(no) Puede Ser Amor

Capítulo 6

Amy apoyó la espalda contra la puerta del copiloto del auto de Brad mientras esperaba de brazos cruzados su retorno.

Un instante después, los amigos de él llegaron al área del estacionamiento, pues allí se verían todos. La suspicacia enmascaró sus rostros al encontrar a Amy cerca de Porsche.

—¿La Señorita Perfecta está esperando a Brad? —preguntó Austin a nadie en particular.

Daniel soltó una risa incrédula y dijo:

—Esto sí que es extraño.

—Es evidente. Brad y ella están saliendo —murmuró Candace.

Charlotte se adelantó unos pasos y llegó hasta donde estaba Amy. El resto la siguió.

—Hola. ¿Esperas a alguien aquí?

Amy dudó un momento antes de responderle a la desconocida.

—Sí. Espero a Brad. ¿Lo conocen? —dijo ella, aún cruzada de brazos.

Ninguno pudo ocultar la cara de sorpresa.

—Ehm… yo soy su prima Charlotte; ella su prima Candace —señaló a la pelinegra con la mano—, y ellos son sus amigos…Daniel, Megan y Austin. —Ahora señalaba a los demás.

—Yo soy Amy. —Los saludó con la mano.

—¿Y… en dónde está mi primo? —preguntó Candace.

—Fue a hablar con un profesor y dijo que lo esperara acá —explicó Amy.

—Ah, eh… Brad nos dijo que estaría esperándonos aquí… pero… creo que iremos de nuevo adentro para ver si nos encontramos con él en el camino. Fue un gusto conocerte Amy —dijo Charlotte.

—Igual. —Amy forzó una sonrisa.

Luego de dejar a Amy a su espalda, los chicos comenzaron a cotillear.

Entretanto, después de buscar a Chloe, Brad  se puso a recorrer con ella algunos salones para dar con el profesor McGuire.

—Explícame cómo fue que borraste el informe de la laptop de Amy —inquirió Chloe.

—Creo que fue accidentalmente. Cuando me dejaste solo en el salón me apoyé en la mesa en donde estaba su laptop y por accidente presioné algunas teclas, pero… no imaginé que había borrado todo su informe.

—Bueno, un accidente le ocurre a cualquiera —dijo ella, comprensiva—. Mmm… ¿Y Amy en dónde está?

—Está en el estacionamiento. Le dije que se quedara allí mientras yo solucionaba esto con el profesor. Es que estaba un poco alterada la pobre —mintió.

—Ella se estresa mucho por esas cosas.

—Se endemonia diría yo —murmuró él.

—¿Cómo?

—¿Qué? —Brad arqueó las cejas.

—No, nada. Pensé que habías dicho algo.

Brad bajó la mirada, aliviado de que la trigueña no lo hubiese escuchado.

***

Unos veinte minutos más tarde, Brad estaba de camino al estacionamiento junto a Chloe.

—Todo listo amiga. El profesor McGuire te dio prórroga hasta el lunes para entregar el informe. Brad tiene un gran poder de convencimiento —dijo Chloe sonriente.

—También tiene un gran poder para destruir las cosas —agregó Amy, lanzándole una mirada furiosa a Brad.

—Okey amiga. Ya todo está solucionado. —Chloe le rodeó los hombros con su brazo—. Brad solo cometió un accidente. Deja de estar enojada.

«Cínico», pensó Amy.

Bradley tenía las manos hundidas en los bolsillos de su pantalón dejando ver una mirada inocente.

—Amy, de nuevo te digo que lo siento. No fue mi intención en verdad —dijo él, fingiendo arrepentimiento.

«¿De nuevo? ¿En qué momento se había disculpado este?», pensó Amy.

Chloe miró a Amy esperando que aceptara la disculpa.

—Obviamente no te voy a disculpar. Gracias a ti tendré que comenzar el informe desde cero.

Chloe apretó los labios avergonzada.

—Puedo hacerlo por ti —sugirió Brad, aunque en verdad no tenía la más mínima intención de escribir ni una oración.

Amy rodó los ojos mientras soltaba una risa.

—¿Crees que permitiré que hagas un informe mediocre y que de paso lleve mi nombre?

—¡Amy! —la reprendió Chloe—. Él solo quiere ayudar.

—Quiere ayudar a empeorar las cosas.

Amy pasó por un lado de Brad en dirección al edificio.

—Brad discúlpala.

—Está bien, Chloe —dijo Brad con voz suave.

Después Chloe fue tras ella.

La comisura de sus labios se rizaron en lo que parecía una sonrisa triunfante, pero al recordar el rayón que Amy le había hecho a su Porsche, se le esfumó con impresionante rapidez.

—No, no —se quejó Brad—. Mira lo que te hicieron.

***

Delante de Amy apareció una chica alta, delgada, con apariencia de modelo. Su cabello negro, no alcanzaba a llegar hasta sus delicados hombros, y hacía que se viera como si no hubiese hecho mucho esfuerzo en peinarlo, dándole un toque impecable y despreocupado. Su cuerpo embutido en una camiseta gris y unos vaqueros anchos encajaban perfectamente con las botas negras que lucía. La suficiencia que desprendía la jovencita era un indicio para Amy de que esa nueva clienta que había llegado el día siguiente a la tienda le iba a dar trabajo.




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