El pasado que se hace presente - 2 - Part 6

Nota del autor

Bueno, un mensaje rápido antes de empezar: ahora tengo una cuenta en X. Por ahora, servirá como otro lugar para publicar sobre el trabajo, ya que probablemente será, debido a su tamaño y dimensiones, el principal punto de interacción. Dirigirá al mecenas, que es el principal, aunque está un poco abandonado, algo que necesito cambiar. En general, eso es todo: seguir para apoyar y para enterarse de los lanzamientos.

@Ponti_Zero

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Mirando el mensaje que aparecía en todas las pantallas, Siete estaba curioso.

(¿De qué estaban huyendo…?)

— Evacuación Inmediata —

Quitándose el casco, comenzó a observar la sala a su alrededor.

Sillas esparcidas y volcadas en el suelo, con algunos monitores derribados, daban al lugar un aire algo caótico.

Además de las pantallas de las computadoras y el gran panel, pequeños televisores en las paredes mostraban el mismo mensaje, brillando intensamente.

“Padre, ¿qué lugar es este?”

Aún junto al panel de energía, Padre también se quitó el casco, produciendo un leve siseo de descompresión.

“Un búnker militar, diseñado para controlar las fuerzas de combate fuera de él.”

Al escuchar un término desconocido, Siete frunció el ceño.

“¿Militar?”

Dándose la vuelta, Padre comenzó a caminar.

“Sí, es una fuerza encargada de defender un estado o una nación.”

Acelerando el paso, Siete lo siguió, avanzando por los corredores del búnker abandonado para hacer lo que los había llevado allí.

“¿Cómo es eso?”

“Bueno…”

Mientras recorrían las instalaciones, buscando la mejor forma de explicarlo, Padre guardó silencio por unos segundos.

“Imagina que nuestra familia es una nación. Yuliya, Ísis, Leon, Victor y Mia tienen sus roles para ayudar en casa, pero en mi caso, además de esos, tengo el deber de protegerlos a todos, cueste lo que cueste. Esa es, de alguna manera, una función similar a la de los militares, aunque a mayor escala, proteger a los no combatientes, o civiles.”

(Una fuerza destinada a proteger a otros… el mundo antiguo parecía tan fascinante.)

Pensar en el mundo que alguna vez existió siempre era entretenido, reconstruir cómo vivía la gente, qué hacía y cómo se divertía, solo observando lo que quedaba.

(Arqueología…) Siete recordaba haber leído sobre eso en uno de los libros que tenían en casa.

Aunque algunos libros ofrecían vislumbres de la vida cotidiana, la mayoría trataba de conocimientos básicos de esa era: biología, matemáticas, entre otros.

Los únicos útiles para eso eran los libros de historias ficticias, pero eran escasos y poco confiables.

(Espera.)

Dándose cuenta de que faltaba algo, se volvió hacia Padre.

“…¿Y yo qué?”

Con un tono más serio, Padre respondió.

“Tu rol es el mismo, proteger a tus hermanos a toda costa. Por eso estamos aquí.”

Deteniéndose cerca de una puerta de apariencia reforzada, esta se deslizó automáticamente hacia un lado, acompañada de un leve sonido de roce.

El interior, completamente iluminado, revelaba algunos puestos de tiro vacíos, ocupando solo una pequeña parte de la sala.

Había mesas y mostradores, algunas sillas y una máquina expendedora.

En el otro lado, la mayor parte de la sala era un amplio campo de tiro, con algunos blancos aún colgados.

(Proteger a mis hermanos…)

…

De pie en una de las secciones, Siete sostenía un arma.

Hecha en su mayor parte de madera, el rifle de cerrojo tenía varias marcas de uso, como arañazos y algunas manchas de suciedad en la madera.

Pero no había óxido en el cañón de metal, cubierto con una capa de grasa.

Justo a su lado, observando cada uno de sus movimientos, Padre hablaba.

“Apoya la culata en el hombro y apunta. Nota que, incluso si intentas mantenerla firme, la mira se moverá ligeramente, así que cada vez que dispares, contém la respiración y apunta, luego suelta el aire de los pulmones después de disparar.”

Ya había disparado varias veces, con Padre dándole instrucciones periódicas para mejorar el manejo y la postura, mientras aumentaba la distancia del blanco.

(Por eso sigo fallando…)

Aunque fuera algo pequeño, cuanto más lejos estaba el blanco, mayor era la desviación de la trayectoria de la bala.

“Volvamos al principio, recuerda aplicar los consejos que te di.”

Retirando la culata de su hombro, Siete respiró hondo y la bajó, relajando su postura.

“Comienza.”

Con las palabras monótonas de Padre, empezó a moverse.

Primero, verificar el arma.

Tirando del cerrojo, extrajo el cartucho vacío del disparo anterior, que cayó al suelo con un leve tintineo, dejando la recámara abierta.

Cargar.

Tomando una bala del mostrador, Siete la insertó rápidamente en la recámara, luego la cerró, deslizando el cerrojo a la posición de bloqueo.

Apuntar.

Apoyando el arma en el hombro, algo torpemente, adoptó una postura de disparo y apuntó al blanco.

Preparar.

Conteniendo la respiración, puso el dedo en el gatillo y estabilizó el arma, solo para ser interrumpido por Padre.

“Olvidaste el seguro otra vez, quítalo.”

— Clic —

No era la primera vez que lo olvidaba; seguía pasando, algo que lo irritaba.

(¿Por qué sigo equivocándome…)

Con un sabor amargo, dejó eso de lado, esperando la próxima orden de Padre, quien, tras una última revisión del arma y la postura de Siete, se apartó.

Entendiendo que tenía permiso para disparar, continuó.

(Con cuidado…)

Dado que el blanco estaba muy lejos, un apretón brusco o torpe podía desviar fácilmente la trayectoria de la bala.

Por eso, con suavidad, Siete presionó el gatillo.

Activando el mecanismo, produjo un estruendo, seguido de un fuerte retroceso que empujó a Siete hacia atrás. Sin embargo, lo controló, endureciendo los brazos y afirmando el cuerpo, sintiendo una leve molestia en el hombro.