TRES

Capítulo 03

Al finalizar el día escolar me ofrezco a llevarla a casa, pero me indica que su padre pasaría por ella así que solo la acompaño a la salida viendo como sube a su auto después de depositar un eso en mejilla y un suave golpe en la nuca sin previo aviso. 

Al voltear para tomar el camino hacia mi coche veo a Teresa recargada en este, con sus brazos cruzados elevando su busto. 

–Parece que te agradó mucho la nueva

–Teresa, no empieces que no tengo ganas de discutir –me acerco a ella

–Sigues enojado –afirma

–Es obvio

–Zac, era broma lo de…

–Ya lo dijiste antes, Teresa –la quito del coche para entrar a este –y la verdad es que ya no me importa, haces cada mierda y yo soy el que la tiene que solucionar por ti o dejarlo pasar

–Baby, porfi… ya no me odies, juro ya no abrir la boca 

–Y no lo harás porque una más y terminamos

–Si, si, lo que tu digas –me abraza antes de que entre al coche –no me odies, ¿sí?

Comienza con sus pucheros y no me queda otra que aceptarlos.

–¿Me llevas a casa?

–Sube

–Yei –aplaude

Todo el camino se la paso como chicle pegado en un zapato, no me quejo, ya que Teresa es ese tipo de chica que te calienta a cada nada. Es por eso por lo que cuando nos estacionamos en su casa subió a mi regazo contoneándose con mi ya creciente amigo, no la detuve, al contrario, la tomé de las caderas meciéndola para sentir más esa fricción de nuestros cuerpo. 

–¿Ya no estarás enojado?

–Sigue haciendo lo que haces con ese culito tuyo –le doy una palmada en su nalga –y ya no estaré enojado

Ella solo sonrió con malicia, me fue fácil su uniforme me estorbaba así que comencé desbotonando la parte superior de este para revelar su sostén color negro y bajar este para liberar sus pechos. Introduje uno de estos a mi boca, saboreándome de su piel tan exquisita ocasionando que Teresa se arqueara y con sus manos acariciar las hebras de mi cabello dando más presión entre su pecho y mi boca. 

La miraba desde donde estaba y me encantaba como sus ojos se cerraban ante el placer de solo tener uno de sus pechos en mis labios, lamiendo y mordiendo su pezón. 

–Zac… tócame –me pide –Zac, tócame abajo

Eleve su falda hasta su cintura viendo sus bragas del mismo color que su sostén de encaje. La acaricio por fuera de este y siento toda su humedad traspasar la tela.

–Ya estas lista, cariño

Hice a un lado sus bragas e introduje uno de mis dedos y con el pulgar tocar su punto más sensible de esta zona. 

Teresa ya no dijo nada, ella sola comenzó a hacer los movimiento requeridos para su placer sin dejar de rozar mi erección, me tomó del cuello de mi playera para acercarme a ella y besarme con deseo, podía sentir la batalla campal que daban nuestras lenguas, dando un buen ritmo mientras Teresa se seguía moviendo en mi mano, agregue un dedo más y eso la volvió loca, no dejaba de gemir a cada nada, sus manos de repente estiraban mi cabello demostrando lo cerca que estaba así que decidí sacas mis dedos de su interior.

–¡HEY! –me golpe el hombro –aun no terminamos –dice agitada

–Lo sé –abro la bragueta de mis vaqueros soltando mi duro tronco –, pero yo aun ni empiezo

Coloco mi miembro en su entrada sintiendo como me aprieta en el interior haciéndome enloquecer.

–Solo por esta vez será sin condón –ella asiente –al terminar toma la pastilla que no queremos sorpresas

–Si, lo que tu digas

Y así sin más hacemos de esto algo rápido para no hacerlo tan incomodo en este espacio pequeño. Teresa gime a cada nada, sube y baja con mi miembro dentro de ella sintiendo como ella llega al éxtasis apretándome en su interior para llegar al mío y terminar con esto de una ves por todas. 

Sin aire que nos controle la respiración decide hablar. 

–Podemos entrar a casa y hacerlo bien –comienza besando mi cuello

–No –la quito de mi regazo y guardo mi miembro colocándolo en su lugar –tengo que irme

–Esta bien, no te molesto más –se acomoda la ropa y toma sus cosas –te amo, nos vemos mañana

–No se te olvide la pastilla, Teresa

–Si, si