—Gracias por recordarlo, la verdad no tenía planes. Pensé que nadie lo recordaría.
—Es tu cumpleaños, como no recordarlo si en la universidad lo celebrábamos ¿Lo recuerdas?
—Claro que recuerdo. Si tú me acompañabas a cenar y a soplar las velas, por momentos sentía que era como una cita.
—Fui una tonta de verdad
—¿Por qué lo dices Mariana?
—Olvídalo.