale mal.
La pelinegra dudo por un tiempo, pero al final acepto, sabía que Ashlynn nunca le iba a fallar, así que nada podía salir mal ¿O sí?
Ashlynn fue la que buscó el lugar para el juego, conocía bien la ciudad a pesar de que no solía salir mucho, la castaña revisó la vieja y abandonada casa que eligió de principio a fin asegurándose que no hubiera vagabundos ni ningún tipo de habitantes que pudieran interrumpir a Fabiana; ella nunca lo menciono, pero tenía un muy mal presentimiento haciéndola los últimos dos días un poco más sobreprotectora con la pelinegra, era muy raro que fallara su instinto y eso la mortificaba cuando se trababa de su mejor amiga.
Por otro lado, Fabiana preparaba entre nerviosa y entusiasmada las cosas para la madrugada; Ashlynn la buscó a la hora acordada y la llevó a aquella casa que se hallaba un poco a las afueras de la ciudad lo suficiente para no alertar a algún individuo que avisara a las autoridades si escuchaba un grito o ruido extraño, la castaña se quedó a unos tres metros de la casa en el auto de sus padres, se despidió de Fabiana pidiendo que si le pasara algo terminara con el juego, la llamara a su celular o pegara un grito con toda la fuerza de sus pulmones, Fabiana riendo por la actitud sobreprotectora de la menor se despido con la mano caminando hasta la casa.
Ya en el lugar, Fabiana preparo todo y cada una de las cosas que necesitaba, la castaña le había entregado un mapa exacto de la casa y ella ya había ido una vez allí, dato que le daba la absoluta confianza, ejecuto cada uno de los pasos exactamente como se debía, su celular marcaba las 3:30 am, la hora perfecta a su parecer, en los trozos de papel colocó "Los invito a una reunión espíritus de todo lugar e índole, a las 3:31 am hasta las 3:32 am" no quería quedarse mucho tiempo, solo lo suficiente para experimentar aquel juego; coloco los pedazos de papel en cada habitación y se quedó en la principal, cuando en el celular se veía que eran las 3:31 am encendió su vela y esperó a sus invitados. Pasaron los segundos y no sucedió nada, pensó en dejar el juego hasta que unos ruidos de pisadas interrumpieron el monstruoso silencio, tragó en seco, pasó con nerviosismo su mano derecha por su corto cabello, sintió varias presencias y otros sonidos detrás de sí que solo aumentaban su temor y nerviosismo, no podía aguantar más la tentación de mirar atrás, susurró un "Ashlynn no aguanto" e intentó llamar al celular de su amiga, pero aparecía fuera de servicio, maldijo a todo ser existente y guardo el celular, solo habían pasado unos segundos desde que había empezado el juego, cada vez los ruidos y las presencias aumentaban provocando arrepentimiento en la fémina, esta soltó un grito desgarrador por la desesperación intentando llamar la atención de quien la esperaba afuera del lugar, pero nadie vino a salvarla, ahogó un sollozo, y con lentitud y miedo hizo lo que nunca debió hacer, mirar para atrás.
Dos jóvenes de nombres Fabiana y Ashlynn. mejores amigas de toda la vida, que habían siempre estado muy interesadas por lo oculto, por el terror, lo sobrenatural y lo prohibido, haciéndolas unas expertas en ese campo, especialmente los rituales y juegos como la ouija o el libro rojo; una tarde nublada de septiembre ambas estaban reunidas en la casa de la mayor, Fabiana, quien se encontraba sumergida en una página web que le mostraba un juego nuevo para probar, mientras su mejor amiga leía un libro muy antiguo y polvoriento sobre magia negra.