Desde la perspectiva de dos pequeños mejores amigos.
Ambos pequeños pasaron al frente de la clase, uno más tranquilo que el otro. La pequeña niña de largo cabello castaño ondulado se removia nerviosa sobre su sitio al tener los ojos de todos sus compañeros sobre su diminuto cuerpo y el chico a su lado con una rápida mirada se percató de ello.
Dejaron sobre la mesa el cartel de exposición sobre el tema que eligieron minuciosamente, se trataba una corta exposición sobre la amistad en honor a su fuerte lazo de amigos que han tenido desde bebés. Ambos se posaron detrás de la mesa y justo detrás de su cartel de presentación, sus pequeñas manos se juntaron como un acto de reflejo para calmar los nervios del otro, en este caso, el corazón acelerado de la pequeña.
Ambos comenzaron a exponer, poco a pocos los nervios fueron disminuyendo, pero el agarre entre sus dos pequeñas manos no disminuía su fuerza. Sus compañeros aplaudieron con fuerza al escuchar el final, ambos realizaron una torpe reverencia y fueron a sus puestos, los cuáles quedaban uno al lado del otro.
La niña oculta su rostro entre sus brazos con las mejillas un poco coloradas. Ella se mantiene así por un tiempo hasta que su cuerpo le envía una extraña señal de descubrir su rostro y lo hace, topandose con la oscura mirada de su mejor amigo, aquel que extrañamente la hacia sentir cosquillas en su pancita y que sus ojos brillaran como las estrellas.
—Fue genial. —musita el pequeño recostando su cabeza sobre la mesa y conectando sus miradas.
Como lo hacían cuando organizaban una pijamaba y dormían en la misma cama. Miradas cómplices entre ambos.
—Me sentía muy nerviosa. —susurra la pequeña formando un tierno puchero.
—No debes de tener miedo cuando estás conmigo Mini.
—Me ayudaste mucho Moni.
—¡Niños! Presten atención a la clase, no es hora de charlas. —ambos levantaron sus cabezas de golpe al escuchar el llamado de atención de su maestra.
Asintieron bajo la mirada severa de la mujer y miraron al frente, escuchando atentos las presentaciones de sus otros compañeros, sin evitar sonreír de un modo travieso al ser reprendidos juntos.
(...)
Sus manos se entrelazaron tan pronto el timbre dio final a la clase, se apresuraron a salir corriendo en busca de sus padres para llegar cuanto antes a casa y poder jugar toda la tarde.
Como era costumbre entre sus padres, alguno de ellos pasaría por los niños sin falta, en esta ocasión la madre de Mateo se encontraba en la entrada esperando a los pequeños en la entrada. Ambos corrieron a los brazos de la alegre mujer y subieron al auto animados entre risas.
Su relación era realmente fascinante para los ojos de sus padres, familia y hasta los mismos niños de la escucha. En esa ocasión, ese pensamiento no falto en la mente de su madre durante el camino a casa. Veronica y Mateo eran inseparables, sus miradas eran fáciles de leer entre ellos, sus manos se encontraban con verdadera facilidad y sin olvidar el punto en donde se conocían perfectamente.
Mateo podía leer con increíble habilidad las emociones de Veronica y la niña tampoco se quedaba atrás al leer a su amigo.
Esa tarde fue como todas las vividas por los niños, jugaron hasta caer rendidos en la habitación de Mateo, durmiendo uno al lado del otro, abrazados con temor a ser separados.
7 años después...
Veronica revoloteaba extasiada en las cuatro paredes de su habitación con su hermoso vestido rosa para su fiesta de 15 años. Sus dedos picaban y sus ojos miraban ansiosos el teléfono sobre la mesa de noche, deseaba con todo su ser enviarle una fotografía del vestido a Moni, pero se habían jurado sorprenderse cuando la fiesta iniciara.
Su madre ingreso a la habitación para detenerla justo a tiempo cuando se dirigía decidida a tomar el móvil.
—Ya ha llegado Tina, así que comportate para llegar a tiempo a la fiesta. —su madre la miro una última vez y desapareció.
Sus pies se dirigieron rápidamente al móvil y cuando planeaba tomarlo Tina ingresó a la habitación. Era una hermosa joven de piel morena, ojos oscuros y un hermoso cabello castaño rizado, la novia de su hermano mayor.
—¿Alguien importante? —indaga divertida dejando varias cosas sobre una pequeña mesa redonda.
Se acerca a besar la mejilla de Veronica y llevarla hasta la silla frente a la mesa con todo lo necesario para dejar más bella de lo que era a la tierna niña.
—Pensaba enviarle una foto a Moni de mi atuendo. —responde con un puchero en sus labios.
—¡Que tiernos son! —chilla la chica, conectando la plancha para el cabello.
El cabello de Veronica siempre permanecía ondulado, por lo tanto, Tina planeaba dejarlo lizo para esta noche tan especial.
—Te dejaré muy bella, tanto que Mateo no dejará de mirarte. —le asegura la chica, cepillando el cabello de Veronica.
La mencionada alza la barbilla con suficiencia y como es normal en sus reacciones fáciles al hablar de Mateo, sus labios se fruncen ligeramente con un pequeño puchero.
—Él nunca deja de mirarme. —réplica con una sonrisa amplia.
—Tan solo ojos para su chica.
Veronica no pudo evitar rodar sus ojos al escuchar ese tipo de oraciones, ya eran comunes en las vidas de ambos. Las personas que los rodeaban se apresuraban a emparejarlos al ver la gran relación que tenían y Veronica, se comenzaba a molestar muchísimo con respecto al tema, de no ser por su estrecho lazo con Moni ya hubiese terminado esa amistad cuanto antes. Los adultos y los chicos de su edad eran una molestia cuando se referían a esa clase de temas.
¿Acaso no podía existir una relación entre un chico y una chica sin tener que tratarse de un noviazgo?
Al comenzar la tarde, la quinceañera se encontraba frente a las grandes puertas del salón donde se llevaba a cabo su gran fiesta de cumpleaños. Las pocas amigas que tenía fueron las primeras en aparecer, en especial Sophie Blue que cargaba con su cámara para fotografiar a su amiga, luego la familia de ambos adolescentes y por último, el chico que Veronica llevaba horas esperando en ver.