No para de llover

V

Pasaron eternos instantes desde que los pobladores se volvieron piedra, yo veía sus coronillas desde ahí, en el áspero techo abrazando mis delgadas piernas. Recordaba a mamá, ¿Se habría convertido en una estatua más? ¿Habría al menos llegado a salvo a casa? Expectaba de lejos mis pensamientos cuando súbitamente mis pupilas captaron a la distancia un punto azul tan quieto como todo lo observable a excepción de la lluvia que fluía sin detenerse. Mis ojos se inundaron tanto como el pueblo, la inquietud me carcomía al comprender que la gente de piedra río abajo estaba sepultada en agua y lodo sin poder hacer nada al respecto. Eran objetos sin vida. Quería saber qué les había sucedido, quería volver a casa, quería a mamá, quería que dejara de llover, que todo fuese como era antes. ¿Por qué no yo en su lugar? ¿Por qué no puedo hacer nada? El agua ya cubría el techo de los hogares pequeños, tuve suerte de que mi piso, antes azotea, fuera alto y me mantuviera a salvo, aunque en ese punto fácilmente me habría arrojado al mar sin salvavidas. Mi negación me llevó a creer que era un invento mío, una pesadilla, pero una tan real que me encontré de pronto exigiendo al cielo que dejara de llorar, le grité con rabia como si fuera a escucharme. No paraba de llover. A mi alrededor localicé algunos techos de buena altura, como el de aquel restaurante junto a mi tienda, al que solíamos ir cuando alguien en casa cumplía años. Debía moverme, tomé impulso y envíe toda mi frustración a mis pies, corrí como nunca y salté tan lejos como me fue posible. Llegué a ese techo con manos y rodillas sangrantes que, por suerte, aún eran funcionales. En el agua seguía mirando el paraguas azul, quizá ahí estaba mamá, a unas tres cuadras. Si mi cielo no respondía a mi petición, al menos yo debía hacerlo, tenía que dejar de llorar para llegar a donde mi madre. "Un techo más, corre fuerte, salta, otra vez" me decía, era un débil gato sucio y empapado tratando de ir a donde la lluvia no se sintiera como hielo, junto a mamá.
"Otro techo, uno más" repetía tratando de mantener mi aliento cada vez más escaso.



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En el texto hay: tristeza, reflexiones, metafora

Editado: 09.08.2024

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