—Feliz año nuevo, amiga
—No sé qué tiene de feliz, no deberías venir a verme, debería estar con resaca del año nuevo
—Quise ver cómo estabas o cómo te sentías, y milagro que no veo al maridito tuyo
—¿Si te refieres a mi flamante esposo?
—Sí, pues, el ogro de tu adorable esposo, espero que notes mi sarcasmo.
—Está pasando unos días con Bryan, donde su mamá y su hermana.
—Esa cuñadita tuya
—Las veces que las he querido reunir siempre salen chispas cuando están juntas
—Yo soy un pan dulce y ella uno añejo y amargo
—Tranquila, amiga, que Paola es un sol
—Siempre me cayó mal desde la universidad
—Es un sol, te lo repito, ojalá un día y se haga el milagro de que mi mejor amiga y mi cuñada se lleven bien, aunque creo que sigues resentida porque la escogí de madrina de Bryan.
—Ni me lo recuerdes que aún me dan escalofríos de la cara de burla que tenía, en resumen, tu cuñada es una total bruja, y hablando de la bruja, ¿le dirá su hermanita sobre el bebé? Y ¿qué le dirá?
EN UN HOSPITAL LEJANO
—Doctor, tenemos que ponerle un nombre, no siempre será NN
—Cómo se llama, no sé su cantante favorito
—Alejandro
—Entonces, a partir de hoy, será el señor Alejandro
—Ni tan, señor, yo creo que pasé de los treinta años
—No ha habido reporte de desaparecidos con sus características
—Es lo extraño, alguien allá afuera debe estar preguntando por él
—¿Tendrá mujer, hijos, hermanos o padres?