No quiero ser princesa

Capítulo: 7

La actividad en la escuela de los niños termina y la directora se acerca a saludarnos. 
—Buenos días, que bueno ver que los pequeños vienen acompañados. 

—Él es nuestro papá—se adelanta Hasly a responder con una enorme sonrisa que la delata mientras toma la mano de Marcos que la mira y le sonríe con cariño. 

—Mucho gusto soy la directora de la escuela Ana Smil. 

—El gusto es todo mío—responde Marcos extendiéndole la mano—Marcos Salazar. Por cierto me gusta mucho el sistema de su escuela y ver que promueve actividades para la familia, la felicito por su buen trabajo. 

—Gracias—explica ella sonriendo, la verdad mi ex es un galán y sabe como ganarse el cariño y la confianza de la gente para manipularlos mejor . 

—Me gustaría hacer una donación a la escuela aprovechando que como estaba fuera del país no he contribuido mucho y mis hijos estudian aquí. 

—¿Una donación? —cuestiona la directora asombrada. 

—Sí, donaré lo suficiente para todas las reparaciones que necesite la escuela, para los útiles de todos los alumnos y profesores y que quede algún fondo para futuros inconvenientes—responde y le pasa su tarjeta de contacto a la directora que ha quedado completamente asombrada. 

—Gracias, lo llamaré, todos les estaremos muy agradecidos, ojalá existieran más personas con un corazón tan amable y bondadoso como el suyo—repite la señora dándole nuevamente la mano a Marcos. 

—Niños ya vamos que el chofer nos espera. Que tenga buen día—termina diciendo. 

—Gracias igual para usted, tiene dos niños maravillosos—agrega la directora mirando a los niños con una ternura que nunca antes había manifestado—son de los mejores de la escuela—exclama mientras nos alejamos y le dice adiós con la mano a los chicos. Mi rostro no evita demostrar que me molesta tanta falsedad, cómo puede haber personas así y no hablo únicamente de Marcos, hace menos de una semana esa mujer me amenazó con echar a los niños del colegio y ahora dice que son de los mejores, por supuesto: ahora hay una donación de por medio, pero prefiero mantenerme en silencio, mejor no opino porque soy tan sincera que sé que si lo hago me van a odiar. Todos entramos en el auto de Marcos. 

—Ve con los niños, a mí déjame en la próxima parada, tomaré el autobús. —expreso mirando por la ventanilla. 

—Iremos los cuatro juntos y pasaremos el día en familia, después de todo es lo que somos—afirma.

—Marcos no iré a tu casa, tengo cosas que hacer, aún debo ir al trabajo a darle cuentas a mi jefe. —respondo.

—Ese trabajo ya puedes dejarlo, te dedicarás a cuidar a los niños y atender nuestra casa—opina sonriendo. 

—Detén el auto. —le digo al chofer 

—¡No! —le ordena y su rostro cambia totalmente—¡Dije que pasaremos el día juntos! —exclama en voz alta y los niños lo miran asombrados y creo que incluso un tanto asustados. —Porque es lo que los chicos quieren, ¿no es así chicos? —pregunta intentando calmarse y sonriendo falsamente ocultando su verdadero carácter—¿No quieren que pasemos el día como una familia feliz? 

—Sí—responde Hasly y Hasher se queda mirándome en silencio y se sujeta de mi brazo mirando mis ojos que se han nublados, tengo ganas de llorar, cada vez que este hombre me habla de esa forma me recuerda quien es en realidad. 

—Si pasaremos el día juntos—pronuncio con la voz temblorosa acariciando el cabello de Hasher pues no quiero que le haga rechazo a su papá antes de conocerlo. 

—Hemos llegado—dice Marcos cuando el auto se detiene. 

—¿Esa es tu casa? —pregunta Hasher señalando el lugar y quedándose asombrado con la boca abierta. 

—Parece un hotel—opina Hasly. 

—Esa es nuestra casa campeón ¿te gusta? 

—Parece de película—responde Hasher. 

—Por dentro es más linda aún—dice Marcos abriéndome la puerta del coche mientras entramos. —Vengan, les mostraré , dice llevándonos a través del jardín y mostrándonos la piscina. 

—Quiero bañarme—dice Hasly. 

—Después de almuerzo pequeña, nos bañaremos todos —contesta mirándome y lo miro con seriedad, su dinero y sus cosas ya no me impresionan y no va a lograr que cambie de opinión. 

—Miren esta será la habitación de ustedes—explica luego de que caminemos por el extenso corredor dentro de la casa, mostrando un enorme cuarto con dos camas, está lleno de juguetes y los niños se quedan asombrados mirando todo. 

—Jueguen, es suyo todo, luego compraremos más, esto los compró uno de mis empleados mientras estábamos en la escuela—explica mientras los niños comienzan a mirar todo detalladamente. 

—Mira mamá estos autos, son a control remoto—exclama Hasher y trago en seco y Marcos se para a mi lado acariciando mi hombro, lo miro con rabia y él sonríe.

—Recuerda como planeábamos tener hijos, ahora los tenemos y están felices, ya somos la familia que siempre quisimos—agrega y lo miro con decepción. —No te preocupes cariño, no te guardo rencor. Tú fuiste, eres y siempre serás mía, estamos destinados a estar juntos y nada ni nadie cambiará eso jamás—exclama y miro lo felices que están los chicos, pero miro la mano de Marcos y vienen a mi mente todas esas veces que con esa mano me golpeó, la aparto de sobre mi hombre con odio y suspiro alejándome hasta el pasillo mientras él se queda observando a los niños. Paso las manos por mis ojos limpiando algunas lágrimas que empiezan a salir y las manos me tiemblan un poco. 
—Ya no eres débil, ya no vas a permitir que nadie más te lastime—me digo a mi misma—No puedes volver a caer en el mismo círculo tóxico del que tanto te costó salir.




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