—Disculpa, la junta demoro más tiempo del que creía.
—Es raro que te disculpes, pero da igual, un amigo fue a recogerme.
—Pensé que iría Vanesa.
—Ella está fuera de la ciudad.
—¿Qué amigo fue a buscarte?
—Eso no importa y no me mires así que no me gusta.
—Eres mi esposa te puedo mirar como yo quiera.
—Esa no es la mirada que un buen esposo le debería dar a su esposa que acaba de salir de una operación tan delicada y que no fue a buscar cómo se supone que debería.