No Quiero que la Muerte me Espere

Puto Tánatos

Ojalá olvidarme de eso.
Bueno, hasta que por fin pase.

Ya no quiero pensar en el mañana. ¿Cómo hará la gente para vivir sin que le afecte pensar en el futuro?

Yo no puedo, es cómo ver un callejón oscuro y pensar que me espera la típica pandilla de mierda a hacerme lo que quieran. Hay gente que ya ha pasado por esos callejones que yo no puedo ni mirar, y dicen que hasta en el callejón más oscuro, o una vez atravesado, hay luz; pero yo veo ni el suelo… ¿Y si soy yo el único imbécil que se cae?

Me miro al espejo, ¿cómo “ese” va a poder afrontar el peso el resto del mundo si no puede ni sostenerse a sí mismo? Y me recrimino, he pasado ya por callejones y pisado mierda, pero ahora ya no puedo. Joder. ¿Por qué? ¿Por qué ya no puedo seguir andando y me quedo mirando el puto callejón?

Quisiera andar, pero no me puedo mover…
Si me quedo quieto, ¿podré ser alguien para el resto?¿Podré ser alguien para mi espejo?

Da igual, me tengo que mover. Si me quedo quieto, me quedaré en agua turbia y sucia; tengo que moverme. Pero, ¿a dónde? Estoy como en una plaza, plaza de la que nacen esos callejones. Me podría quedar en la plaza, pero llueve en la plaza y me mojo. Estoy hasta los cojones.

Ojalá ser un puto cescerebrado, de esos que parece que no le tienen miedo a nada… Bueno, esos o los que no piensan tanto las cosas o las piensan tanto que corren y corren para tratar de huir de sus pensamientos. Pero ojalá ser uno de ellos, ojalá actuar. Parece que me quedo en el mismo lugar, temiendo las consecuencias de decisiones que aún no tomé, y dejando que los pensamientos me acechen a sus anchas.
Ojalá ser como esos que te saldrían publicando un libro de autoayuda. Siempre se venden a sí mismos como gente que estaba en el hoyo y consiguieron salir. En verdad, es absurdo, esa es su estrategia para vender…

Quisiera avanzar. Pero sigo en esa plaza rodeado de caminos por recorrer. Pero no tengo ese espíritu “aventurero” que tienen otros. Y ni siquiera soy capaz de andar por andar, aunque sepa que debería hacerlo.
Estoy en la putísima plaza, sigo en la plaza y es feísima. No sé si me gusta estar aquí. No, no me gusta. Estoy harto.

Me gustaría que alguien me agarre la mano, y que me lleve. Ojalá llegue esa princesa azul, y que no venza al dragón, quiero que venza a esa parte de mí que me aprisiona... Qué patético, no puedo hacerlo yo y voy a esperar que alguien lo haga por mí. Imbécil, tendría que ser capaz de barrer mi propia mierda. Pero ni encuentro la escoba ni las ganas de hacerlo. Ese alguien… ¿Estará ese alguien tras alguno de esos callejones oscuros? ¿El amor sería un motivo para avanzar?
Sin duda correría y saltaría de la plaza si supiera que me esperan unos brazos abiertos, o alguien me haga sentir bien.
Es irónico. Para encontrar a ese alguien que posiblemente me ilumine, sí o sí, tendré que cruzar callejones y caminos hasta encontrarle. Joder. ¿No podría alguien llegar, llegar y quedarse?
Ojalá que alguien se quede, y me ayude a recorrer esos caminos que aterran, que me prometa que voy a estar bien si me toca saltar de un barranco…

Igualmente… Todos los caminos llegan a Roma.

Da igual que caminos coja, da igual si los consigo atravesar. Todos tenemos que cruzar esa puerta, y ya no habrán más caminos que recorrer, más decisiones que tomar.
Ojalá plantarme en esa puerta y quedarme ahí, ojalá no cruzar.
No me gusta esa idea. Toda la vida escogiendo, y que a veces escoger duela. Toda la vida viendo cómo la gente deja de compartir los caminos conmigo… Para acabar frente a la puerta.

¿Qué habrá tras la puerta?
¿Un dios celoso y juzgador?
¿Una nada incomprensible para el humano?

Es como si Dios hubiera creado un laberinto a propósito. Un laberinto dónde no sabes dónde estás, a dónde vas o por si vas bien por dónde vas… Y parece que si te equivocas la culpa es tuya. Hay susurros que gritan y amenazan si no sigues el camino, camino que ellos discuten cómo ha de ser recorrido.

Dicen que Dios me espera, que Él es misericordioso. Pero no lo encuentro, y si me equivoco me castiga. Si Él es todopoderoso, que alguien me explique porque no me quita estos pensamientos. Ha de ser un escarmiento.

Lo busco, no lo encuentro y me digo a mí mismo que el mundo se puede explicar de forma “racional”. Sólo que no de forma completa, como si la sagrada lo hiciera… Qué frustración…

Y si Dios no existe, ¿Merece la pena vivir? Sin Él, es como si la vida no tuviera sentido. ¿Cómo hubiéramos surgido? ¿Para qué existe un algo?
Y ante ese sinsentido, un humano necio e incompetente intenta explicárselo a sí mismo. Porque si no tiene sentido, ¿por qué no dejarme llevar?
Ese sinsentido, no puede quedar así… ¿Y si sólo me pregunto esto para dejar una huella en el mundo? Bueno, mínimo me hace gracia pensar que los filósofos son unos egocéntricos de mierda. Pero tampoco creo ser capaz de dejar huella, no soy tan especial, “tanatofobia”, tiene hasta nombre…

Sí, le temo a la muerte. Temo avanzar, temo no poder avanzar. ¿Y para qué?

Supongo que es irónico, noches sin dormir temiendo lo que habrá después del sueño eterno.

Es de noche.
Estoy en mi cama.
No estoy en un ataúd (aún)
Me gustaría dormir.
Me gustaría empezar a andar mañana.



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En el texto hay: miedo, muerte

Editado: 30.11.2024

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