(no) Puede Ser Amor

Capítulo 49

Amy agitaba la cabeza para dejar caer la galletita que tenía atascada en su cabello mientras continuaba escribiendo el capítulo de su proyecto en el computador portátil que tenía en su regazo. Luego, otra galletita golpeó nuevamente detrás de su cabeza, pero ésta se deslizó, no quedando enredada en sus cabellos. Si seguía dejándola pasar, Brad no iba a parar de molestar, así que giró la cabeza y le lanzó una mirada acusadora, pero se le notaba que estaba fingiendo porque por más que lo intentó se le escapó una sonrisa.

—¿Qué? —preguntó Brad, levantando las manos a la defensiva y haciéndose el inocente.

—Ya deja de distraerme.

—¿Y qué estoy haciendo yo?

Amy regresó su atención al computador, pero Brad continuó con su jueguito infantil.

—¡Brad! Ya deja de lanzar esas galletas por favor —dijo ella, cargándose de paciencia—. Necesito terminar este trabajo con tiempo.

—Ya llevamos una semana en ese proyecto y no te has tomado un descanso. Tengo pesadillas con él, ¿tú no?

—No —respondió Amy secamente y continuó tecleando.

—Aburrida.

—Lo siento por ser tan aburrida para ti —dijo ella, sin levantar la vista del computador.

Brad, quien estaba detrás, saltó por encima del sofá para sentarse a su lado, apoyando la cabeza sobre el hombro de Amy.

—¿Qué tal si dejas de ser así y vemos una película?

Amy suspiró, como si estuviera acostumbrada a ese comportamiento de niño mimado que le daba a veces, o por lo menos, desde que habían regresado al apartamento después del viaje.

—Anda. Di que sí, por favor —agregó Brad.

—No puedo. Y sabes muy bien porque. La beca es importante para mí. No puedo sacar menos de nueve. Entiéndeme.

Brad rodó los ojos con fastidio después de levantar la cabeza.

—Está bien. Por ese tonito tuyo, ya sé que quieres que me vaya porque estoy pasado de fastidioso —dijo, levantándose del sofá y pasando por detrás—. Te seguiría ayudando pero ya no puedo más con tantas gráficas y números. —Se inclinó hacia ella en su oído, apoyándose en el respaldo del sofá—. Así que veré la película solo. Solo. Ojalá y te diviertas más que yo.

—Brad, por Dios —dijo Amy con aire suplicante.

—Ya, ya. Me voy. —Decepcionado, caminó hacia su habitación y se lanzó sobre la cama.

Amy resopló y mordió su labio inferior. Se debatía entre quedarse el resto de la noche terminando el proyecto o tomarse un descanso e ir a ver una película con Brad. Él había dedicado casi toda una semana en ayudarla con su proyecto y… ¿ella no podía acompañarlo solo un par de horas para ver una película?

Decidió levantarse del sofá y caminar hasta la cocina.

—Solo espero que sea una buena película —dijo ella, desde el umbral de la puerta de la habitación de Brad. Había pasado por la cocina antes para preparar un bol enorme de palomitas que ahora llevaba abrazada contra su pecho y había llegado también con un par de bebidas en su mano.

La mirada aburrida que tenía Brad cuando ella llegó se transformó un segundo después en una de intensa alegría.

—Te hice sentir mal ¿eh?

—Vamos a ver la película ¿o qué?

—Pues claro. —Brad se levantó de un salto, quitó el cobertor de la cama, lo estiró en el suelo y luego esparció varios almohadones encima. Después se acercó al televisor para ojear una colección de películas que aún no había visto—. ¿Qué quieres ver?

—Una romántica estaría bien para mí —contestó Amy, sentándose en el suelo tratando de ponerse cómoda.

Brad la miró y no puedo reprimir una mueca.

—¿Una romántica?

Brad repelía a toda costa las películas románticas.

—Sí. ¿Algún problema con eso? —Amy lo miraba con una sonrisa divertida mientras él trataba de no retorcerse de la frustración.

—Supongo que podemos descargar alguna por internet —expresó Brad sin nada de entusiasmo.

Ella comenzó a reír y el estrechó los ojos, mirándola.

—¿Te estás burlando de mí? —Ella no respondió porque seguía riendo—. Muy graciosita tú. Como no sugieres un género interesante, yo escojo…—Brad paseó su mirada por las cinco películas que tenía en sus manos tratando de decidirse—…una de suspenso. ¿Te parece?

—Me parece.

Estaban contra los pies de la cama, cubiertos de sábanas, rodeados por un montón de almohadones alrededor cuando, a media película, Amy dejó caer la cabeza sobre el hombro de Brad.

¿Qué estaba pasado? ¿Acaso se estaba poniendo romántica?

Brad movió ligeramente la cabeza para mirarla, solo para darse cuenta de que se había quedado dormida.

—Oh, qué bien. Se nota que estás disfrutando la película. —Brad le movió la cabeza con cuidado para tratar de despertarla—. Amy despierta.

Amy abrió los ojos y se tambaleó un poco cuando se puso de pie. Lo más lógico era que caminara hasta su habitación para irse a dormir, pero lo que terminó haciendo fue caminar adormilada hasta la cama de Brad para tumbarse en ella.




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