No Puedo Dormir

CAPITULO 05: IDEA

─¿Estás bien? ─preguntó Ehnalo al verme sostener mi lápiz con cierto temblor en mis manos.

─Sólo me he desvelado un poco, ya se me pasará.

La profesora Amanda nos vio hablando y por ello nos hizo levantarnos de nuestros asientos hasta llegar a su escritorio; evidentemente seguía disgustada por el suceso de ayer antes de la salida.

─¿Se puede saber qué es más interesante que mi clase?, les recuerdo que están a muy pocas semanas de sus evaluaciones. Imagino que habrán estudiado suficiente como para estar cotorreando.

─Fue mi culpa, profesora. ─contestó rápidamente Ehnalo, antes de que yo pudiese siquiera tomar aliento, y continuó:─Yo hice que Aluvi se distrajera, pero era porque estábamos hablando de lo interesante que nos resultaba su clase.

─¡Exacto! ─exclamé al chasquear los dedos, y añadí:─No hay nada mejor que estudiar sobre los...

─¡No intenten mentirme, jovencitos! ─interrumpió la maestra Amanda, y siguió:─Por tratar de hacerlo se quedarán en el salón de al lado hasta la salida.

«¿Es castigo o premio?» , pensé al sonreír sutilmente.

─No nos levantará ningún reporte, ¿verdad?

─No si se quedan tranquilos en ese salón, Ehnalo.

Fue bajo esa condiciones que mi amigo y yo nos quedamos callados y tranquilos en el solitario salón de al lado, debido a que los estudiantes de aquél salón estaban en clases de educación física.  Ehnalo y yo paseábamos por el aula para ojear los murales que estaban repartidos por todas las paredes, pero nos sentamos en los pupitres que estaban cerca a la pizarra.

─¿Qué ha pasado para que te desvelaras?

─No fue mucho, fueron sólo algunos problemas.

─¿Y qué pasó con tus cachorros?, llamé a tu casa, pero sólo me contestaron tus padres y me contaron que estabas más entretenida con tus nuevos Siberianos.

Recordé el momento en el que Thassel había sido víctima, y temblé ligeramente al responder:─Creo que Thassel... se escapó.

─¿Se fue el machito?, ¿no pudiste atraparlo?

─Sí, creo que fue... mi culpa

─¿Dejaste la puerta abierta y se salió sin más?

─Sí, algo así.

Fue entonces cuando derramé mis primeras lágrimas, pues dicha escena me machacaba la cabeza una y otra vez al recordarla sin cesar.

─Oye, no llores, Aluvi. No quise causarte este mal recuerdo, sólo quería saber por qué no  habías dormido ─dijo Ehnalo al abrazarme, y añadió:─Pero ya me doy cuenta que la pérdida irremediable no te dejó ni cerrar los ojos, asi que no te preocupes, ya no hablaré más de eso.

─No, no, en realidad siento que necesito un consejo de alguien, pero alguien de confianza.

─Sabes que aquí estoy para lo que gustes, puedes decirme todo, yo sabré entenderte, Aluvi. ¿Piensas buscarlo?, podemos pedir un rescate, yo puedo apoyarte con eso.

─No, no, no hace falta, ya me encargaré de eso. La verdad es que quisiera un consejo sobre dónde conseguir comida para...

─¿Keyla?

─No, para... algo parecido a un mendigo.

─Pues creo que esa gente se merece toda la ayuda del mundo, asi que podrías tratar de darle lo que te sobre. Quizás de alguna porción de comida que no te guste, así no te dolerá tanto dejarle a ese mendigo cualquier cosa que le brindes.

─Buena idea, muchísimas gracias, no sabes cuánto me salvas.

─¿Salvarte?, ¿del mendigo?, ¿quién és?, ¿puedo ofrecerle mi comida yo también?

─Pues... si no es molestia, podrías ir a mi casa cada que tengas comida. Así cuando yo no tenga nada para darle, él podría comer de tus sobras.

─Cuenta con eso, no lo dudes, allí estaré todos los días que pueda.

En ese momento, me sentí mil veces más aliviada por la idea que Ehnalo me había dado. Sin embargo, eso no me impidió pensar una y otra vez en la misma escena del tipo que se acabó devorando a mi pobre cachorrito. Todavía faltaban unas cuantas horas para salir, pero nos adelantamos, pues sabíamos que nadie se daría cuenta de nuestra ausencia. Cada quien se dirigió por su camino , y yo ya ni me fijé en la incómoda sensación que me provocaban las miradas de los transeúntes en la calle, al contrario, corrí cuanto pude con la intención de llegar pronto a casa y pedirle a mi madre que me prepare el platillo que menos fuese de mi agrado.

─¿Quieres que te prepare pescado frito?, ¿es una broma, Aluvi?, nunca has tolerado el siquiera ver el platillo cerca de ti. ─dijo mi madre mientras me veía confundida por mi petición.

─Mamá, por favor, lo necesito.

─¿Es para Thassel?, si no me equivoco es el único al que le encanta el pescado, pero se lo doy en croquetas.

Nuevamente el recuerdo de Thassel me golpeaba el corazón, y me hacía titubear:─Sí, es para él. Creo que dejaron de gustarle esas croquetas y ya no quiere ni salir del jardín. Por eso quiero hacer que salga de allí poco a poco mientras le doy trozos de pescado frito.

─Está bien, pero vas a tener que esperar unas horas. Primero debo acabar nuestro almuerzo.




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