(no) Puede Ser Amor

Capítulo 19

—Primito te tengo una súper noticia —anunció Charlotte mientras caminaba junto a Brad y Austin a través del estacionamiento hacia el restaurante que solían frecuentar. Los tres habían conducido al restaurante en sus respectivos autos luego de haber salido de la universidad—. Posiblemente compre un apartamento en el mismo edificio que el tuyo.

—Oh, no, ¿en serio? ¿Qué hice yo para merecer esto? —Brad fingió lamentarse mientras tiraba de la puerta de cristal para abrirla, cediéndole caballerosamente el paso a Charlotte y así entrar luego a la atmosfera sofocante del restaurante, que para ese momento estaba a reventar.

Charlotte sonrió propinándole un golpecito en el hombro a su primo.

—No te quejes. Sé que en el fondo te alegra la noticia —expresó ella.

—Al fin la niña deja la casa de sus padres para irse a vivir sola. Ya era hora —se burló Austin y a continuación se dirigió a la anfitriona con galantería para preguntar por alguna mesa disponible.

—Tú de qué hablas. Si hace apenas unos meses te soltaste de las faldas de tu mami.

Austin movió la cabeza para mirarla con ojos furiosos. Sabía que la pelinegra había soltado el comentario para avergonzarlo con la joven que lo atendía.

La anfitriona, que ya llevaba tiempo conociéndolos, los acompañó hasta su mesa y les ofreció los menús para que le echaran un vistazo. Después le mostró una sonrisa a Austin antes de dirigirse nuevamente hacia el frente. La cálida piel morena de Austin, que era una mezcla de un marrón oscuro y un oliváceo pálido, y sus penetrantes ojos azules, eran la oferta perfecta para tener a cualquier chica rendidita a sus pies.

Durante los minutos que permanecieron en la mesa ojeando los menús, Brad estuvo desconectado por completo de la conversación que mantenían sus amigos. No terminaba de digerir el mensaje que Maddie le había enviado hacía unos minutos. Su mente se encontraba poblada de pensamientos que le provocaban ansiedad.

«El plan era sencillo. Hacerles creer a todos que ella era mi novia no tenía nada de complejo. Bueno, inocentemente eso pensé al principio, porque esa pequeña bruja resultó ser más imposible de lo que pensaba. Desgraciadamente mi falsa novia ahora es mi falsa prometida y para colmo de males será la futura madre de mis hijos falsos.»

«¡Demonios! ¿En qué pesaba cuando me metí con esa chica?»

Él intentó despejar cada pensamiento que no le permitían detallar ninguna cosa del menú.

—Podríamos hacer allí una gran fiesta —anunció Charlotte. Cuando Brad la miró ella le sonreía como si estuviera esperando que le dijera algo.

—¿En dónde quieres hacer una fiesta? —preguntó Brad, intentando hallarle el hilo a la conversación.

—En mi apartamento.

—¿Vas a hacer una fiesta en el apartamento que aún no has comprado?

Austin soltó una risotada al escuchar el comentario de Brad.

—Obviamente lo haré cuando lo compre. ¡Uf! Ustedes son tan pesados.

Luego Brad se unió a la risita divertida.

—Y ahora hablando de cosas más serias… ¿Cómo va el embarazo de Amy?

Brad parpadeó sorprendido ante la inesperada pregunta de Austin. El origen del rumor provenía de sus amigos, constató él.

—Así que fueron ustedes los que esparcieron el rumor del embarazo.

—Nosotros no hemos esparcido nada, solo hemos estado especulando —dijo Charlotte.

—¿De dónde sacaron esa loca idea de que Amy está embarazada? —quiso saber Brad.

—Pues… ¿por qué otra razón te comprometerías con una chica que no conoces de nada? —explicó Austin.

—Yo no… —Brad se interrumpió sacudiendo la cabeza—. ¿Qué demonios estaban pensando cuando les contaron esa ridiculez a mis padres?

—Yo no les conté nada —se defendió Charlotte.

—Ni yo —dijo Austin, levantando las manos inocentemente.

—Entonces quién…—Una imagen se le vino a Brad a la mente.

—Candace —dijeron los tres a unísono como si se tratase de una gran revelación.

***

Media hora más tarde, Brad estaba en el despacho de la casa de sus padres para aclarar todo respecto al bebé que no se estaba gestando en el vientre de su novia de mentira.

—Vaya sorpresita. Ya me parecía bastante extraño que estuvieras asumiendo por primera vez un compromiso sin que te estuvieran presionando para hacerlo.

La enérgica de desaprobación que Dominique James destilaba en sus palabras, no era nada nuevo para Brad. Su padre, la mayoría del tiempo, lo hacía sentir como si hubiera sido la mayor decepción de su vida, y no importaba cuánto se esforzara por intentarlo, no había conseguido que cambiara de parecer respecto a él. Eso se convirtió en la razón más poderosa que lo empujó a alejarse de casa y rentar un apartamento cuando apenas había cumplido dieciocho años. Si no fuera por el parecido de sus rasgos y porque tenían el mismo carácter, Brad hubiera pensado que fue el producto de un amorío de su madre fuera del matrimonio o que quizá había sido abandonado en una fría noche frente a la puerta de la respetable casa de la familia James.

—Precisamente por eso… —comenzó a decir Brad al tiempo que se levantaba del mueble.

—Cómo es posible que no hayas tenido la decencia de decirnos que esa chica estaba embarazada y que por eso te estabas comprometiendo.

Esta vez era su madre la que lo atacaba. Michelle era una mujer dulce, comprensiva y maternal, pero cuando habían situaciones que se ponían tensas e involucraban a Brad, ella se inclinaba a apoyar a su marido por encima de su hijo y eso debido a que en el pasado la familia sufrió una fisura en el momento en el que Brad comenzó a involucrarse con el alcohol, las fiestas y a tener problemas serios de rebeldía acabando así con la poca confianza que le había dado.

—¿Puedo…

Nuevamente Brad fue interrumpido.

—¿Eres tan poco brillante que no pudiste haber usado protección? ¿Cuándo vas a dejar de comportante como un adolescente? Ya eres un hombre de veintitrés años. ¿Cuánto tiempo debemos esperar tu madre y yo para que madures?




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