(no) Puede Ser Amor

Capítulo 21

—Querido Brad. ¿Me regalas un minuto?

Brad miró a su alrededor antes de posar sus ojos en la rubia.

—Querida Sharon. ¿En dónde estabas escondidas que no te vi al llegar?

—Estaba en mi auto, esperándote.

—¿Ah, sí? ¿Como para qué?

Sharon empezó a caminar por el estacionamiento para acortar la distancia que los separaba. Brad había llegado tarde a la universidad esa mañana y le preocupaba no estar a tiempo para una presentación que tenía, por ese motivo no pudo evitar echarle una ojeada a su reloj.

—Escuché que te casas —comentó Sharon.

—Wao. Qué rápido corren los chismes.

—¿Es solo un chisme?

—Mmm…no —dijo él, lanzándole una sonrisa arrogante.

A Sharon le cambió la cara al instante y su mirada se volvió seria.

—¿Te casas en verdad?

—Sí. ¿Eso es todo lo que querías saber? Porque… llevo un poco de prisa.

—¿Te vas a casar con esa? —preguntó desconcertada.

—Sí. Y «esa» tiene nombre. Se llama Amy.

Sharon estrechó los ojos hacia él con incredulidad.

—Te conozco y estás mintiendo. Inventaste ese chisme para molestarme.

—Ay, qué pena decepcionarte, pero esto no es ningún chisme sino una realidad. Mis padres ya saben del compromiso y en cuanto la conocieron la adoraron. Cosa que no sucedió contigo.

—No te creo.

—Pregúntame si me importa.

—¿No crees que has llegado bastante lejos con esa estupidez?

—¿Cuál estupidez?

—Deja de fingir que tienes una relación con esa muchachita y que te vas a casar con ella. ¿No te remuerde la conciencia solo usarla para darme celos?

Brad soltó una seca carcajada.

—¿Por qué te crees tan importante?

—Porque lo soy para ti. Me amas. Es un sentimiento que no se puede borrar así de fácil.

—¿Y tú qué? ¿Sigues amándome? —preguntó el desafiante.

—¿Cambiaría eso algo entre nosotros?

—Para nada. Tú solita decidiste arrastrar tu imagen por el suelo y yo tengo una muy buena cantidad de orgullo en mi sistema como para caer de nuevo contigo.

—Nunca te engañé con Jason.

—Ya no me digas más. No necesito explicaciones. Gracias a Dios cada uno tomó su camino. Ahora estamos con quien debemos estar: tú con el infeliz ese y yo con una chica hermosa que no me verá la cara de imbécil como me la viste tú.

Antes de que Brad pudiera marcharse, ella le tomó la cara con ambas manos, y sin él poder reaccionar, se abalanzó sobre sus labios para besarlo con urgencia. Besar a esa mujer era como perder la cabeza. Si se dejaba llevar estaría echando por la borda todo lo que acababa de decirle.

Brad apartó bruscamente las manos de Sharon que unos segundos antes le rodeaban el cuello e inmediatamente dio un paso atrás.

—No dejaré que arruines el plan. —Brad se mordió la lengua luego de que las palabras se le escaparon sin pensar.

—¿El plan? ¿Qué plan? —inquirió Sharon.

—Mi…M-Mi plan —titubeó—. Mi plan… de casarme con Amy. Me besaste para llamar la atención. ¿Quieres que alguien le vaya con el cuento a mi prometida? Solo la quieres provocar, pero no vas a lograr nada con eso porque ella confía en mí. Ahora lo que siento es lástima por el pobre idiota que tienes por novio. Le estás haciendo lo mismo que me hiciste a mí.

—Sigue mintiéndote. Ella nunca se comparará conmigo —gritó Sharon a su espalda, esta vez sin intentar detenerlo.

A pocos metros de la entrada, Brad oyó el sonido de la voz de Austin cuando gritó su nombre. Los pasos de su amigo se apresuraron detrás de él, llegando a alcanzarlo ya dentro del edificio que para ese momento estaba lleno de flujo de charla y un montón de estudiantes caminando por todas partes.

—¡Hey! ¿Llegando tarde?

—Sí. —Brad nuevamente le echó un vistazo al reloj.

—Te vi hablando con Sharon hace un momento.

Brad rodó los ojos con fastidio, sin detenerse en ningún momento.

—Estaba esperándome en el estacionamiento para hablar conmigo.

—¿Acerca de tu compromiso?

El rostro de Brad se llenó de suspicacia.

—Si... ¿tú se lo dijiste?

Austin levantó las manos en actitud defensiva haciéndose el inocente.

—Dale todo el crédito a las chicas. Ya sabes que siempre han tenido roce con Sharon y a la primera oportunidad que se les presentó le soltaron el notición para hacerla hervir de rabia.

—Y sí que la hicieron molestar —dijo Brad con un dejo de risa en la voz.

—¿Y qué? ¿Te creyó?

—No lo sé. Lo que me enferma es que piense que soy un blandengue que va caer con ella de nuevo y que le va a perdonar todo. Ni siquiera dignidad tiene. Aun sabiendo que me voy a casar con Amy no le importó lanzarse encima de mí para besarme.

—Oh…, espera, espera. ¿Y tú qué hiciste? —pregunto Austin con una sonrisa socarrona en su cara, siguiéndole el paso a Brad por el pasillo.

—Me la quité de encima. Tan simple como eso.

—¿Así nada más? ¿No sucumbiste ante sus encantos?

Brad lo observó con ojos entornado sin una migaja de humor en la cara.

—¿Crees que no me estoy tomando en serio mi relación con Amy? —. Brad se hizo el ofendido. La verdad era que quería seguir pegado a los labios de Sharon y responder a su beso, pero sabía que era una mala idea.

—¿Ahora eres un santo?

—Oye, santo no soy, pero tampoco soy un mujeriego. Somos amigos pero no somos iguales.

Austin se postró delante de Brad de forma dramática.

—Alabado seas Santo —se burló.

Brad le propinó un empujón por la cabeza haciéndolo caer de lado en medio del pasillo. Austin no pudo evitar partirse de la risa mientras veía a Brad desaparecer dentro del salón.

***

Para cuando Amy salió de su clase de mercados financieros eran las diez de la mañana. Varios estudiantes pasaban por su lado, lo que no le permitió oír los pasos de quien se acercaba por detrás. Una mano varonil se deslizó hacia abajo por su brazo entrelazando los dedos con los suyos.




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