No puedo dejar de pensar en Ti

Capítulo Sesenta

Le doy un último vistazo a mi vestido azul oscuro corto, los tacones negros que pienso usar quedarán bien, el sutil maquillaje en mi rostro, los pendientes grises, la forma en que mi cabello oscuro cae en mi espalda y mi autoestima se siente bien notando como la prenda se ajusta perfectamente al contorno de mi cuerpo. Supongo que todo se encuentra en las mejores condiciones como para dar una buena impresión a los amigos de Mateo.

Mamá golpea la puerta antes de entrar a la habitación vistiendo un hermoso vestido largo negro, su cabello recogido en una alta coleta dejando al descubierto sus hombros y el brillo de sus pendientes. La miro con una pequeña sonrisa viéndola tomar asiento en la cama donde se encuentra Tete dormido y yo camino lejos del espejo buscando los tacones negros que van con el conjunto de hoy.

—En un momento llegarán por nosotros. —avisa y me pongo de cuclillas buscando en la canasta donde guardo los zapatos.

—¿Quiénes? —indago tomando los tacones que estaba buscando.

—Logan enviará un auto por nosotros. —responde simplemente y yo caigo sobre mi trasero sorprendida al escucharla.

—¿Acaso Logan es millonario? Contratar un chófer es demasiado, papá puede conducir al restaurante. —refuto moviendo el tacón con mi mano—. Lo llamaré y le diré que podemos usar nuestro auto, imagina todo el dinero que gastó para el local. No, no pienso permitirlo.

Me calzo los tacones rápidamente sintiendo la mirada divertida de mamá sobre mi cuerpo sentado en el suelo, papá aparece dando dos golpes en la puerta anunciando su ingreso a la habitación y me guiña un ojo cuando alzo el pulgar en su dirección. Ese traje negro le queda muy bien, su cabello prolijamente cepillado y el bonito reloj dorado en su muñeca lo hacen lucir muy apuesto. Mis padres se ven perfectos esta noche, aunque en la boda también se veían muy bien.

—¿Piensas permitirle a Logan que mande un auto por nosotros? —le reclamo cuando se sienta al lado de mamá.

Él alza sus cejas desconcertado por mi repentino ataque.

—Que bien te vez papá, ese traje te hace lucir diez años más joven. —se queja poniendo la voz aguda, en un pésimo e hiriente modo de imitarme—. Gracias hija, tú también te vez bonita.

Giro mis ojos levantándome del suelo sacudiendo el posible polvo en la prenda que uso y me cruzo de brazos lanzándole una mirada incrédula.

—Papá, nos hemos visto desde la mañana. —gruño mirando a mamá divertirse con nuestra "discusión"—. Déjame quejarme en paz, ¿por qué le vas a permitir a Logan gastar más dinero del debido?

—Él dijo que vendría una limusina, nunca he viajado en una. —responde con la ilusión adueñándose de su expresión facial.

Me sostengo del closet al escuchar tal declaración. Ahora sí que voy a golpearlo por gastar más dinero del necesario. Camino hacia mi escritorio donde se encuentra el teléfono y marcando el número del desconsiderado gastador de dinero, lo llevo a mi oreja moviendo una pierna como señal de mi molestia.

¡Vero! Nos vemos en el restaurante, no seas impaciente. —y cuelga la llamada sin dejarme responder.

Chillo enfadada volviendo a marcar escuchando la contestadora después del tercer timbre, hay dos opciones para que no atienda mis llamadas: uno) me está ignorando y dos) lo dejó olvidado por ahí. Mis padres me lanzan una mirada divertida mezclada con las insinuaciones de gané en los ojos verdes de papá. Esa herencia no heredada me molesta específicamente hoy.

—¡Ya llegó el auto, Vero! —anuncia papá emocionado.

Salgo de la habitación dejando a Tete profundamente dormido en la cama, dejo la puerta entreabierta para que tenga la posibilidad de moverse alrededor de la casa en nuestra ausencia, veo a mamá comprobar por última vez que todas las ventanas y puertas estén cerradas, le doy un rápido vistazo a los platos del cachorro y luego busco a papá alrededor de la casa.

—¿Dónde está ese hombre? —indago confundida, girando para mirar a mamá.

—¿Tú dónde crees? —pregunta de regreso entre fastidiada y divertida, y ambas salimos de la casa.

Miro a mi padre sin poder creerlo, él ya se encuentra del transporte y nos saluda desde el interior oscuro, me acerco pasando al lado de conductor de traje negro y guantes blancos, subo encontrándome también con los señores Jefferson y me dejo caer al lado de la madre de Mateo. Su vestido brillante dorado me envuelve de emoción, su esposo también se ve muy bien con el traje negro y el cabello cepillado hacia atrás. Mamá sube, la puerta es cerrada y en poco el tiempo la limusina emprende el camino hacia el restaurante de Logan.

—Es increíble como tenemos que rogarte para sacarte de casa a tiempo y con la limusina ya estabas fuera sin nosotras. —lo reprende mamá y escucho las risas de los señores Jefferson a mi lado.

—Esta oportunidad no puedo dejarla pasar amor. —susurra papá acariciando el cuero negro del asiento.

Parece todo un niño pequeño con su dulce favorito.

—¿Cómo se llama el restaurante de Logan? —cuestiona mamá mirando al padre de Mateo— Él no quiso decirme.

—Tampoco nos dijo. —menciona extrañado el hombre.

—Hablaré seriamente con ese hombrecito, ¿cómo se le olvida mencionar un dato tan importante como ese? —se queja la señora Jefferson acomodando su cabello.



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En el texto hay: jovenes, amor, amor novela juvenil

Editado: 14.01.2022

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