No Name

Sin nombre - 6 - El invernadero

En el interior de una mansão abandonada, en uno de sus decadentes corredores, un extraño ruido de engranajes comienza a sonar.

Al seguir el sonido, pronto se llegaba a una pared, donde había, desentonando con todo lo que la rodeaba, una extraña puerta de metal. Ella, por mantener una sorprendente integridad, mientras las paredes a su alrededor tenían colores desbotados y estaban cayendo a pedazos, llamaba la atención en el ambiente decadente.

Hasta que, cesando el trabajo de las engranajes, comenzó a moverse silenciosamente.

"¡Qué frío!" Al abrir una pequeña rendija, Siete exclamó al ser sorprendido por el viento que corría por el interior de la mansão.

Sin embargo, aun quejándose, con una leve sonrisa jugó con el vapor que salía de su boca.

(Parece que el invierno está cada vez más próximo...) Aún estaban en otoño, pero con el fin de la estación cada vez más próximo, la temperatura venía cayendo cada vez más en los últimos días.

Por cuenta de eso, tenía vestimentas más apropiadas para lidiar con el cambio, usando un abrigo pesado, así como botas y pantalones más gruesos. No eran nuevos, algo evidente por el color desbotado, partes del tejido más gastadas en puntos en que sufría fricción, además de los diversos remiendos, pero aun así, eran cómodos.

Acercando la puerta a la pared, hasta oír que encajaba con un clic, Siete salió del búnker. Parando en medio del corredor, verificó las dos direcciones que había, antes de volver su mirada al interior del búnker.

"¡Pueden venir!"

Tras algunos pocos segundos, dos personas comenzaron a aparecer en las escaleras. Fue cuando, al ver a una de ellas, una sonrisa cálida surgió en el rostro de Siete.

(Finalmente, después de tanto tiempo, llegó este día, Yuliya...)

Apoyándose en Padre, Yuliya subía las escaleras con pasos lentos.

Siete aún se acordaba de cuando ella enfermó, hace más de 3 años, siendo forzada a quedarse quieta dentro de casa recuperando, pero eso cambiaba hoy.

"No hace falta apresurarse, un peldaño a la vez, hija." Llamando su atención, Padre intentaba mantener un ritmo leve.

"Uh-huh."

Asintiendo con la cabeza, Yuliya sujetaba con firmeza a Padre, en un intento de contener su agitación.

Siete, observando aquella escena parado al lado de la puerta, percibiendo algo en su hermana, contuvo una risa.

"Pfft."

Escuchando eso, Yuliya, frunciendo las cejas, se volvió hacia él.

"¿Qué fue eso?"

"Nada..." Dijo mientras desviaba la mirada.

"Hmm..."

Aunque aún estuviera desconfiada, mirando los ojos de su hermano, tras algunos pocos segundos, lo ignoró, volviendo a subir las escaleras.

Siete, observándola por los rincones de los ojos, aún se contenía.

(Aunque sea la mayor, aún actúa como una niña...) Debajo de sus ojos, más oscuros que lo normal, Siete percibió que había ojeras marcando su piel pálida. (Así como una, la excitación por el día de hoy la atrapaló dormir....)

Con el corazón más leve, Siete la observaba subir las escaleras, ya revelando buena parte de su cuerpo.

Más que él, su hermana tenía más piezas de ropa para protegerse del frío, como una bufanda gris y un gorro de lana, además de eso, llamando bastante atención, usaba una máscara de gas cubriendo su boca y nariz.

Al ver aquello, con un latido equivocado, su sonrisa fue mermando, no obstante, antes de que desapareciera, sacudiendo la cabeza, habló con una leve sonrisa.

"¿Cómo se siente hoy Yuliya? Saliendo de casa después de tanto tiempo?"

Levantando la mirada, ella respondió con una voz ahogada.

"¡Me siento muy bien!"

Aunque no fuera posible ver sus expresiones, debido a la máscara que usaba, por las manzanas de las mejillas y por su mirada, era posible percibir su alegría.

Siete, que tenía una mirada fija en su hermana y una sonrisa singela—

"Si es así, tal vez quepa una pequeña apuesta para hoy? ¿Qué acha?"

—cambió a una sonrisa burlona y ojos en media luna.

"Yo—"

Pero antes de que Yuliya pudiera responder, un grito vino del interior del búnker, de Leon.

"¡Vamos a apostar quién trabaja más hoy!"

Algo que fue inmediatamente respondido por Victor.

"¿Por qué apostar? En esos últimos días en que salimos con Isis, fuiste el que menos trabajó, entonces por qué crees que serías capaz de competir con Siete y Yuliya?"

Sorprendido por la acusación repentina, Leon se volvió hacia su hermano en negación.

"¿Qué? ¡Eso no es verdad! ¿No es así, Mia?" dijo volviéndose hacia su hermana menor, que se asustó al ser llamada.

"¿Eh?! Bueno... eso es medio verdad, Hermano Leon, si me acuerdo bien..." dijo colocando el dedo en el mentón, "cuando fuimos a buscar las hierbas medicinales tu mochila fue la que tenía menos, o incluso cuando buscamos las raíces de esa planta tú tomaste la menor cantidad..."

Atascándose, Leon comenzó a tartamudear.

"Gulp! Bueno... eso es..., pero...."

Derrotado, mientras intentaba encontrar una salida, una voz viniendo del final de la fila lo salvó.

"Vamos, no tenemos motivo para pensar en eso ahora, pues hoy es un otro día, entonces tal vez una apuesta no sea tan mal así, ya que nunca competí con la hermana Yuliya."

Isis, con un semblante animado, lanzaba una mirada implicante a Yuliya, que, abriendo ligeramente los ojos, sorprendida por la forma como había actuado, tardó un poco en responder.

"...Ora, ora, parece que alguien quiere empezar a experimentar el gusto de la derrota, así como Siete experimentó tantas veces?"

"¡Yo no perdía tanto así! — Pasando todos por Siete, él cerró la puerta. — En realidad, creo que estoy unas dos victorias por delante de ti, hermana."

Moviendo-se para el inicio de la fila, continuaron andando por los corredores de la mansão.

"De ninguna forma, soy yo quien está por delante! ¡Incluso considerando el conejo, aún debo estar unas veinte o treinta victorias por delante de ti!"



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En el texto hay: #war, #postapocalíptico, #ciencia ficción

Editado: 01.11.2025

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