Una Mecha - 4 - Part 3

Nota:
Hola, bueno, creo que primero debería disculparme por haberme retrasado una semana.
He tenido algunos problemas con mi trabajo, así que tuve que prestarle más atención.
Pero el lanzamiento continúa.
Tengo noticias para mis fieles lectores: desafortunadamente, tendré que reducir mi ritmo de publicación. Sé que esto puede afectar la participación, como ya he notado tras reducir el número de publicaciones semanales. Pero quiero escribir mejor, prestando más atención y siendo más cuidadoso. Quiero escribir una obra maravillosa, aunque sea la primera.
Seguiré publicando regularmente, pero lamento informarles que no será quincenal, sino mensual.
Sé que esto podría acabar con el proyecto, pero no quiero perder la complejidad que busco en mi historia; quiero escribir algo bueno, lo mejor posible.
Bueno, gracias por su atención, ¡y espero que disfruten de este capítulo!

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En la cima de un rascacielos, cerca de uno de los bordes de la estructura, donde un pequeño muro servía como límite de seguridad, Roger observaba los alrededores de una Berlín destruida.

Con los brazos detrás del cuerpo, sosteniendo una de sus manos, veía un denso bosque que cubría cada vez más la antigua ciudad que existía allí. Tenía una mirada perdida, con algunos hilos de melancolía, dirigida a las estructuras que quedaban en la ciudad; las sobrevivientes de la destrucción y el tiempo.

Solo en la cima, en un silencio sepulcral, recordaba el glorioso pasado de la ciudad, pero que ahora no era más que un fantasma.

Sintiendo un sabor amargo, contrajo el rostro.

(Me pregunto si las cosas podrían haber sido diferentes, si hubiéramos evitado que eso ocurriera...)

Pero, antes de que pudiera profundizar en ello, sorprendiéndolo, un viento frío de otoño lo golpeó, durando solo unos segundos, pero fue el tiempo necesario para aliviar su expresión.

“...”

Con una mirada más ligera, volvió los ojos al cielo azul.

Era el atardecer; además del azul sin nubes, los cielos estaban pintados con tonos de naranja y rojo, junto con una oscuridad que ganaba cada vez más fuerza debido a la llegada de la noche.

(O solo estaríamos retrasando lo inevitable...)

Interrumpiendo el silencio que reinaba allí, escuchó a alguien hablar detrás de él.

“Entonces, ¿viniste aquí?”

Aunque tenía el tono de una pregunta, por ser una voz algo fría, también se asemejaba a una afirmación. Era una voz que Roger conocía muy bien, de su vicecomandante, algo característico de su personalidad.

Girando la cabeza lentamente hacia ella.

“¿Ya terminaron...?”

Dejó de moverla cuando la vio con el rabillo del ojo, parada a unos metros detrás de él, cerca de una puerta de salida de ese piso.

“...¿Fran?”

Tan pronto como terminó de hablar, ella se acercó en silencio y se detuvo justo al lado de donde estaba, apoyándose en el muro de seguridad.

“Sí.”

Ella, girándose hacia la ciudad, continuó hablando.

“Revisamos el edificio otra vez, como pediste, pero no encontramos ninguna pista sobre el grupo desaparecido. Sin embargo, encontramos algo nuevo: hay una gran trampilla de concreto que lleva al sistema de alcantarillado de la ciudad. Estaba cerrada, pero había marcas alrededor de la tapa que indican que fue movida recientemente.”

Justo después de que el grupo de Bernd partiera, Roger ordenó otra búsqueda en el edificio, pero esta vez, una más cuidadosa, ya que previamente habían confirmado la seguridad del interior del edificio.

Girándose hacia la ciudad, Roger le preguntó:

“¿Alguna marca sospechosa alrededor de esa salida, como huellas de botas o partes del suelo hundidas?”

Sacudiendo la cabeza ligeramente, Fran le respondió:

“No, nada más que las marcas en la tapa.”

“¿Revisaron el alcantarillado?”

“Poco, ya que no teníamos permiso para ir muy lejos, pero no encontramos nada hasta donde llegamos.”

Pasándose la mano por el rostro, frustrado, murmuró:

“...Entiendo.”

(Esperaba una pista mejor...)

Después de eso, los dos permanecieron en silencio, pero con un sonido casi imperceptible del roce de la ropa de Roger al cruzar los brazos. Intentando armar un rompecabezas mental, sus ojos se entrecerraron como si buscara algo en el horizonte frente a él, pero pronto suspiró.

(Aunque encontramos algo nuevo, eso no ayuda mucho…) Era un detalle que se nos había escapado, pero no uno que marcara la diferencia... (Solo mover una trampilla no es gran cosa, es algo que el grupo desaparecido podría hacer fácilmente...)

Ante ese silencio, sin mirar a Roger, Fran le preguntó:

“¿Quieres enviar algunos soldados para revisar el sistema de alcantarillado más a fondo?”

Apartando la mirada del horizonte, Roger miró a Fran con el rabillo del ojo, quien apoyaba la cabeza en una de sus manos, observando los edificios alrededor.

“No, eso reduciría demasiado nuestros números. Esperemos a que el grupo de Bernd regrese para revisarlo.”

Mientras aún hablaba, dando la espalda, se dirigió hacia la puerta.

“Volvamos; los puestos de vigilancia nocturna deben estar listos antes de que caiga la noche.”

***

En el corazón de un amplio complejo de edificios cubiertos por vegetación, en una gran plaza, Bernd observaba la gran centinela posicionada en el centro del lugar.

Escondido detrás de algunos escombros, sostenía su espada con firmeza mientras analizaba la vieja máquina.

(Aún sin ningún movimiento... es hora de avanzar.)

Sabiendo que no podía detenerse desde allí, ya que no había lugar para esconderse, ajustó la espada en su cintura para facilitar el desenvaine y confirmó la posición de los demás antes de correr hacia la máquina.

Corriendo por el área abierta a una velocidad sobrehumana, mantenía una mirada fija en los brazos de la máquina, preparando contramedidas para cualquier movimiento que pudiera hacer, por pequeño que fuera.