(no) Puede Ser Amor

Capítulo 25

—Hija, ¿para dónde vas?

—Discúlpeme señor Dominique. Yo…ahm…yo…estoy…voy…a…guardar esto en otro lado —dijo Amy, refiriéndose a las prendas y al bolso que llevaba en las manos.

—¿Por qué no lo dejaste en la habitación?

—Es que… no quería dejarlo por allí, desordenado.

Dominique, el padre de Brad, quizá había confundido su torpeza con los nervios de la boda.

—No te preocupes por eso ahora hija. Coloca eso en la habitación. —Él puso la mano en su espalda y la empujó resueltamente hacía la habitación de donde ella acababa de salir.

—De acuerdo —dijo Amy con una tímida sonrisa.

Colocó sus cosas sobre la cama. Luego se rascó el cuello, cerca de la mandíbula; su manía nerviosa cuando alguien la estaba observando.

—¿Lista? —la apremió Dominique.

—¿Lista para qué? —preguntó ella con voz temblorosa.

—Ya el juez llegó y Michelle me mandó por ti. Si no llego contigo su cara va a tomar un tono verdoso y ya estoy grandecito para reprimendas.

—¿Ahora?

—Solo están esperando por ti. ¿Vamos?

«¿A dónde? ¿Al infierno?», pensó.

Ella sabía que la vida que hasta ahora conocía no volvería a ser igual nunca más cuando dijera un simple: Sí acepto.

Para cuando Amy llegó al jardín todos los invitados estaban en sus lugares. Brad se encontraba junto al juez y a su lado estaba  Austin, quien iba a ser testigo al igual que Chloe.

Hacer aquel recorrido hasta donde se encontraba Brad, era para Amy el más difícil que cualquier otro que hubiera hecho jamás. Ella no creía en el matrimonio ni en los hombres desde que se había hecho adolescente. La única ilusión de matrimonio que había tenido en su vida era con un hombre que ahora no estaba a su lado y que nunca supo de sus sentimientos.

Austin depositó una mano sobre el hombro de Brad, mientras permanecían de pie junto al altar y acercándose a su oído le dijo en voz baja:

—Ya veo porque estás empecinado en casarte —Austin no le quitaba la mirada de encima a Amy mientras avanzaba hacia ellos—. La chica se ve muy hermosa.

Un ligero codazo por parte de Brad fue a dar en la boca del estómago de su amigo.

—Oye… —se quejó Austin.

—Vuelve a tu lugar y deja de ponerle el ojo encima a mi futura esposa.

—Está bien.

Cuando ella llegó a su lado, se oyeron murmullos quizás de alegría. Para muchos de los invitados esa era la primera vez que veían a la prometida del encantador hijo de Dominique James. La mayoría estaban ansiosos de conocer a la chica que había logrado llevar al altar al rebelde de la familia.

Los padres de Brad estaban sentados en primera fila y sin lugar a dudas estaban visiblemente emocionados.

Brad la tomó de la mano para el momento en que ella comenzaba a decir:

—Brad, te tengo que…

—Demos inicio —la interrumpió el juez, haciendo que los novios se ubicaran en sus respectivas posiciones.

El hombre que llevaría a cabo la ceremonia inició de la forma tradicional, ofreciendo felicitaciones por la decisión que habían tomado y dándole un par de consejos que le servirían en esa nueva etapa que iban a emprender. Luego leyó algunos artículos.

Mientras la boda se llevaba a cabo en el jardín, las chicas continuaban en la habitación evitando a toda costa que Sharon hiciera algo para estropear la ceremonia.

—Voy a salir de esta habitación, así tenga que pasar por encima de todas ustedes —gritó Sharon como una desquiciada.

—Vamos a ver quién puede más. ¡Bruja! —contraatacó Candace, al tiempo que se iba encima para arrancarle cada rizo dorado de su cuero cabelludo.

—Aléjate de mí, tarántula. —Con un solo empujón, Sharon se quitó de encima a Candace haciéndola caer al suelo como bolsa de basura.

En defensa de su hermana apareció Charlotte, quien en su intento por romperle el vestido a la rubia acabó con una manga rota cuando Sharon se la arrancó de un tirón. Luego la empujó por los hombros.

Con las dos hermanas fuera de su camino, Sharon extendió la mano hacia el pomo de la puerta y de pronto alguien le dio un tirón hacia atrás por el cabello. Megan había comenzado a atacar al ver a sus dos amigas perder en batalla.

—Tú no sales de aquí —le anunció la castaña, haciendo retroceder a Sharon quien no paraba de gritar.

—¡Auxilio! —Sharon se dio la vuelta para quedar así frente a Megan y poder lanzar de su cabello también.

—Nadie te puede escuchar aquí.

Sharon la tomó por la cara apartándola lo más posible hasta que Megan la soltó y rápidamente pudo escapar.

—Chicas, ¿qué vamos hacer ahora? —dijo Megan alarmada.

Candace tomó su teléfono y comenzó a teclear un mensaje.

—Vamos detrás de ella —gritó Charlotte, al tiempo que corría fuera de la habitación seguida por Candace y Megan.




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